La política expansionista de Pekín preocupa a la Alianza Atlántica, que va a responder al reto de Xi Jinping con el Concepto Estratégico de Madrid

La OTAN ultima los preparativos para situar a China en su punto de mira

PHOTO/NATO - El mandato del secretario general de la Alianza, el noruego Jens Stoltenberg, caduca en septiembre. Su relevo, que bien podría ser la primera mujer al frente de la OTAN, es posible que se dé a conocer a finales de junio en Madrid.

Su nombre ya figura en la Estrategia Nacional de Seguridad de Estados Unidos del año 2017 publicada por la Administración Trump. Lo volverá a estar en la de 2022, cuya definición ultima la Administración Biden. Y en un plazo muy breve su nombre también se plasmará en el Concepto Estratégico de la OTAN que está a punto de ver la luz.

Será en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 países que conforman la Alianza, que se celebrará en la capital de España dentro de tres meses ‒los días 29 y 30 de junio‒, coincidiendo con el 40 aniversario de la adhesión de España al Tratado del Atlántico Norte. Los aliados llevan más de medio año preparando la agenda política que se sancionará en Madrid y a la que en su reunión del 24 de marzo en Bruselas aportaron sus directrices finales.

El Concepto Estratégico es el documento que evalúa el entorno y define los desafíos de seguridad que la Alianza contempla en el horizonte. Es una especie de hoja de ruta de un escenario que se caracteriza por una “creciente competición geoestratégica y una inestabilidad generalizada”. Traza las principales líneas de acción que debe seguir la OTAN para adaptarse a la nueva realidad que se avecina, que los análisis de prospectiva contemplan como “más impredecible, más disputado y peligroso”.

El poderío que Xi Jinping ha sabido imprimir a las fuerzas militares terrestres, navales, aéreas ciber y espaciales de China es apabullante. Sus más de 1 millón de efectivos han sido dotados con sistemas de armas de calidad

No cabe duda de que Moscú y Kiev centran ahora la atención del mundo entero ‒en particular, de la Alianza Atlántica‒ y que Rusia es la potencia a la que hay que parar los pies en su invasión de Ucrania. Pero Estados Unidos ha puesto el foco en China, su principal competidor global, la nación a la que considera como su potencial amenaza a medio y largo plazo y que compromete su seguridad nacional.

China y no Rusia ‒que también, pero en menor medida‒ es la principal preocupación del secretario de Defensa del presidente Joe Biden, el general Lloyd J. Austin III, de 68 años, y del consejero nacional de Seguridad, Jake Sullivan, de 46 años. Esa prevención hacia el gran país asiático la comparten ambos políticos norteamericanos con el secretario general de la Organización Transatlántica, que desde octubre de 2014 es el noruego Jens Stoltenberg, de 63 años. 

El poderío que Xi Jinping ha sabido imprimir a las fuerzas militares terrestres, navales, aéreas ciber y espaciales de China es apabullante. Sus más de 1 millón de efectivos han sido dotados con sistemas de armas de calidad
Implantar nuevas medidas de disuasión y hacia el 2%

Primer ministro de Noruega durante 9 años en dos periodos (200-2001 y 2005-2013) y antes ministro de Economía de su país (1996-1997), Stoltenberg es el impulsor del nuevo Concepto Estratégico en el que saldrá retratada por vez primera la República Popular China, a pesar de que geográficamente queda lejos de Europa, pero no así sus largos tentáculos y redes de influencia.

Actor económico, industrial, tecnológico y militar de primera magnitud y en expansión desde hace décadas, China es una potencia nuclear con una presencia global indudable, a la que hay que prestar una atención muy especial. Posee una elevada capacidad para perturbar el equilibrio en distintas regiones del escenario geoestratégico internacional y, por tanto, es un serio contrincante que la OTAN va a tener muy en cuenta dado su enorme poderío en los dominios terrestre, naval, aéreo ciber y espacial.

La vicesecretaria general adjunta de Diplomacia Pública, Carmen Romero ‒la española de mayor rango en la estructura de la Alianza‒, en una reciente videoconferencia celebrada en el marco del Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (INCIPE), confirma que el posicionamiento “crecientemente asertivo” de China en la escena internacional y su “cada vez mayor influencia global” suponen un “desafío sistemático para la seguridad, para las democracias y también para el modo de vida de los aliados”. 

En su reunión extraordinaria del 24 de marzo en Bruselas, los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 países de la OTAN dieron sus directrices finales a la nueva estrategia transatlántica. Segundo por la izquierda, el presidente Pedro Sánchez

¿Cuál va a ser la denominación que asignen la Alianza a la cada vez mayor pujanza de China? Ese es el secreto más celosamente guardado en los ordenadores a prueba de hackers del Cuartel General de la OTAN en Bruselas. Salvo filtraciones interesadas, hasta dentro de 90 días no se conocerá si los aliados califican a China como una “amenaza” ‒muy improbable‒ o utiliza algún eufemismo que venga a significar algo muy semejante, pero sin expresarlo tan a las claras. Por ejemplo, ¿reto sistémico? ¿desafío sistémico?

¿Y cómo va a responder la Alianza al órdago de Pekín? No es nada sencillo. Por de pronto, los socios que se comprometieron en la cumbre de Gales de 2014 a incrementar sus presupuestos de defensa hasta el 2 por ciento de su PIB, y que todavía no han dado ni un sólo paso en tal sentido, tendrán que comenzar a hacerlo, como es el caso de España. Y como organización defensiva, la OTAN deberá iniciar un largo camino para establecer medidas preventivas de disuasión frente al expansionismo de Pekín, tanto en el continente europeo como en aquellas áreas geográficas en los que chocan los intereses de Estados Unidos, Canadá y sus aliados euro-atlánticos.

El incremento de la presencia naval que China ha sabido dar a su flota de superficie y submarina se manifiesta paso a paso en todos los océanos del mundo
Rusia y China son dos serios contrincantes

Es evidente que la inminente nueva estrategia atlantista no deja de lado al Kremlin. La invasión de Ucrania por Rusia ha transformado el entorno de seguridad de la OTAN, a la vez que ha modificado de forma total su relación con Moscú, situación a la que la Alianza ha respondido con “decisión y unidad”, subraya Carmen Romero. Ahora, los 30 aliados tienen que asumir que enfrente tienen a dos fornidos contrincantes que complican el futuro, donde también entran en juego las tecnologías disruptivas y las asociaciones con terceros países y organizaciones.

Una de las muchas medidas tomadas por la Alianza Atlántica frente a Rusia consiste en reforzar aún más las capacidades militares en su flanco Este. Si ya se habían enviado Grupos de Combate multinacionales a Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, ahora se han fortalecido también las fronteras de Eslovaquia, Bulgaria, Hungría y Rumanía. Eso supone tener desplegados un total de 8 Grupos de Combate desde el mar Báltico al mar Negro ‒en torno a 5.000 efectivos‒, además de posicionar unidades de Policía Aérea en ambos escenarios.

Los líderes aliados han pedido a los altos mandos de la Alianza que desarrollen nuevos planes de seguridad y defensa que permitan poner en marcha medidas concretas para reforzar a largo plazo las fuerzas militares combinadas

Por un lado, Estados Unidos y la OTAN han cursado un claro mensaje a Pekín, en el que le conminan a abstenerse de brindar apoyo económico o militar al esfuerzo bélico de Rusia. En paralelo, instan a Xi Jinping a utilizar “su influencia significativa con Moscú para promover una resolución inmediata y pacífica”. China comprende la segunda demanda, pero no la primera. Argumenta que Washington y la Alianza apoyan sin fisuras a Ucrania y le envían sistemas de armas para su defensa. En cambio, rechazan de plano que Pekín auxilie a Moscú. 

El Concepto Estratégico que se alumbrará en Madrid dentro de 90 días dará carpetazo definitivo al que continúa vigente hasta el día de hoy. Fue sancionado en Lisboa en noviembre de 2010, siendo secretario general de la Organización el danés Anders Fogh Rasmussen, y que la realidad del mundo en que vivimos ha dejado totalmente fuera de juego.

El Ejército de Tierra español tiene desplegados en Letonia un subgrupo táctico formado por carros Leopard 2 y vehículos de combate Pizarro, que han sido reforzados con una Unidad de Artillería, otra de Ingenieros y medios de apoyo logístico

Bajo el lema “Compromiso activo, defensa moderna” (Active Engagement, Modern Defence), los entonces 28 aliados ‒Montenegro ingresó en junio de 2017 y Macedonia del Norte en marzo de 2020‒ asentaron el discurrir de la OTAN bajo tres pilares que se han demostrado sólidos: la defensa colectiva, la gestión de crisis y la seguridad cooperativa. Y también sobre un supuesto cuarto cimiento que, sin embargo, se ha demostrado endeble: contar con Rusia en calidad de socio estratégico. 

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