La comunidad espacial española se moviliza ante el anteproyecto de Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación de Diana Morant

La ministra de Ciencia se apropia de la futura Agencia Espacial Española

PHOTO/MICI - La ministra Diana Morant ha tomado la iniciativa en la creación de la Agencia Espacial Española y quiere situarla cuanto antes bajo el paraguas de su departamento

La titular de la cartera de Ciencia e Innovación, Diana Morant, ha cogido la sartén por el mango y ha asumido el liderazgo para crear la Agencia Espacial Española que propugna la Estrategia de Seguridad Nacional, aprobada el 28 de diciembre por el Gobierno de coalición del presidente Pedro Sánchez. Es una alternativa viable.

Pero el modo en que la exalcaldesa de Gandía (Valencia) y ministra desde hace seis meses ha dado a conocer que toma el mando ha causado sorpresa, perplejidad e incluso estupor en buena parte de la comunidad espacial española, que aspira a tener una institución oficial con la menor burocracia posible y que consuma los mínimos recursos del escaso presupuesto nacional dedicado al espacio.

A Diana Morant se le atribuye “falta de tacto”, lo que ha levantado reacciones, en especial entre los responsables de asuntos espaciales del Ministerio de Defensa y otros departamentos, la industria e incluso el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Sus directivos estaban a la espera de ser convocados a la primera reunión de un Grupo de Trabajo ad-hoc encargado de definir de manera consensuada el modelo de Agencia y ahora han hecho sonar las alarmas.

Acompañada por la titular de Defensa, Margarita Robles, la ministra Diana Morant y la secretaria general de Innovación, Teresa Riesgo (izquierda), a mediados de septiembre visitaron el INTA, donde fueron informadas en detalle por su director general de la capacidades espaciales del Instituto

Y es que la ministra ha dado una especie de golpe de mano y se ha arrogado la potestad de autorizar el nacimiento de la organización nacional que en un futuro próximo se va a dedicar en exclusiva a los asuntos exo atmosféricos. Y como corolario, plantea situar bajo el paraguas de su departamento ‒esa es su propuesta‒ a la criatura espacial que todavía está en sus primeras semanas de gestación y nadie sabe cuándo se producirá el alumbramiento.

Ambas medidas están recogidas en el anteproyecto de la nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, documento que el 18 de enero ha visto la luz y que ya se ha difundido de manera oficial a los distintos Ministerios del Ejecutivo, para que hagan sus observaciones, comentarios y alegaciones.

Un tema que exigirá una profunda coordinación son los temas espaciales del Ministerio de Defensa. Los satélites de comunicaciones seguras y de observación radar como el Paz (en imagen) incorporan tecnologías que lleva el sello de secreto
Involuntaria o consciente ausencia de la debida coordinación inicial

El texto también se ha hecho público para cumplir el preceptivo trámite de audiencia e información pública y, de ese modo, posibilitar la participación de ciudadanos y organizaciones del sector. Entre ellas, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) que preside Ricardo Martí Fluxá y de la Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas (AESMIDE) que encabeza Gerardo Sánchez Revenga.

El borrador de la nueva Ley ve la luz menos de un mes después de la publicación del Real Decreto que aprueba la Estrategia de Seguridad Nacional ‒una de cuyas líneas de acción es crear la Agencia Espacial Española‒ y confirma que la organización espacial nacional tendrá “carácter de agencia estatal”. También concreta que sus fines serán fomentar, ejecutar y desarrollar la investigación y la tecnología, innovar en el ámbito del espacio y coordinar la política espacial nacional en los ámbitos de la seguridad, la observación de la tierra, la geo localización y las comunicaciones.

Hace hincapié en que tal coordinación será “plena” con la Agencia Espacial Europea (ESA) y con las políticas y programas espaciales de la Unión Europea. También establece que asignará los recursos públicos “de forma competitiva y eficiente”, que efectuará el “seguimiento e impacto” de las actuaciones que financie y que “asesorará” en la planificación de las acciones y políticas de I+D+i de la Administración del Estado. 

El influyente ministro de Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior de Portugal, Manuel Heitor, ha impulsado el sector espacial del país vecino. En la imagen, en una reunión a finales de 2021 con la española Diana Morant para tratar asuntos aeroespaciales de interés común

El anteproyecto expresa que la implantación de la Agencia se realizará “sin aumento de gasto público”, y que los estatutos de la nueva institución deben ser aprobados por el Gobierno “en el plazo máximo de un año”. En resumen, el borrador inicial de la citada Ley deja constancia de la celeridad que la ministra Morant y su secretaria general de Innovación, Teresa Riesgo ‒heredada del equipo del ex ministro Pedro Duque‒ quieren imprimir a la constitución de la nueva organización nacional.

Al ser el espacio ultraterrestre un ámbito transversal, con empresas, ministerios e instituciones públicas y privadas que hacen las veces de entidades tractoras, ejecutoras, usuarias y son beneficias de fondos públicos, los directivos consultados expresas pareceres diversos. En su mayoría se muestran “defraudados” y consideran que el componente espacial del anteproyecto “no se ha coordinado lo suficiente antes de ver la luz”. 

La comunidad espacial nacional aspira a tener una institución oficial con la menor burocracia y gasto interno, muy alejada del modelo del CNES francés, cuya sede central está en París

Los directivos del sector hacen conjeturas sobre si la propuesta de Diana Morant goza o no del visto bueno de las otras ministras con competencias en asuntos espaciales ‒Teresa Rivera (Transición Ecológica), Margarita Robles (Defensa), Raquel Sánchez (Transportes) y Reyes Maroto (Industria) y del plácet inicial del presidente del Gobierno. Algunos entienden que antes de hacer público el borrador, su parte espacial se debía haber tratado en la Comisión Interministerial de Política Industrial y Tecnológica del Espacio, creada en enero de 2015, de vida vegetativa y que no ha sabido tomar cartas en el asunto.

Otros confiaban en que la Agencia Espacial “ascendería un escalón” en el rango administrativo. Aspiraban a que los asuntos espaciales pasaran de depender de cinco Ministerios a situarse bajo la egida de la Presidencia del Gobierno o, en su defecto, del Ministerio de la Presidencia. De ese modo, queríamos “evitar el peligro de que, a pesar de la existencia de la Agencia, alguno de los ministros con más influencia siguiera su propio parecer al margen del criterio general”, explica uno de los consultados que, como el resto, declinan que figure su nombre o cargo.   

Javier Ponce (derecha) es el director general del CDTI, la organización del Ministerio de Ciencia e Innovación responsable de la gestión y representación de España en la ESA y la institución que más dinero invierte en innovación espacial.

También los hay que se muestran de acuerdo con la medida unilateral de Diana Morant y con el contenido del anteproyecto. La cartera de Ciencia e Innovación es la que más invierte en espacio, del orden de los 550 millones de euros al año, “lo que representa más del 80% de lo que dedica España al espacio”, aseguran. Lo hace a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), responsable de la gestión de los presupuestos españoles en la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la presencia nacional en los programas espaciales de la Unión Europea. 

Todos coinciden en que se está en los prolegómenos y que las grandes cuestiones están sobre la mesa, entre ellas la forma en que los temas espaciales con el sello de secreto del Ministerio de Defensa se vincularán con la nueva Agencia. Sin excepciones, se inclinan por constituir un modelo de organismo con “visión global”, con “vocación y capacidad” de gestionar programas nacionales, “pero dejando de lado ambiciosos proyectos propios”.

La industria espacial nacional está en una etapa de crecimiento que una Agencia Espacial debe consolidar y potenciar. La imagen muestra el satélite de observación Ingenio, construido en Madrid y perdido en noviembre de 2020 a causa de un fallo del lanzador europea Vega

En esencia se trata de dar vida a una “pequeña” organización de profesionales, uno de cuyos primeros pasos sería definir un Plan Nacional del Espacio del que España todavía carece. La Agencia Espacial Española tiene muchos retos y obstáculos ante sí y el Gobierno tiene una oportunidad de oro para hacerlo bien. Estar en el seno del Ministerio de Ciencia e Innovación es una alternativa razonable, pero la ‘finezza’ aconseja que algunos veteranos organismos no hayan debido quedar al margen de la iniciativa de Diana Morant. “Se trata de constituir una Agencia Espacial no un CDTI 2”, resume un directivo. Y eso lo sabe todo el sector, en especial el CDTI.

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