El Centro Espacial Kennedy de Florida ya trabaja en la integración de los lanzadores y cápsulas de las misiones Artemis II y Artemis III

La primera misión lunar de la NASA del siglo XXI ha sido un éxito, ¿y ahora qué?

photo_camera PHOTO/NASA - El mandamás de la NASA, Bill Nelson, satisfecho del éxito de Artemis I, muestra un muñeco astronauta Snoopy, junto a Vanessa Wyche, la directora del Centro Espacial Johnson, una vez que la astronave Orión ya ha amerizado

Bill Nelson, el jefe supremo de la Administración de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, la NASA, ha calificado de “rotundo éxito” la misión Artemis I, la primera de los últimos 50 años en orbitar la Luna, llegar unos miles de kilómetros más allá y regresar a la Tierra.

Los excelentes resultados preliminares obtenidos en el vuelo inaugural y no tripulado del ambicioso programa lunar Artemis confirman la viabilidad de los planes de la Agencia. El siguiente paso, la misión Artemis II, está vez con astronautas a bordo, no está programado hasta al menos el mes de mayo de 2024, aunque ya se especula que la NASA se plantea reprogramar su despegue para finales del citado año. 

Y eso que el primer vuelo tripulado del siglo XXI con destino al satélite natural de nuestro planeta azul se limitará a otro viaje de ida y vuelta. Artemis II todavía no supondrá un nuevo desembarco de astronautas norteamericanos sobre la superficie lunar. Poner los pies de nuevo sobre la Luna se reserva a la primera mujer y al primer hombre de color que vuelen en Artemis III, hacia finales de 2025, como muy pronto. Será el séptimo alunizaje, porque el sexto y último del siglo XX fue hace 50 años, en diciembre de 1972, con la misión Apolo 17. 

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Ya sea hacia mediados o finales de 2024, eso significa que transcurrirán alrededor de entre 18 y 24 meses entre el primer y segundo vuelo, y eso si no surgen incidencias que retrasen aún más la segunda misión lunar de la NASA. Y es que la prudencia y la seguridad son las premisas básicas cuando se trata de llevar humanos al espacio ultraterrestre y traerlos sanos y salvos.

La misión Artemis I se ha prolongado por espacio de 25 días y casi 11 horas  precisamente para recopilar una enorme cantidad de parámetros, datos e imágenes, muchos de los cuales ya están siendo analizados por los técnicos de la NASA y de sus empresas subcontratistas a lo largo y ancho de Estados Unidos.

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Elegir a los mejores entre casi medio centenar 

Los resultados de las comprobaciones y análisis tardarán muchos meses en arrojar conclusiones que puedan ser trasladadas a tareas concretas de ingeniería que redunden en mejoras significativas, “que deben abordarse y solventarse antes del despegue de Artemis II con astronautas a bordo”, recalcan desde la Agencia.

La tripulación serán cuatro astronautas, todavía no han sido designados ni los titulares ni mucho menos sus reservas. Pero la directora del Centro Espacial Johnson de la NASA, Vanessa Wyche, ha confirmado hace muy pocos días que los nombres de los elegidos “se darán a conocer a principios de 2023”. Su nombramiento oficial es primordial, porque a partir de ese momento comenzará su exhaustivo adiestramiento. ¿Dónde? 

Será en las posesiones de Wyche, en el Centro Espacial Johnson. Situado en Houston, estado de Texas, es el cuartel general de los astronautas de la NASA, donde se encuentran las instalaciones, laboratorios y simuladores para su completo entrenamiento. Con más de un centenar de edificaciones, fue rebautizado en 1973 en honor del presidente Lyndon B. Johnson, que ocupó la Casa Blanca tras el asesinato en 1963 de John F. Kennedy y prosiguió con el programa Apolo de alcanzar la Luna.

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Vanessa Wyche también ha confirmado que todos los hombres y mujeres que permanecen en activo en el Cuerpo de Astronautas de la Agencia, que suman 42, son candidatos para volar en la primera misión tripulada a la Luna del siglo XXI. Confirma lo expresado por el astronauta jefe, Reid Wiseman, que en agosto echó por tierra los planes del anterior administrador de la NASA, Jim Bridenstine, nombrado por Donald Trump, que había preseleccionado un grupo de 9 hombres y otras tantas mujeres  para las primeras misiones de Artemis.

Lo único que se sabe con certeza es que tres astronautas serán norteamericanos y uno canadiense. Es el resultado de un acuerdo suscrito en diciembre de 2020 entre la NASA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), por la contribución del Gobierno de Ottawa a aportar un brazo robótico ‒Canadarm 3‒ al futuro complejo orbital cislunar Gateway en el que también trabaja la NASA.

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Cuatro sistemas críticos

La CSA tiene cuatro astronautas en activo, tres hombres y una mujer. Ella es Jenni Sidey-Gibbons, ingeniera mecánica de 34 años. Otros dos son militares, los coroneles de la Real Fuerza Aérea Canadiense Jeremy Hansen ‒piloto de caza de 45 años‒ y Joshua Kutryk, piloto de pruebas de 40 años. El cuarto es el único que ha volado al espacio. Es David Saint-Jacques, de 52 años, ingeniero, astrofísico y médico de familia. 

El primer paso en firme para la reconquista norteamericana de la Luna concluyó hace diez días, cuando la cápsula Orión amerizó el 11 de diciembre en el océano Pacifico. Fue recuperada por el USS Portland de la Armada de Estados Unidos y depositada dos días después en la base naval de San Diego (California), desde donde viaja por carretera de noche y en un convoy especial hasta el Centro Espacial Kennedy (KSC), en la costa atlántica de Florida.

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La NASA había establecido para la misión Artemis I un total de 124 verificaciones principales. Pero, de todas ellas, solo cuatro tenían el calificativo de “críticas”. La primera, comprobar que el lanzador SLS es fiable para encaminar una misión a la Luna y más allá. La segunda, evaluar en el espacio todos y cada uno de los sistemas de la astronave Orión.

La tercera consistía en recuperar intacta la cápsula después del amerizaje. Y la cuarta y más importante: comprobar que el escudo térmico de Orión es capaz de asegurar la supervivencia de astronautas durante su reentrada en la atmósfera a velocidades del orden de los 40.000 kilómetros por hora. El administrador asociado para el Desarrollo de Sistemas de Exploración de la NASA, Jim Free, está a la espera de que Orión llegue a las instalaciones de Florida, donde será sometida a detallados análisis en su interior, exterior y software.

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Los ingenieros examinarán de cerca el escudo térmico formado por losetas de resina epoxi de fenol formaldehído con aditivos especiales y fibra de vidrio que protegió Orión de temperaturas de más de 2.600º centígrados mientras atravesaba la atmósfera de la Tierra. En el KSC ya se trabaja en la puesta a punto de los lanzadores SLS y las cápsulas Orión de Artemis II y III, que deben despegar antes de que el primer astronauta chino intente poner sus pies sobre el satélite natural de la Tierra.

El inspector general de la NASA, Paul K. Martin, en su informe al Congreso de finales de 2021, ha calculado que el coste total hasta 2025 supondrá un desembolso para las arcas federales de 93.100 millones de dólares. A lo anterior hay que añadir los costes de Artemis IV, a partir de 2027, Artemis V (2028) y hasta Artemis VIII, que es la que comenzará a colocar hacia 2031 los primeros eslabones de una base lunar permanente en el Polo Sur lunar. Pero esas misiones todavía quedan muy lejos y muchas incidencias pueden ocurrir hasta entonces.

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