Protestas multitudinarias en Líbano a raíz del ajuste fiscal del Gobierno sobre los servicios de voz de las aplicaciones

La revuelta de WhatsApp

photo_camera AFP/JOSEPH EID - La carretera entre Beirut y Trípoli, las dos ciudades principales de Líbano, ha sido cortada por las protestas

Líbano está en llamas. Literal y metafóricamente. A los incendios que afectan desde principio de esta semana a los bosques del sur del país, se han sumado desde este jueves, 17 de octubre, las mayores protestas sociales desde 2015. Miles de ciudadanos protestan en las calles de las principales ciudades contra la mala situación económica y contra los ajustes fiscales del Gobierno de Saad Hariri. 

La gota que ha colmado el vaso ha sido una medida concreta anunciada por el equipo del primer ministro Hariri. El Ejecutivo de unidad nacional, del que también forman parte miembros de Hizbulá y del partido cristiano Movimiento Patriota Libre, pretendía cargar una tasa de veinte céntimos diarios al servicio voz sobre protocolo de internet (VOIP, en sus siglas en inglés), un recurso informático utilizado por WhatsApp, Facebook y otras aplicaciones que permite que la señal de voz circule a través de las redes. Entre otros usos, el VOIP es el responsable de que puedan efectuarse llamadas a través de WhatsApp. El dinero recaudado iría directamente al Gobierno, puesto que las únicas dos operadoras libanesas son de titularidad pública.

En las calles, neumáticos ardiendo; en los medios, peticiones de dimisión para el primer ministro Hariri
Reacción ciudadana

Ha sido, precisamente, en internet donde han comenzado las movilizaciones. Desde el dominio virtual, se han trasladado a las calles. Desde la tarde de este jueves, decenas de carreteras y calles principales han sido cortadas. El diario local Al-Manar ha informado de sentadas colectivas y barricadas con neumáticos quemados a las afueras de Beirut y Sidón. En el norte, los accesos a las localidades de Jeita, Zouk Mikael y Batroun han amanecido cortados este viernes. La misma escena se ha vivido en la ciudad sureña de Nabatieh.

Los disturbios más importantes, sin embargo, se han vivido en las grandes ciudades. En Trípoli, la segunda ciudad del país, los manifestantes han inundado la plaza Al-Nour, una de las principales. La propia Beirut ha sido escenario de violentos combates entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Las protestas han llegado hasta la misma puerta del ministerio de Telecomunicaciones y han ocasionado cortes parciales en las rutas del aeropuerto. Solo en la capital, los incidentes de la noche del jueves al viernes se han saldado con dos trabajadores muertos por inhalación de humo, según la National News Agency, y con doscientos heridos, entre ellos, sesenta policías.

Los manifestantes se enfrentan a la policía cerca del palacio de Gobierno de Beirut

Este viernes, no han abierto sus puertas ni bancos, ni colegios, ni universidades, de resultas de una huelga convocada por los funcionarios. Hariri ha llamado a la calma a la población y ha convocado una reunión de urgencia del gabinete de ministros con el presidente Michel Aoun. Está previsto que el encuentro se produzca esta tarde en el palacio de Baabda, sede de la Jefatura del Estado.

Mientras tanto, la contundente respuesta ciudadana al intento de creación de nuevos impuestos ya ha tenido consecuencias. Mohamed Choucair, ministro de Telecomunicaciones, se ha visto obligado, a petición del propio Hariri, a dar marcha atrás en el proyecto del impuesto sobre el servicio de voz de WhatsApp.

Las manifestaciones son las más numerosas en Líbano desde 2015
Fisuras en el poder

La iniciativa, que debía aportar 200 millones de dólares anuales a las arcas públicas, había suscitado desde el principio controversia dentro del propio gobierno. “Haremos todo lo posible por revertir esta decisión”, confió a la televisión nacional LBCI Mahmoud Qmati, ministro de Estado de Asuntos Parlamentarios de Hizbulá antes de que Choucair metiese el proyecto en un cajón. 

La crítica postura de la formación chií ha sido expresada también por el diputado Hasán Fadlallah, que ha calificado las protestas como “la reacción espontánea y normal de unos ciudadanos que han estado sufriendo unas duras condiciones de vida en Líbano”. De igual modo, la medida ha disgustado al partido Fuerzas Libanesas, también parte del Gobierno, que ha manifestado que no acudirá a la reunión de esta tarde, a pesar de la rectificación del ministro Choucair.

Las medidas de austeridad del Gobierno han tenido una respuesta ciudadana clara; miembros de Hizbolá se han posicionado a favor de la protesta, pero han pedido que sea pacífica

Aunque la revocación del gravamen sobre el VOIP pueda calmar las protestas a corto plazo, la situación económica y social de Líbano sigue siendo difícil de resolver. El Gobierno se las ve y se las desea para diseñar un proyecto de presupuestos para 2020 sin que se disparen los impuestos.

La economía de Líbano atraviesa una situación complicada, tanto a nivel macro como microeconómico. De hecho, el Ejecutivo declaró el pasado mes de septiembre el estado de “emergencia económica”. La deuda pública, según el portal Trading Economics, equivale al 151% del producto interior bruto. En general, los productos en los que se distribuye esa deuda no se ha granjeado buenas valoraciones por parte de las agencias de calificación de riesgo, por lo que los inversores extranjeros son reacios a comprar. 

La divisa nacional, la libra, tampoco se encuentra en un buen momento. En los últimos meses, se ha depreciado notablemente con respecto a su valor fijado. En teoría, un dólar equivale a 1.500 libras, pero la moneda está perdiendo peso en los mercados paralelos. Desde 2016, la inflación ha ido creciendo en el país a un ritmo alarmante; medios especializados han llegado, incluso, a señalar como una opción plausible la devaluación de la libra.

La situación de Hariri es complicada, con frentes abiertos en el terreno político y económico

Las grandes cifras han tenido un impacto importante en el día a día de los ciudadanos. Algo más del 25% de la población del país, esto es, cerca de dos millones de personas, vive por debajo del umbral de la pobreza, según los datos del Banco Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Con el debate sobre los presupuestos públicos candente y nuevas políticas de austeridad en camino -menor gasto público e impuestos al alza-, la situación se ha desbordado.

A principios de este mes, Hariri emprendió una gira por el golfo Pérsico y diversos países europeos en busca de nuevas inversiones que dinamicen el tejido económico público y privado del país. Riad Salameh, gobernador del banco central del país, lo acompañó en sus visitas a Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Francia, Alemania y Rusia. Durante la parada en Abu Dhabi, se levantó el veto que impedía a los nacionales emiratíes viajar a Líbano. Con esta maniobra, Hariri espera potenciar el maltrecho sector turístico libanés.
 

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