Oriente Medio desafía sin pausa a unas Naciones Unidas que no se pueden entender sin esta región. Y viceversa

La ONU y Oriente Medio: en la salud y en la enfermedad

AFP/ SALVATORE DI NOLFI - El Secretario General de la ONU Antonio Guterres

El conflicto árabe israelí fue su primera misión, aún irresuelta; Irak, un toque de atención y Siria, un nuevo cuestionamiento que no supera. "Oriente Medio es el espacio donde la ONU intentó entenderse a sí misma, poner en práctica sus principios y su carta", resume a Efe Karim Maqdisi, profesor de la Universidad Americana de Beirut y autor de "Cascos Azules. Naciones Unidas y mundo árabe", una recopilación cronológica de cómo esta región le ha forzado a una constante "reconceptualización".

Hoy la bandera azul y blanca de la ONU, los 4x4 con el acrónimo en inglés (UN) y los observadores militares se extienden por edificios, calles y fronteras de esta convulsa tierra y son reflejo de una omnipresencia tan valorada como rechazada.

Desde su nacimiento, su implicación en la zona ha estado llena de luces y sombras, especialmente por la acción e inacción de un Consejo de Seguridad que ha impedido la necesaria adaptación de instrumentos humanitarios o de pacificación que contienen la volatilidad de un contexto con fuerte carga geopolítica.

El nacimiento de la ONU y de Israel

El plan de partición de la Palestina del Mandato Británico, aprobado por la Asamblea General en 1947, fue rechazado por los árabes y estalló en un gran conflicto que tiene implicaciones hasta nuestros días.

"Es en el escenario árabe-israelí en el que la ONU desarrolla sus principales instrumentos de mantenimiento de la paz. Fue el primer lugar donde se envió un mediador, la primera misión de observación, la primera misión de mantenimiento de la paz, la UNTSO, que aún existe, y la primera agencia especializada, la UNRWA (agencia para los refugiados palestinos)", la mayor de la ONU, explica a Efe José Vericat, director regional del Centro Carter.

A este conflicto se dedicaron las primeras grandes decisiones de la Asamblea General y desde este escenario la ONU fue reaccionando ad hoc y conformando su estructura, no siempre prevista en su carta fundacional.

El diplomático sueco Folke Bernadotte fue en 1948 el primer mediador de Naciones Unidas y enviado a Jerusalén. Allí fue asesinado pocos meses después, preludio de las dificultades que encontraría la organización en los años posteriores. Cantidad de mecanismos, instrumentos, cuerpos y modus operandi que utilizó y utiliza la organización en todo el mundo son ramificaciones de este eterno conflicto, sobre todo en la construcción de paz.

El presidente de la Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria, Paulo Pinheiro (C) da una conferencia de prensa para presentar el último informe sobre la situación en Siria, el 2 de marzo de 2020 en Ginebra

En la UNTSO (Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua) se formó a personal que luego viajaría a otros puntos calientes y aquí se desarrolló un forma de intervención que se ha replicado por todo el mundo: el envío de tropas multinacionales al terreno con un mandato específico.

La UNRWA juega un papel importante en la defensa de los derechos de los refugiados palestinos y también ha sido clave para mantener viva su causa década tras décadas. En Oriente Medio, "la ONU está tan involucrada en crear el problema como en intentar buscar una solución", sentencia Vericat.

Pérdida de legitimidad en Irak

Desde el ataque a la sede de Naciones Unidas en Bagdad en 2003, los edificios de la organización se han tenido que pertrechar con vallas, guardias y ejércitos nacionales, como ocurre en Líbano, ilustra Maqdisi.

"Esto simboliza el cambio sufrido especialmente por las secuelas de 2003, la manera en la que la inseguridad política es percibida". En aquel ataque murió el representante de la ONU en Bagdad, Sergio Vieira de Mello, cuando los edificios de Naciones Unidas estaban aún relativamente expuestos.

Si bien la ONU no aprobó la invasión de Irak liderada por EE.UU., su intervención prácticamente al día siguiente de ser declarado el fin de la guerra llevó a gran parte de la población a percibirla como un aliado de la ocupación estadounidense.

Esa pérdida de legitimidad comenzó, según Maqdisi, con la imposición de severas sanciones a Irak en los años noventa, tras la invasión de Kuwait, aprobadas por el Consejo de Seguridad, que hasta entonces solo había aplicado de forma parcial en otros países pero que en el caso iraquí excedió para muchos los límites humanitarios. "Generó mucha crítica y luego tuvo que adaptarse a una versión mejor o más humana de este tipo de sanciones", explica.

De este modo, sitúa a Irak como otro espacio importante de cómo, tras la Guerra Fría, la ONU se desarrolló, tanto con las sanciones como en la respuesta humanitaria hacia los refugiados.

La agencia para los refugiados (ACNUR) jugó un importante papel que recientemente tuvo en Siria un nuevo reto, incluido el desplazamiento de personas por las atrocidades del Estado Islámico (EI), que le obligó a hacer frente a la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial.

Siria, hacia el rol tradicional

Las revueltas árabes que comenzaron en 2011 sacudieron de nuevo a la región y a las organizaciones que trabajan en ella. El conflicto sirio generó un flujo masivo de refugiados ante el que todos pusieron la vista en ACNUR, legitimado por la gestión en Irak, para reaccionar a una crisis de semejantes dimensiones. Pero abrió otras cuestiones.

"Hubo un número de agencias de la ONU que por su naturaleza tenían que lidiar con el Gobierno (de Bachar Al Asad) para el reparto de comida o ayuda. La crítica fue que la ONU estaba legitimando al Gobierno (acusado de represión) y muchos exigieron rutas alternativas", recuerda Maqdisi.

Así, Siria pasó a ser otro "campo de batalla sobre cómo la ONU iba a reconceptualizarse a sí misma", evitando al Gobierno en favor del apoyo de la gente, la sociedad civil. El debate en aquel momento pareció terminar en el "papel tradicional" de la ONU de colaborar con los gobiernos existentes independientemente de su legitimidad.

La discusión no está cerrada y la reciente crisis en Líbano por la explosión en el puerto de Beirut ha devuelto la demanda de que se salte a los gobiernos corruptos y se deriven las ayudas directamente a la sociedad. "Creo que muchos del Consejo de Seguridad no quisieron (replanteárselo). No hay suficiente interés, y eso incluye a EE.UU., Rusia y China (con capacidad de veto)", explica Maqsidi sobre las limitaciones de la agencia para redefinirse.

Sirios desplazados, en un campamento en Kafr Lusin, en la provincia noroccidental de Idlib, Siria.
Los sesgos del Consejo de Seguridad

Los miembros del Consejo de Seguridad tienen fuertes intereses nacionales en Oriente Medio, donde todos sus miembros, excepto China, tienen lazos históricos. Este órgano podría haber hecho más en la zona pero, una y otra vez, ha estado condicionado por los vetos -o posibilidad de veto- a sus resoluciones. Destaca EE.UU., que, con su férrea defensa de las posturas de Israel, ha vetado hasta 40 resoluciones.

La polarización dentro del Consejo lo ha dejado falto de acción y ha llevado a los Estados árabes a recurrir cada vez más a la Asamblea General y a otras instituciones de la ONU (como el Consejo de Derechos Humanos), con el riesgo de que estas sean "colonizadas" por el conflicto y sus ramificaciones.

Éxitos y fracasos

Oriente Medio, y más que ninguno el conflicto palestino israelí, ha puesto de manifiesto uno de los graves problemas de la organización: su imposibilidad para hacer cumplir sus propias resoluciones, tanto las del Consejo (vinculantes) como las de la Asamblea (que no lo son)

Uno de los primeros ejemplos es la Resolución 181, que daba luz verde a la partición, solo parcialmente cumplida 73 años después y muchos de cuyos mandatos quedaron en el olvido (Corpus Separatum de Jerusalén, fronteras, etc). Y, desde la 181, suma y sigue.

Las fuerzas de pacificación en la región, por su parte, han hecho valiosas aportaciones, en buena medida por permitir a las partes rebajar la tensión salvando la cara. Un fallo que se ha puesto de manifiesto es su prolongación en el tiempo. Hoy, la ONU reconoce que las misiones de paz deben tener desde el primer momento una estrategia de salida, para no convertirse, como ha ocurrido en Oriente Medio, en parte del paisaje.

Otro debate interesante es la crítica de quienes consideran que la ONU pueden contribuir a congelar un conflicto, mantenerlo irresoluble. Al desaparecer la violencia militar y cubrirse las necesidades humanitarias, las partes involucradas pueden perder la motivación necesaria para hacer concesiones para una paz más duradera.

El teniente coronel Jonathan Conricus, hoy portavoz del Ejército israelí y que fue el primer soldado israelí destinado en la sede de la ONU de evaluaciones de pacificación, reconoce que el mandato de estas fuerzas es imperfecto, pero destaca que tienen atribuciones positivas como mecanismo de enlace y desconflicto y que ayudan a las partes a desescalar situaciones. Un efecto fundamental, porque "la realidad en el terreno no se refleja en los informes" del Consejo de Seguridad.

El buen funcionamiento de una misión no garantiza el éxito del objetivo final. Como subraya a Efe Judy Hylton, portavoz de UNTSO, "el mantenimiento de la paz no puede funcionar si hay divisiones en el Consejo de Seguridad y entre los actores clave que tienen influencia sobre las partes para que obedezcan los acuerdos. Arreglar esto, va más allá de nuestra capacidad".
El hecho de que, 74 años después, el conflicto palestino-israelí siga existiendo, es un doloroso y patente recordatorio de sus fracasos.
 

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato