Estados Unidos refuerza sus comunicaciones espaciales desde Madrid para asegurar sus nuevas misiones marcianas y lunares 

La NASA cuenta con España para velar por el desembarco de astronautas sobre la Luna 

PHOTO/INTA - El director del complejo espacial de Robledo de Chavela, el general del Cuerpo de Ingenieros del Aire Moisés Fernández, sostiene la llave simbólica que el 21 de enero puso en servicio la antena DSS-53 de 34 metros de diámetro, con la que Madrid se convierte en el principal centro de comunicaciones espaciales de la NASA  

España está posicionada del lado de Estados Unidos desde los inicios de la competición espacial a mediados de los años 50. Nuestro país tuvo un papel esencial en el programa Apolo, que logró llevar astronautas norteamericanos en seis ocasiones hasta superficie de la Luna y devolverlos con éxito a la Tierra entre julio de 1969 y diciembre de 1972. 

Y sí la contribución española resultó clave hace medio siglo para demostrar la superioridad tecnológica de Washington sobre Moscú, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) se ha fijado de nuevo en España para que vuelva a jugar un protagonismo semejante en el nuevo desafío que se le plantea. 

PHOTO/Juan Lobo-MDSCC - Denominado oficialmente Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Madrid, tiene en servicio cuatro enormes antenas de 34 metros y una gigante de 70 metros para el seguimiento de una veintena de sondas espaciales que viajan por el cosmos a millones de kilómetros de la Tierra 

No se ha declarado de manera oficial pero la carrera espacial entre Estados Unidos y China es una realidad. El principal campo de batalla vuelve a ser la Luna, el astro sobre cuya superficie ambos países quieren ser los primeros en posar a sus astronautas durante la presente década, tras cerca de 50 años sin presencia humana. 

La razón que ha llevado a la dirección de la Agencia norteamericana a apostar de nuevo por España es la estratégica posición geográfica que ocupa el importante complejo de comunicaciones de muy largo alcance que la NASA posee en Robledo de Chavela, a unos 60 kilómetros al oeste de Madrid. 

PHOTO/INTA - Técnicos del departamento de Antenas de Robledo de Chavela realizando el meticuloso ajuste de los paneles que recubren la nueva antena parabólica DSS-53 de 34 metros de diámetro 

Allí se acaba de inaugurar y ya está en servicio una gran antena parabólica, que se ha sumado a las cuatro que ya están en pleno funcionamiento. Las cinco están dedicadas a mantener el enlace de forma permanente con el creciente número de misiones robóticas de exploración del Sistema Solar, con la finalidad de efectuar su control y ejercer su seguimiento a través del cosmos.  

Robledo de Chavela es el más importante de la NASA  

Pero no solo eso. La razón última de la instalación e inmediata activación de una cuarta gran antena en Robledo de Chavela es anticiparse al futuro. La NASA quiere tener preparadas las infraestructuras terrestres esenciales que deben velar por la buena marcha de las misiones tripuladas de su programa Artemis, que desde mediados de la presente década van a retornar astronautas norteamericanos a la Luna, junto a europeos y japoneses. Y más tarde saltarán a Marte, lo que como muy pronto ocurrirá a finales de los años 30 del presente siglo.  

La nueva antena está codificada DSS-56, mide 34 metros de diámetro y en su vertiente técnica va a transmitir y recibir señales en las bandas S y X y recibir ingentes cantidades de datos en las bandas K y Ka. Es semejante a otra que todavía está en fase de construcción llamada DSS-53, que está programada para entrar en servicio “a finales del presente año”, según han confirmado fuentes de la NASA.  

HOTO/NASA - La capsula Orión sin tripulación de la misión inaugural Artemis I debe demostrar la validez de las nuevas tecnologías aprobadas por la NASA antes de enviar una segunda misión con astronautas alrededor de la Luna 

Situadas en una instalación del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del ministerio de Defensa, las dos se han levantado en el marco del Acuerdo de Cooperación Científica suscrito en enero de 2003 entre los gobiernos de Madrid y Washington. Forman parte de un programa para ampliar y mejorar las capacidades de enlace, retransmisión y recepción de datos de la denominada Red de Espacio Profundo de la NASA o DSN (Deep Space Network). 

La DSN está constituida por tres centros localizados alrededor del mundo, que controlan en torno a una veintena de misiones espaciales, tanto de Estados Unidos como de otros países, por ejemplo, de Japón, Emiratos ‒la sonda Al Amal con destino a Marte‒, India y la Agencia Espacial Europea. 

La estación de seguimiento de Robledo de Chavela se denominado oficialmente Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Madrid y es conocida en el seno de la NASA por su acrónimo MDSCC. Junto con otra instalación semejante ubicada en Goldstone ‒en el desierto californiano de Mojave‒ y una más en las proximidades de Canberra (Australia), su gestión está encomendada al Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de Pasadena (California), una de las principales instituciones colaboradoras de la NASA. 

PHOTO/INTA - La nueva antena DSS-56 está acondicionada y dispone de equipamientos para transmitir y recibir señales en las bandas S y X y recibir ingentes cantidades de datos en las bandas K y Ka 
Con el muy difícil objetivo de 2024 

Con cinco antenas ya en funcionamiento en Robledo de Chavela ‒cuatro de 34 metros y una de 70‒ el complejo de comunicaciones español se convierte en el más importante de la NASA. Y cuando a finales del presente año se active la que ahora se está ultimando, el potencial de Madrid será el 50 por ciento superior al de Goldstone y Canberra, cada una con cuatro antenas, tres de 34 metros y una de 70. 

Con los tres centros situados en regiones geográficas muy bien elegidas, el largo alcance y amplio campo de visión de las antenas parabólicas permite que al menos una de las tres estaciones pueda establecer contacto con una nave espacial cuando se encuentra a más de 30.000 kilómetros de la Tierra, menos de 10 veces la distancia media entre la Tierra y la Luna. 

PHOTO/DSN - Imagen de ordenador en donde se refleja la actividad de todas las antenas de la Red de Espacio Profundo de la NASA a las 10:01 horas del sábado, 23 de enero de 2021. Una especie de halo sobre cuatro antenas españolas significa que están en funcionamiento. La antena cuya imagen se encuentra a la derecha y está representada con el número 56 es la nueva antena DSS-56 de 34 metros, que en esos momentos sigue a la misión SOHO de la ESA dedicada desde hace 25 años a estudiar las capas externas del Sol 

Además, desde cualquiera de los tres centros se puede actuar y orientar en remoto sobre las antenas de las otras dos estaciones. De ese modo, los técnicos madrileños controlan las antenas de Goldstone y Canberra durante el horario lectivo español.

Jim Bridenstine, el administrador de la NASA nombrado por Donald Trump, dejó su cargo el 20 de enero con el ruego al nuevo presidente Joe Biden de que mantenga el programa Artemis de retorno de astronautas a la Luna. Por el momento, Steve Jurczyk, un alto funcionario de la NASA, ejerce la responsabilidad de jefe interino de la Agencia y continúa con los planes establecidos. 

PHOTO/INTA - Para izar la estructura del reflector de la nueva antena DSS-56 de 34 metros de diámetro se requirió una grúa con una pluma telescópica de 77 metros, una maniobra compleja que exige una gran precisión 

Hasta que un nuevo director se haga cargo de la NASA, todas las actuaciones de Steve Jurczyk proseguirán con la vista puesta en la misión inaugural Artemis I. Se trata de la primera prueba de vuelo sin tripulación de la nueva capsula espacial Orión, cuya misión es situarse en órbita lunar para demostrar la validez de las nuevas tecnologías, entre ellas del Sistema de Lanzamiento Espacial de nuevo diseño y de los nuevos sistemas de despegue que se han habilitado en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral, Florida. 

Sin fecha todavía para el despegue de Artemis I, la posibilidad de que una primera misión con astronautas tenga lugar en 2024 resulta prácticamente imposible, salvo una aceleración del programa unida a un importante incremento del presupuesto. 

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