Las recientes alianzas entre Argelia y Rusia preocupan a Marruecos por su posible pérdida de influencia en la región

La sombra de Rusia y Turquía se cierne sobre el Sahel

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Francia anunció la retirada de sus tropas en el Sahel coincidiendo con el repliegue de las Fuerzas estadounidenses de Afganistán e Irak. De esta forma, el presidente francés, Emmanuel Macron, ponía fin a casi una década de misión antiterrorista en la cual los objetivos no han llegado a cumplirse del todo.

Esta noticia se hizo pública sólo unas semanas después de un intento de un segundo golpe de Estado en Malí. Es en este país donde Francia desplegó la Operación Serval, un ejercicio aprobado en el año 2013 a través del cual se trató de erradicar la amenaza terrorista y el avance de los rebeldes islamistas vinculados a Al-Qaeda. Tan solo un año después la Operación Serval fue sustituida por la Operación Barkhane, una misión protagonizada por las Fuerzas francesas que consiguió expandirse por todo el Sahel.

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Siete años después de su aprobación el terrorismo en la zona sigue estando vigente y azota con fuerza a los países que conforman la región. Como ha ocurrido con la retirada de Estados Unidos en países de Oriente Medio, Francia ha anunciado el fin de Barkhane lo que ha generado la incógnita sobre sí los ataques terroristas se acrecentaran tras su finalización.

Macron ya declaró que no se trata del fin de la operación como tal, si no de “una transformación” que tendría que europeizarse y protagonizar una lucha antiterrorista a través de fuerzas especiales.

Los vacíos de poder no tardan en volver a ser ocupados y la salida de la antigua potencia colonizadora está favoreciendo la entrada de grandes potencias como Rusia o China, quienes ya han mostrado su interés tras pactar con países regionales. En el caso de Rusia, Vladimir Putin ha establecido una diplomacia activa con países como Argelia, país que estaría incrementando sus contactos con las autoridades malienses. 

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Además, la empresa paramilitar privada rusa Wagner habría incrementado sus contactos con Malí tras tomar el cuartel en Bamako el pasado octubre. Asimismo, el gobierno de Bamako declaró su intención de que los paramilitares rusos adiestrasen a las fuerzas armadas del país para frenar el radicalismo islámico.

Los estrechos vínculos entre Moscú y Argel se evidenciaron en Osetia del Norte tras ejecutar las primeras maniobras militares conjuntas. De acuerdo con las autoridades, estos ejercicios buscaban aumentar su efectividad en la lucha contra el terrorismo. 

Sin embargo, Rusia no ha sido el único país que ha querido extender su influencia en la zona. Turquía y la reciente gira de Erdogan por África por países como Nigeria, Angola y Togo tenía como uno de sus principales objetivos establecer acuerdos militares que conseguirían poner fin a la presencia militar de Occidente.

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Esta red diplomática se ha producido, además, en un momento en el cual la estabilidad del Norte de África está tambaleándose. La ruptura de forma unilateral de las relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos supone una rivalidad por el control del norte del continente y abre un escenario de confrontación del que se teme que Argelia efectúe ofensivas contra Marruecos

Diferentes expertos señalan que esta ruptura formaría parte de una estrategia para recuperar su influencia en el Norte de África y tratar de aislar a Marruecos en un área que concentra gran valor estratégico para Estados Unidos y la Unión Europea.

Diplomáticos citados por EFE indican que el momento para anunciar la ruptura parece haber sido “cuidadosamente escogido en un momento de debilidad diplomática de Marruecos”.  Junto a esto, un analista militar declaró para la misma agencia que “Argelia observaba con preocupación la estrategia de Marruecos en el Sahara y en particular la ofensiva diseñada por (el ministro marroquí de Asuntos Exteriores), Nasser Burita”.

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Para el analista, la estrategia Exterior de Burita pasará de centrarse únicamente en la estabilización de la situación interna de la Hirak, el movimiento de protesta popular que tuvo lugar en el Rif, a volver a recuperar su tradicional influencia en la zona en países como Libia y en los países del Sahel. De hecho, es aquí donde Marruecos comparte una importante frontera con Argelia que no está exenta de tensiones por estar colindando con el Sáhara Occidental.

Dentro del conflicto por la cuestión del Sáhara Occidental, Argelia se ha ido poco a poco alejando de sus posiciones y se mantiene en un silencio imperante respecto a su posición sobre el Frente Polisario. Tanto es así que el enviado argelino para el expediente del Sáhara, en la ONU, Ammar Bellani, anunció su retirada en la mesa redonda de negociación.

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Desde Rabat, la presencia de Rusia y su alianza con Argelia se mira con preocupación. Con esta alianza temen que puedan fortalecer el poder del Polisario en el Sáhara y por ende que la tensión en la región aumente y propicie una escalada de violencia, algo de lo que Marruecos se quiere distanciar. 

 
 

 

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