La Superliga y LaLiga: el fútbol a dos velocidades
Cristiano Ronaldo y Messi. Los dos mejores jugadores de los últimos años abandonaron la Liga española por diferentes motivos, aunque el dinero siempre fue el denominador común de las dos operaciones. Ronaldo pidió un aumento de sueldo, pero el Real Madrid no podía hacer frente a más masa salarial y a más impuestos. La Juventus se sirvió de las medidas fiscales que buscan atraer capital extranjero para firmar al portugués un buen contrato con ese impuesto reducido del 30% que apenas eran 100.000 euros el primer año y, además, pagar al club blanco 100 millones de euros por el traspaso. En España esa tasa para sueldos superiores a 300.000 euros es del 51% lo que encarece aún más los salarios de los futbolistas porque cobran su sueldo neto y los impuestos los ingresa el club a las arcas del Estado.
Y en este problema de fiscalidad entra LaLiga y los límites salariales. Los clubes decidieron hace años poner coto al despilfarro que arrastraban desde hacía décadas. Por un lado, muchos clubes adeudaban a Hacienda millones de euros en impuestos y, por otro lado, esos mismos equipos se endeudaban sin rubor porque en su cuento de la lechera ponía que si jugaban en Europa ingresarían mucho más dinero para pagar la fiesta.
LaLiga puso en marcha un plan para reducir deuda y obligó a los clubes a apretarse el cinturón o a poner en marcha ingeniería económica que les permitiera mantener el nivel sin gastar más de lo que ingresaban. Incluso fijaron un límite salarial para que no se pagase cantidades imposibles a los jugadores.
Esas normas las han podido cumplir la mayoría de los equipos de Primera y Segunda División. Incluso el Atlético de Madrid ha ganado dos Ligas con Miguel Ángel Gil Marín en su papel estelar de gestor que compraba y vendía a grandes delanteros sin descabalgar el equipo y sin enfadar a Simeone.
Pero el Real Madrid y el Barcelona viven en otra dimensión deportiva y económica. Son dos grandes transatlánticos del fútbol que no pueden regirse por las mismas normas que los equipos españoles. Son una máquina de ingresar dinero y, por lo tanto, de gastar, reinvertir, generar… su mecánica económica es la de las grandes multinacionales, pero los límites que les pone LaLiga los ahogan.
Messi salió del Barça porque la deuda del club azulgrana hacía imposible pagar su ficha. LaLiga sabía que si Messi se iba el fútbol español se devaluaba y llegó al acuerdo con el fondo CVC para recibir una inyección económica. Ese dinero es un alivio para muchos clubes que saben de su valor si van todos juntos, pero es calderilla para el Real Madrid y para el Barcelona que pueden ganar mucho más sin el lastre que les supone acatar las normas de LaLiga. Si el Barça hubiera aceptado esa cantidad Messi seguiría en el club de su vida. Esa reflexión es pública y la han pronunciado Joan Laporta, presidente del Barça, y Javier Tebas, presidente de LaLiga, pero el primero se negó a entregar los derechos audiovisuales del club por una cantidad tan escasa.
Siguiendo el camino nos encontramos con la Superliga. El proyecto liderado por Florentino Pérez que ha despertado a muchos del letargo económico en el que vivían. Alguien ha alzado la voz y ha dicho que el club que preside podría ganar mucho más dinero si disputara otra competición con otros equipos. La flor y nata del fútbol europeo quiere salir del pozo económico que suponen sus ligas domésticas.
El Big Six de la Premier (Manchester City, Manchester United, Chelsea, Arsenal, Tottenham y Liverpool) tienen mucho margen de negociación. Sus derechos de televisión son los mejor pagados del mundo y eso les da la oportunidad de fichar a los mejores jugadores. No tienen graves problemas económicos por los 3.466 millones de euros entre derechos nacionales e internacionales de la última venta.
En Italia el poder económico lo tiene la Juventus de la familia Agnelli. El Milan pena por la Serie A y el Inter no acaba de dar el paso para convertirse en un club rico. Al fútbol italiano le da valor Cristiano Ronaldo y la Juventus, en ese orden. Su fútbol se pagó en la última venta a 1.344 millones de euros contando las televisiones italianas y las extranjeras.
En Francia todo pasa por el PSG de Messi, Mbappé, Ramos, Neymar… ya ni el Mónaco de Fábregas tiene interés. Amazon compró todos los partidos de esta temporada por unos 600 millones de euros y dejó fuera a Canal+ que tendrá que seguir litigando con Jaume Roures por las cantidades adeudas a causa de la pandemia. Un total de 1.233 millones que prometió en su día y que no puede pagar. En España no hay un operador que emita los partidos del PSG. Todo indica a que será Movistar+ la que se haga con ellos. Telefónica es la plataforma que los tenía sublicenciados a Bein las últimas temporadas.
En Alemania mandan el Bayern de Múnich y Haaland. Su liga vendió los derechos de emisión hasta 2025 por 1.400 millones de euros a Sky y a Dazn tanto fuera como dentro del país. En España Movistar+ sigue emitiendo en exclusiva los partidos más interesantes de la jornada.
En España Telefónica se adjudicó el fútbol por 1.140 millones a pagar entre las temporadas 20/21, 21/22 y 22/23. Los derechos extranjeros se vendieron por 897 millones por lo que el último valor del fútbol español es de 2.037 millones de euros. En septiembre de 2021 Javier Tebas tendrá que poner en venta su producto más valorado, pero sin Messi. Esos 1.140 millones de euros parecen inalcanzables. Amazon quiere pujar por llevarse una jornada de Liga completa y Movistar+ volverá a apostar fuerte por el resto. El valor se lo seguirán dando Real Madrid y Barcelona porque el resto de los clubes no tienen tanto tirón. Los 160 millones de euros que reciben los dos grandes de España más los 100 si ganan la Champions se quedan muy lejos de sus aspiraciones de Superliga. Los números de ese torneo son 3.525 millones de euros a los participantes de los que Real Madrid y Barça recibirían 350 solo por estar presentes. Con estos números uno de los equipos más interesados en salir de su liga es el PSG que apenas tiene ingresos por televisión. Sus grandes inversiones se financian por inyecciones económicas de su patrocinador y la Ligue1 mira para otro lado. Tras el mundial de Qatar el club parisino tendrá que decidir si apuesta por la Superliga.
Se entiende la Superliga y se entiende la inyección económica que ha aprobado LaLiga para reactivar a los clubes. El problema es que el fútbol español tiene dos velocidades.
