La OPS prevé más de 438.000 muertes en América Latina durante los próximos tres meses

“Se espera que América Latina y el Caribe tengan más de 438.000 muertes por coronavirus durante los próximos tres meses”. Con estas palabras, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y directora regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Carissa F. Etienne, advertía este martes, basándose en las proyecciones del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, de que “si persisten las condiciones actuales”, el número de decesos en octubre podría superar los 400.000. 

La OPS ha afirmado que el pico de contagios en Latinoamérica se producirá en distintos momentos. Así, Chile y Colombia podrían alcanzar su punto máximo durante los próximos días; mientras que Argentina, Bolivia, Brasil o Perú constatarán su pico en el mes de agosto. “En Centroamérica y México será a mediados de agosto, aunque en Costa Rica se espera para octubre”, ha señalado. 

“Es importante enfatizar que estas proyecciones se cumplirán solo si persisten las condiciones actuales”, ha puntualizado antes de incidir en que las distintas naciones de América Latina tienen el poder de cambiar estas predicciones “si toman las decisiones correctas e implementan estrictas medidas probadas de salud pública”.

Durante esta rueda de prensa, Etienne ha informado de que las islas de San Bartolomé, Anguila, San Pedro y Miquelón, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Aruba, Sint Maarten, Islas Vírgenes Británicas, Bonaire, San Eustaquio y Saba, Granada y Santa Lucía llevan más de 14 días sin notificar casos. Sin embargo, ha pedido a estas regiones que permanezcan atentas durante los próximos meses, por si surge un nuevo rebrote.  “El coronavirus solo será derrotado a través de una cooperación y acción regional concertada. Aunque nos alegramos cuando un país aplana con éxito su curva epidémica de la COVID-19, el riesgo de resurgimiento siempre existirá a menos que aplanemos la curva a nivel regional y global”, manifestó el pasado 24 de junio. 

Este patógeno se ha propagado a un ritmo bastante rápido entre mayo y junio, hasta tal punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a finales de mayo al continente americano nuevo centro de la pandemia, después de que esta región superara a Europa en número de casos. A la hora de hablar de reaperturas, la directora de la OPS ha instado a los países que planean relajar las medidas de salud pública a “adoptar un enfoque escalonado basado en las condiciones locales”, así como que estén preparados para “imponer nuevamente medidas preventivas si la situación epidemiológica cambia”. 

Etienne ha hecho hincapié en la necesidad de pensar tanto a nivel nacional como local y basar las decisiones en los últimos datos. “Cuando más granular sea nuestra comprensión de dónde ataca el virus, más dirigida será nuestra respuesta”.  “Como estamos viendo, los países, estados y ciudades que no adoptan medidas preventivas o relajan las restricciones demasiado pronto pueden verse inundados de nuevos casos”, ha aclarado. 

“Para entender verdaderamente el impacto del virus, y planificar más eficazmente lo que viene a continuación, es importante mirar más allá de los datos regionales y nacionales y centrarse en el nivel local”, ha indicado tras anunciar que se han notificado 5,1 millones de casos y más de 247.000 muertes provocadas por el coronavirus en el continente americano hasta el 29 de junio. “El tiempo es crítico”, ha insistido, al mismo tiempo que ha reiterado que “a nivel nacional o local debemos abrir gradualmente, adoptando un enfoque escalonado que se base en una sólida vigilancia, datos y una mayor capacidad de seguimiento de contactos y pruebas”. 

“A menudo escuchamos sobre el número de casos en grandes países como Brasil, México o Estados Unidos sin la apreciación de su considerable diversidad social y geográfica. De hecho, conviven múltiples curvas epidemiológicas tanto dentro de nuestra región como dentro de cada país, y las respuestas de salud pública deben adaptarse a estas situaciones específicas”, ha manifestado. 

Los elevados índices de inequidad y pobreza en América Latina, las fallas en el sistema de salud o las recientes políticas de austeridad implementadas en varios países han llevado a América Latina al borde del abismo. La región registró oficialmente su primer caso el pasado 26 de febrero en Brasil. El patógeno que paralizó el viejo continente empezó a hacerlo de forma silenciosa en América Latina. En este escenario, países como Perú, Salvador, Panamá, Argentina, Chile, Colombia o Venezuela comenzaron a aplicar diversas medidas para detener la propagación de esta enfermedad y reducir el número de contagios. La OPS teme que antes de que se relajen las restricciones “la transmisión en el área debería estar disminuyendo de manera sostenible, las muertes también deberían disminuir y las tasas de ocupación de las camas tendrían que ser bajas”. 

La directora de la OPS ha enumerado una serie de criterios para a reapertura que incluyen “pruebas oportunas, aislamiento de casos para reducir la transmisión, rastreo de contactos para encontrar personas infectadas y aislarlas, acceso al equipo de protección personal y capacitación para los trabajadores de la salud, y, si fuera necesario, medidas de viaje para limitar las nuevas infecciones, como la detección, la búsqueda de casos y las cuarentenas, entre otras”.

Durante su intervención ha subrayado la necesidad de “tener pruebas”, pero también de “contar con los resultados de estas pruebas” para poder tener un panorama preciso de la situación en la región. “Cualquier persona con síntomas debe tener la orientación y el apoyo necesarios para reducir la posibilidad de transmitir a los demás”, ha dicho.  En cuanto al rastreo de contactos, la OPS ha señalado que “cuando está anclado a un sistema de atención primaria fuerte, puede ayudar a reducir el riesgo de transmisión entre las comunidades vulnerables”.

Asimismo, han destacado que el sistema de salud necesita suficientes camas hospitalarias y unidades de cuidados intensivos para proporcionar atención a casos graves, para poder iniciar así el proceso de reapertura.  La Organización Panamericana de la Salud ha donado durante los últimos meses casi cinco millones de pruebas de PCR a la región y ha obtenido más de 10 millones de pruebas en nombre de los países. Esta institución está trabajando directamente con los distintos estados y gobiernos locales “para analizar estas tendencias y ayudar a guiar la toma de decisiones”. “La OPS ha apoyado a los países en todos los aspectos de la respuesta, proporcionando orientación, capacitación y suministros”, han concluido.