La ONU pide una inyección económica extra para proteger a África del coronavirus
La actual pandemia del coronavirus está causando estragos a nivel mundial. Cada vez las cifras se acercan más al millón de contagiados y el número de fallecidos asciende ya a 42.000. Europa y China son las zonas más afectadas; aunque desde que llegó a Estados Unidos, este ya está a la cabeza en cuanto al número de contagios con más de 189.000. Visto el caos que el virus está generando en países desarrollados, la ONU quiere anticiparse y paliar las consecuencias tan catastróficas que la pandemia tendría en África y pide 100.000 millones de apoyo económico.
Vera Songwe, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de África de la Organización de las Naciones Unidas (UNECA), advierte a la comunidad internacional de que todavía se está a tiempo de evitar “una tormenta tan brutal” en África como la que se está produciendo en Europa y América por el coronavirus. Según recoge Europa Press, Sonwge señala que las próximas “dos o tres semanas” pueden ser “decisivas” y aplanar la curva para que, cuando llegue la oleada de casos al continente africano, “la tormenta no sea tan brutal como en Europa”.
Los datos de la ONU sostienen que el continente africano se lleva en torno al 1% del gasto mundial en salud, pero también soporta el 23% de la carga de enfermedades. Ébola, malaria, sarampión, VIH, tuberculosis...la lista de patologías que diezman al continente cada año es larga, lo cual provoca que su sistema de salud ya esté muy saturado de por sí. Un sistema sanitario con muchas deficiencias y saturado, un combo que puede ser letal si el brote de coronavirus llega al continente sin un plan de ayudas previo.
Songwe advierte de que África no ha sufrido nunca una crisis de la magnitud e intensidad como la del coronavirus, que afecta ya a más de 175 países. Por el momento, en el continente ya hay más de 4.000 casos, según las cifras que manejan los Centros de Control de Enfermedades Africanos. Por ello, la responsable de UNECA urge a anticiparse ya para evitar un desastre social, sanitario y económico en uno de los continentes en los que la población ya de por sí se encuentra en una situación vulnerable.
Ellen Johnson, expresidenta de Liberia, ha hecho un llamamiento a la solidaridad de todos y ha recordado lo aprendido durante la que fue la peor crisis del ébola en los años 2013 y 2014. En aquella crisis fallecieron más de 11.000 personas en varios países de África, un brote sin precedentes que contó con la colaboración de expertos de todo el mundo para frenarlo.
Johnson ha recordado que en aquel momento su petición fue escuchada y profesionales de todo el mundo acudieron a ayudar no solo a Liberia, sino al resto de países afectados por el Ébola. La expresidenta y también premio Nobel de la paz, resalta que gracias a la colaboración y la solidaridad de toda la comunidad internacional se pudo erradicar el brote, salvar muchas vidas y destaca también que a día de hoy existen varias vacunas experimentales contra dicha enfermedad, y otros medicamentos, que ayudan a frenar su mortalidad.
Ha querido recordar todos estos aspectos en una entrevista en la BBC para concienciar sobre la importancia de la solidaridad internacional para “hacer un llamamiento similar (al anterior) a los ciudadanos del mundo”. Johnson ha advertido que “es cuestión de tiempo que la pandemia azote al continente que está menos preparado para ella” y pide a todos actuar ya para “romper la cadena” y “achatar la curva”. Ha hecho también un ejercicio de autocrítica, pues ha admitido que, al igual que ha ocurrido en la pandemia del coronavirus, en 2013 se ocultó, minimizó y manipuló cierta información; lo que hizo perder tiempo y vidas, admite. Pero recalca que de esos errores aprendieron tanto su país como el resto que ayudó en aquella crisis.
Sin duda, tanto del brote de ébola de 2013 como de esta pandemia actual, el aspecto más llamativo ha sido la solidaridad, y así ha querido destacarlo también la expresidenta de Liberia. Para ella “lo que más le anima” ha sido comprobar las oleadas de solidaridad entre personas individuales, así como entre países compartiendo recursos, material sanitario, conocimientos... Una muestra de apoyo y solidaridad entre comunidades que la hace tener “una fe total”.