La coalición internacional liderada por Arabia Saudí y los hutíes se comprometen a cesar las hostilidades en los próximos dos meses

La ONU anuncia un alto el fuego en Yemen acordado por las partes

photo_camera AP/MARIMAN EL MOFTY - Un combatiente yemení respaldado por la coalición liderada por Arabia Saudí dispara su arma durante los enfrentamientos con los rebeldes Houthi en el frente de Kassara, cerca de Marib, Yemen

El proceso de paz en Yemen ha recibido un gran impulso siete años después del inicio de la guerra. Las partes beligerantes en el conflicto acordaron el viernes el establecimiento de un alto el fuego a nivel nacional que entrará en vigor este sábado a partir de las 19.00 hora local (16.00 GMT) y que durará ‘a priori’ hasta el próximo mes de junio. La tregua de dos meses esperada por las partes coincide, además, con el comienzo del mes sagrado de Ramadán.

“Agradezco a las partes por trabajar conmigo y mi oficina de buena fe y hacer los compromisos necesarios para llegar a este acuerdo. El objetivo de esta tregua es dar un descanso necesario a los yemeníes de tanta violencia”, anunció el enviado especial de Naciones Unidas para Yemen, Hans Grundberg, quien apeló al compromiso de la coalición internacional liderada por Arabia Saudí y la milicia hutí. “Y lo que es más importante, la esperanza de que es posible poner fin a este conflicto”.

El anuncio sorprendió a propios y extraños porque, dos días antes, los insurgentes yemeníes rechazaron la propuesta unilateral anunciada por la coalición internacional para un alto el fuego en el marco de la cumbre celebrada en Riad del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG), a la que no asistieron los propios hutíes. Estos, sin embargo, exigieron una serie de condiciones que parecen haberse cumplido: levantar el bloqueo y liberar a los prisioneros.

Hans Grundberg

La coalición, que controla los espacios aéreo y marítimo, levantará los bloqueos sobre el aeropuerto de la capital, Saná, y el puerto de Hodeidah, en el mar Rojo, controlados a su vez por los rebeldes. Podrán operar los vuelos comerciales y se permitirá el acceso de las embarcaciones a la costa, dos vías por las cuales podría entrar ayuda humanitaria para un país devastado por la guerra que sufre una de las mayores crisis humanitarias del planeta.

Las partes prolongarán las negociaciones para la reapertura de las carreteras en la ciudad sitiada de Taiz, al suroeste del país, según Grundberg. Y discutirán además un intercambio de prisioneros que involucraría a centenares de personas, entre las que se encuentran 16 saudíes, tres sudaneses y un hermano del presidente de Yemen, según Reuters. De estas dos condiciones depende una hipotética extensión del alto el fuego, o su quiebra por alguna de las partes.

“Ambos aceptaron detener todas las operaciones militares ofensivas aéreas, terrestres y marítimas dentro de Yemen y a través de sus fronteras”, subrayó el enviado especial de la ONU. El último cese de las hostilidades se produjo en 2016 en el marco de las conversaciones de paz en Suecia, que se reanudaron sin éxito en 2018 en un ambiente de desconfianza mutua. Desconfianza que Grundberg llamó a superar: “Todas las mujeres, hombres y niños yemeníes que han sufrido inmensamente durante más de siete años de guerra esperan nada menos que su fin”.

El secretario general de la ONU, António Guterres, aplaudió una decisión que debe suponer “el comienzo de un futuro mejor para el pueblo de Yemen”. Un respaldo al proceso que se materializó también desde Washington. La Casa Blanca celebró los avances, por el momento “insuficientes”, y puso en valor el rol de Arabia Saudí y Omán para el establecimiento del alto el fuego, así como el papel de Naciones Unidas.

Teherán se ha pronunciado al respecto. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, dijo esperar que con el comienzo del mes sagrado del Ramadán se pueda ver “una mejora de las condiciones humanitarias y un intercambio de prisioneros entre las partes en conflicto”, y mostró las altas expectativas del régimen de los ayatolás por encontrar una solución política al conflicto.

Irán es el principal aliado de la insurgencia yemení, a la que ha nutrido de armas, tecnología y formación militar a través de la Fuerza Quds, rama de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica, y de manera conjunta con Hizbulá y otras milicias afines de la región. Arabia Saudí y Emiratos, miembros principales de la coalición internacional, combaten del lado del Gobierno de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, reconocido por la comunidad internacional.

Yemen fue objeto en 2014 de una guerra fratricida entre clanes que llevaba gestándose, al menos, desde el año 2011 con la irrupción de las Primaveras Árabes. Pero la escalada del conflicto se convirtió en una guerra por delegación entre Riad y Teherán, entre suníes y chiíes, para mantener el dominio regional. Casi 400.000 personas han muerto desde entonces, unas 240.000 por inanición o falta de atención sanitaria.

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