La radicalización yihadista, protagonista en los cursos de verano de El Escorial

Maixa Rote

Pie de foto: Mesa con Florencio Domíguez, Sonia Ramos, María del Mar Blanco y Manuel R. Torres Soriano, en la inauguración del curso ‘Cómo prevenir la radicalización yihadista: prácticas exitosas, dilemas e incertidumbres’. PHOTO/JOTXO CÁCERES

Los cursos de verano que organiza la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial han incluido, en su espiral de actividades, el seminario ‘Cómo prevenir la radicalización yihadista: prácticas exitosas, dilemas e incertidumbres’. En esta ocasión, fueron las palabras del director del curso, Manuel R. Torres Soriano, las que inauguraron la sesión; en las mismas afirmaba que “al final, cuando hablamos de la prevención de la radicalización, estamos hablando de la mente humana”. A continuación, tomaron el relevo Florencio Domínguez, director de la Fundación Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo; Mª del Mar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y, por último, Sonia Ramos, directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio de Interior.

El evento arrancó a primera hora del lunes en el Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, resaltando la importancia de desarrollar las políticas de prevención de la radicalización violenta, mediante la detección y la actuación frente al surgimiento, el desarrollo y la extensión del terrorismo.

Posteriormente llegó la mesa redonda que llevaba por título ‘Un balance de las estrategias públicas de prevención de la radicalización’, la cual fue moderada por Víctor Valentín Cotobal, analista en Terrorismo del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO); David Cedena, jefe del Departamento de Inteligencia Estratégica en la Unidad Central Especial 2 de la Jefatura de Información; Jesús Hernández Álvarez, inspector jefe de la Policía Nacional; y Julio Andrade, director del Centro Internacional de Autoridades y Líderes de CIFAL-Málaga, dependiente de la Agencia de la ONU-UNITAR.

Pie de foto: Mesa redonda con David Cedena, Jesús Hernández Álvarez, Víctor Valentín Cotobal y Julio Andrade, en la ponencia ‘Un balance de las estrategias públicas de prevención de la radicalización’. PHOTO/JOTXO CÁCERES

La charla del primero de ellos giró en torno al Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta, que tiene como objetivo responder a la necesidad nacional del tratamiento de la radicalización violenta, mediante la identificación de la amenaza prioritaria y del colectivo de riesgo al que afecta. Este plan distingue tres ámbitos de actuación (interno, externo y ciberespacial) y se fundamenta en tres áreas que determinan el tipo de acción que debe llevarse a cabo: prevenir (antes de los hechos), vigilar (durante los hechos) y actuar (después de los hechos). Asimismo, Valentín Cotobal dio a conocer STOP-RADICALISMOS, una plataforma que pretende la comunicación de cualquier indicio de radicalización mediante tres vías: la página web, la app ‘Alertcops’ y el teléfono (900).

David Cedena, por su parte, trató el asunto de la lucha del terrorismo a largo plazo, en la que el factor ideológico es fundamental, puesto que no se basa en ideas temporales, sino que posee una base muy sólida. La sociedad de la información, bajo este contexto, ha aumentado la capacidad de difusión de estos pensamientos, según señaló el jefe del Departamento de Inteligencia Estratégica. Esto sucede porque “nuestras sociedades son vulnerables” y existe cierta facilidad para reclutar a las minorías. Es por ello por lo que es necesario desarrollar una línea de actuación. España, por ejemplo, es pionera desde el punto de vista de intervención penal y legislativa. Se ejerce una función de prevención y disuasión, que a veces lleva a la acción policial.

Seguidamente, tomó la palabra Jesús Hernández Álvarez, quien recalcó que la Policía Nacional presentó un proyecto europeo basado en diseñar una herramienta de recogida de datos que solventa la necesidad de estructurar los paquetes de información en los que se fragmentan los procesos de radicalización. Por otro lado, su discurso también encauzó las ideas en las que se basa la persuasión, arma de la que se valen los terroristas con asiduidad. Esta depende de dos aspectos: la motivación del receptor (ideológica, individual y situacional) y su capacidad para comprender el mensaje. El objetivo principal en este sentido es ser capaces de localizar aquellos grupos que son susceptibles de radicalizarse o de ser persuadidos: “tenemos que ser proactivos en esa búsqueda de información”, añadía. Para ello han diseñado tres tipos de actuación respecto a la comunicación entre receptor y emisor: el M-I (no hay ‘feedback’ directo), el M-II (están en contacto y se basa en la persuasión) y el M-III (en el que prima el intercambio de información).

“Todo lo que ocurre en el mundo tiene una afectación global”, señaló por su parte Julio Andrade.  Especialmente con las nuevas tecnologías, los grupos de captación online han aumentado considerablemente. La vulnerabilidad se produce, al fin y al cabo, por una crisis de identidad, por resentimientos reales o percibidos, por el extremismo online, por el apoyo de narraciones radicales y por el aprovechamiento de todo eso por parte del reclutador. Naciones Unidas observa cuatro pilares básicos al respecto: cómo se produce ese reclutamiento, cómo se previene y se combate, cómo se genera resiliencia en los países miembros y cómo actuar teniendo en cuenta la protección de los derechos humanos.

Tras estas intervenciones, el panel fue ocupado por Gunnar Weimann, investigador en la Universidad de Leiden, quien planteó “la dimensión religiosa en la prevención de la radicalización”. Pese a sus orígenes holandeses, el ponente demostró un gran control del idioma y admitió ante los asistentes que era la primera conferencia que hacía en español.                                                                                       

Weimann definió la religión como una comunidad contemporánea de individuos que comparten una identidad y fronteras, la cual también posee una experiencia histórica y una tradición literaria. Después, prestó especial atención a la diferenciación entre las facciones suní y chií del islam. Para ello, definió tres fases principales en su trayectoria: la primera, en la que la religión puede solucionar los problemas a la injerencia occidental, destacando personalidades como Sayyid Qutb (suní) y Jalal Al-e-Ahmad (chií); la segunda, basada en la instrumentalización de doctrinas clásicas del islam para fines políticos, con Abdullah Azzam (suní) y Ali Shariati (chií); y la tercera y última fase, aquella que contempla la reformulación de la doctrina, representada en el lado suní por Abu Muhammad al-Maqdisi, y por Ruhollah Khomeini, en el bando chií.

Por otra parte, en su significancia para Europa, la minoría de musulmanes europeos importan un discurso radical ya desarrollado, esto sucede en relación con los tres elementos fundamentales ya mencionados que definen una religión.

El director del curso y también profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel R. Torres Soriano, protagonizó la última de las conferencias de la mañana del lunes (aunque no del día), sobre las ‘lecciones aprendidas en la prevención de la radicalización online’; distinguiendo en este caso dos tipos de operaciones terroristas en España: aquellas cuya principal actividad se desarrolla en internet y todas las demás. En el primer caso, indicó que “los números de operaciones hubiesen sido muy distintos sin la intervención de internet”. Igualmente, dentro de esta tipología de actuación, se diferencian las que se dan a través de plataformas “duras” (que requieren conocimientos técnicos o aprendizaje) y las que lo hacen en plataformas “amigables” (cuya utilización es intuitiva). De esta manera, Facebook es, actualmente, la red social “predilecta para este tipo de activismo”.

La sesión de tarde se inició con la última charla del día, una mesa redonda acerca de las ‘certezas e incertidumbres sobre la radicalización terrorista’. Los conferenciantes en esta ocasión fueron el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de St. Andrews (Reino Unido), Diego Muro; el profesor de Ciencias Políticas y codirector del Máster en Prevención de la Radicalización de la Universidad de Barcelona, Xavier Torrens; y Luis de la Corte, profesor de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid.

Pie de foto: Mesa redonda con Diego Muro, Luis de la Corte y Xavier Torrens en la ponencia ‘Certezas e incertidumbres sobre la radicalización terrorista’. PHOTO/JOTXO CÁCERES

El primero de ellos planteó cuál puede ser el papel de las mujeres y las jóvenes en el extremismo terrorista y, asimismo, señaló que para que las políticas públicas en relación con este tema tengan éxito, han de cumplir dos características esenciales: ser efectivas y recibir apoyo social de cara a las campañas electorales.

Por otro lado, realizó un balance respecto a diversas cuestiones que ha materializado para los asistentes en forma de gráficos. Una de las principales conclusiones que se obtuvieron con este estudio fue que los países al sur del Mediterráneo sí creen que la pobreza es una de las causas más significativas para la aparición de acciones violentas y extremas; mientras que los que se encuentran al norte, no coinciden tan rotundamente. Esto demuestra que la percepción de las causas de la radicalización no son las mismas a nivel geográfico. Además, Muro planteó el papel de las ideas radicales como causa de ciertos comportamientos y la necesidad de atacar esas causas ideológicas para acabar con el terrorismo. Reconociendo que “no hay un único camino a la radicalización; es multicausal”.

Xavier Torrens tomó la palabra para aclarar que su marco de análisis contemplaría específicamente la fase preliminar de la acción terrorista, afirmando con vehemencia que “la realidad es que es un craso error creer que el terrorista yihadista va a ser una persona sin estudios, de barrios pobres y marginal”. Para comprender esto, es necesario tener en cuenta la dimensión psicológica, sociológica y de ciencias políticas, con gran relevancia de esta última. El discurso del odio está contemplado dentro de este ámbito y condensa el antioccidentalismo, el antiamericanismo y antisemitismo que lo caracterizan. De igual modo, la teoría de la conspiración y la legitimación de la acción violenta pertenecen a este contexto.

Pie de foto: Joaquín Goyache, nuevo rector de la Universidad Complutense de Madrid, junto a María del Mar Blanco , presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo. PHOTO/JOTXO CÁCERES

Torrens finalizó con la idea de que al igual que se trata de erradicar la islamofobia, ha de abordarse el problema del antioccidentalismo, pues es uno de los perpetuadores de la ideología terrorista.

La última participación corrió a cargo de Luis de la Corte, quien también moderaba la mesa. Su coloquio expuso las incertidumbres sobre la radicalización de la violencia, tales como las personas más vulnerables a ello, el problema de integración, los factores de protección o las dinámicas de desradicalización, desvinculación y desistimiento, entre otras. Así pues, mantuvo que “es un dogma indiscutido” el que, si una persona se convierte a esta actuación extrema, se debe a una mala integración.

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