El alza de precios de la energía, unido a la alta inflación, provoca descontento social en todo el continente

La reducción de gas ruso acentúa la crisis energética en Europa

photo_camera AFP/ JOE KLAMAR - Rusia, principal proveedor de gas de muchos países europeos, ha decidido cortar el suministro gasístico a varias naciones como represalia al apoyo brindado a Ucrania y por no pagar el gas en rublos

El cierre por mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1 ha puesto en alerta a Europa. La crisis enérgica se agrava mientras los expertos advierten que podría ser una de las peores que ha vivido el continente.

Rusia, principal proveedor de gas de muchos países europeos, ha decidido cortar el suministro gasístico a varias naciones como represalia al apoyo brindado a Ucrania y por no pagar el gas en rublos, medida que anunció el presidente Vladimir Putin en marzo. Por otro lado, a mediados de junio, el gigante ruso Gazprom decidió reducir el suministro de gas a través de Nord Stream, provocando que el valor del combustible aumentase un 21%. Recientemente, Moscú también ha reducido los envíos de gas a países como Italia y Austria.

Logotipo del gigante energético ruso Gazprom aparece en una de sus gasolineras en Sofía AFP/NIKOLAY DOYCHINOV

“Esta es la crisis energética más extrema que jamás haya ocurrido en Europa”, afirma Alex Munton, experto en mercados globales en la consulta Rapidan Energy Group, citado por Foreign Policy. El panorama es tan desolador que Munton incluso habla de “una guerra energética”. “Estamos hablando de racionamiento de los suministros de gas, y esto no es algo con lo que Europa haya tenido que lidiar en ningún otro momento que no sea el de la guerra”, explica.

Munton destaca el desafío que supone para Europa afrontar el próximo invierno en esta situación. “Europa está considerando la perspectiva muy real de no tener suficiente gas cuando más se necesita, durante la parte más fría del año”, agrega a la revista estadounidense.

Gráfico que muestra los flujos de gas natural de Nord Stream 1 en millones de metros cúbicos por día desde el 1 de febrero hasta el 10 de julio de 2022 AFP/AFP

En este sentido, Helima Croft, directora gerente de RBC Capital Markets, plantea un panorama desolador para los meses de invierno. Croft señala a Foreign Policy que Europa podría enfrentarse a “racionamientos o cierres industriales”. Todo esto puede provocar un descontento social, algo que, por otra parte, ya se está sintiendo en varios puntos del continente, como en Noruega, una de las principales alternativas al gas ruso y el segundo proveedor de gas a Europa después de Rusia.

A principios de julio, la compañía noruega Equinor comenzó a suspender sus suministros por una huelga convocada por el sindicato Lederne, que exigía una subida de salarios para compensar el incremento de la inflación, otro de los grandes desafíos actuales de Europa.

Sede de la empresa Equinor en Fornebu, Noruega PHOTO/REUTERS

Además de Noruega, en Francia, España y Reino Unido están sufriendo huelgas que afectan al sector del transporte. Aunque las demandas son las mismas que Lederne: una subida del salario acorde con la alta inflación actual. “Putin está utilizando todos los medios que tiene para crear conflictos en nuestras sociedades, por lo que debemos prepararnos para tiempos difíciles”, afirma Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, a The Guardian.

El euro alcanzó el martes la paridad con el dólar por primera vez en casi 20 años, mientras un corte en el suministro de gas ruso a Europa aumentó los temores de una recesión en la eurozona AFP/DANIEL NUÑOZ

En Alemania, la economía más importante de la Unión Europea, la situación no es mucho mejor. El país ha comenzado a racionar el agua caliente, cerrar piscinas y disminuir la luz de las farolas. “La situación es más que dramática”, asegura Axel Gedaschko, director de la federación de empresas de vivienda alemanas GdW, a Financial Times. “La paz social de Alemania está en grave peligro”, agrega.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, asiste a la ceremonia de inauguración de la nueva unidad combinada de refinado de petróleo Euro+ en la refinería de Moscú de Gazprom Neft, a través de una videoconferencia en la residencia estatal de Novo-Ogaryovo, a las afueras de Moscú, Rusia, el 23 de julio de 2020 KREMLIN/ALEXEI DRUZHININ via REUTERS

El propio Gobierno alemán ha advertido acerca de esta situación a los ciudadanos, advirtiendo que el panorama puede volverse “crítico”. “La situación en el mercado del gas es tensa y lamentablemente no podemos garantizar que no vaya a empeorar”, admitió el ministro de Economía, Robert Habeck.

Europa trata de diferentes maneras superar la dependencia energética de Rusia, bien con nuevos mercados o recurriendo a otras fuentes de energía, como el carbón, algo que planean países como Italia, Austria o Países Bajos.

Central eléctrica de carbón de Boxberg, operada por la empresa Lausitz Energie Bergbau AG (LEAG), en Nochten, Alemania PHOTO/REUTERS

Respecto a las alternativas al gas ruso, Qatar y Estados Unidos se perfilan como posibles proveedores. No obstante, el gas licuado catarí y estadounidense requieren de nuevas terminales y tuberías que pueden tardar en construirse. James Henderson, experto en energía del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, apunta a unos tres o cinco años para librarse de la dependencia de gas ruso. “Los proyectos de gas no se construyen tan rápido”, recalca a Foreign Policy.

Estación de recepción de gas del gasoducto Nord Stream 1 del Mar Báltico y la estación de transferencia del gasoducto OPAL, Baltic Sea Pipeline Link, en Lubmin, Alemania PHOTO/JENS BUETTTNER via AP
Los altos precios de la energía benefician a la economía rusa

A pesar de las sanciones impuestas desde Estados Unidos y la Unión Europea, Rusia ha experimentado un superávit durante el primer semestre del año. De acuerdo con datos del Ministerio de Finanzas recogidos por la agencia rusa Interfax, el país ha logrado alcanzar un superávit de 23 mil millones de dólares en la primera mitad de 2022.

Sede del Banco Central de Rusia en Moscú PHOTO/REUTERS

El aumento de precios de los combustibles ha beneficiado a Rusia, que ha superado los 100.000 millones de dólares en ingresos por ventas de petróleo, según Al Roeya. Aunque las sanciones dificultan que Moscú importe productos occidentales, Rusia todavía sigue exportando sus principales materias primas a diferentes partes del mundo. Desde el comienzo de la guerra, Moscú ha reforzado sus lazos comerciales con Asia, especialmente con China y la India. 

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