La región atraviesa una situación límite en la que la UE debe ser trascendental para su resolución

La responsabilidad de la Unión Europea en el Sahel

Operation Barkhane Mali

Los últimos acontecimientos que rodean a la estabilidad de la región africana del Sahel no invitan al optimismo. La desertificación provocada por el cambio climático está causando estragos entre una población que ve cada vez más complicado continuar viviendo en un terreno cada día menos fértil. Sin olvidar, por supuesto, la amenaza que supone el terrorismo en una zona que semana tras semana se ve más en peligro. Este es uno de los motivos fundamentales por los que la Unión Europea debe tomar cartas en el asunto y hacer un esfuerzo para garantizar la ayuda que el Sahel merece, para poder hacer frente a una de las situaciones más complejas que se recuerda. 

Las distintas visiones y posibles soluciones acerca de esta encrucijada se han tratado en una serie de ponencias organizadas por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) bajo el nombre de ‘Diálogo Sahel-Europa’. Un evento que finalizó en la jornada del miércoles en el acto que reunió a expertos de primer nivel para debatir sobre los contactos entre Europa y el Sahel, moderado por el Dr. Ignacio Cosidó, director del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional UFV. 

Una de las causas de ese peligro que rodea a la sociedad del Sahel es la del terrorismo, localizada especialmente en países como Mali, que han vivido una radicalización tan rápida – hace diez años era difícilmente imaginable llegar hasta este punto – como peligrosa. Precisamente Julio Herráiz España, embajador de España en Misión Especial para el Sahel, ponía sobre aviso acerca de las acciones terroristas que se pueden estar fraguando, ya que, dice, en España “estamos en el punto de mira de varias organizaciones terroristas”. Las continuas alusiones a Al-Ándalus desde diversas células terroristas hacen que “no podamos bajar la guardia”. Eso sí, también quiso recalcar que no hay que escandalizarse, si bien debemos seguir atentos en todo momento al desarrollo de los hechos que están teniendo lugar en el Sahel. 

Para hacer frente al terrorismo existen varias estrategias que hace tiempo que se están llevando a cabo. Y no sólo no ha disminuido, sino que la inversión por parte de organismos como la Unión Europea ha aumentado de forma considerable en los últimos cinco años. Lo explicaba María Sánchez Gil-Cepeda, abogada de formación y especializada en Derecho de la UE, quien recalcaba, además, la capacidad que debemos tener en todas nuestras estrategias de ser flexibles y ser capaces de adaptarnos a una amenaza cambiante, como lo es el terrorismo. Para lo que también es esencial mantener un diálogo constante con los socios que tiene, por ejemplo, España fuera de sus fronteras, que faciliten las acciones lejos de nuestro territorio. 

Diálogo Sahel-Europa

Francisco José Dacoba Cerviño, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, general de Brigada de Infantería y diplomado de Estado Mayor, también ha querido incidir en un asunto de semejante importancia. Lo considera de una complejidad muy alta en la que los actores involucrados no pueden actuar por su cuenta y donde todas las partes deben negociar para encontrar un punto de encuentro. Haciendo referencia a eso, quiso subrayar que, desde su punto de vista, “no hay una solución militar, es mucho más complejo”. No se puede acabar de un día para otro con un problema del recorrido y el calado que supone el que rodea al Sahel. 

El director de la revista Atalayar, Javier Fernández Arribas, hizo especial énfasis en la labor del periodismo, que debe exponer los hechos para “convencer de que lo que ocurre en el Sahel es una cuestión de Seguridad Nacional”. Porque la estabilidad de Europa también está en juego en esta región, y por eso, entre otras cosas, la UE debe esforzarse por garantizar una seguridad que la población ve cada vez más amenazada.

Javier Fernández Arribas

No obstante, aunque las amenazas fundamentales residan en el terrorismo y la desertificación, no se debe olvidar que existen otros problemas de gran peligrosidad en el norte de África, como se encargó de recordar Nizar Derdabi, analista independiente en estrategia internacional. Existe un peligro muy grande en la red de tráfico de cocaína y cannabis en la que están inmersos países como Marruecos y Libia. El país marroquí guarda una histórica relación con el cannabis – que ahora se ha convertido en una sustancia legal, dependiendo de la producción y el consumo que se le dé – y han aprovechado la situación de inestabilidad que atraviesa el país liderado por Abdul Hamid Dbeiba. 

Julio Herráiz

Desde allí está organizada una red criminal que conecta el norte de África con Europa y el Mediterráneo oriental. Además, las limitaciones fronterizas con las que se encuentra la Policía y las fuerzas costeras son aprovechadas por las organizaciones que ven más facilidad para distribuir su mercancía por el oeste de Europa que por el estrecho de Gibraltar. Aunque, las conexiones mediante el estrecho entre Marruecos y el sur de España siguen estando activas, a pesar de haber trasladado gran parte de sus transacciones – especialmente las de cannabis – a zonas más cercanas a Grecia y Turquía.

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