El destructor USS ‘Ross’ de la Marina estadounidense está siendo monitoreado por la Flota rusa del mar Negro

La tensión entre Estados Unidos y Rusia se deja sentir en el mar Negro

photo_camera REUTERS/YORUK ISIK - El destructor de misiles guiados de la Armada de EEUU, el USS ‘Ross’ navega en el Bósforo, en su camino hacia el Mar Negro, en Estambul, Turquía, el 15 de diciembre de 2019

El destructor de misiles guiado USS ‘Ross’ (DDG-71) de la Marina estadounidense ha entrado en el mar Negro. En respuesta, Rusia ha enviado a su buque de misiles ‘Vyshny Volochyok’ para monitorear sus movimientos. “Las fuerzas en la flota del mar Negro han sido designadas para seguir al destructor naval estadounidense, después de que este ingresara en el área sudoeste del mar Negro el 15 de noviembre”, ha comunicado el Centro Nacional para el Control de Defensa ruso. 

El buque de la Marina, de 154 metros de largo y con base en Rota, España, ya fue acompañado el día anterior por la Guardia Costera turca, al ingresar en el estrecho de los Dardanelos -el punto de unión entre Europa y Asia- procedente del mar Egeo. 

Aunque podría considerarse como un movimiento habitual, lo que tiene de inusual es que el escenario contextual se había tensionado significativamente hace tan solo seis días. El 11 de diciembre, la Flota del mar Negro rusa llevó a cabo un ejercicio de simulacro de respuesta a un ataque enemigo con el lanzamiento de misiles de crucero Kalibr, con el objetivo de atacar objetivos navales y aéreos simulados. Los proyectiles, que tienen un alcance de 2.600 kilómetros, fueron lanzados desde la fragata Almirante Essen, destinados a destruir las naves y buques de superficie enemigos, los submarinos y las instalaciones terrestres.

“En la primera etapa de los simulacros que involucraban una batalla naval, los marineros realizaron fuego de artillería contra un objetivo marino y practicaron el algoritmo de acciones para atacar el barco de superficie de un enemigo mediante el sistema de misiles Kalibr con lanzamientos electrónicos”, reveló entonces la oficina de prensa de la Flota. 

Cabe recordar, en este punto, que la tensión en el mar Negro alcanzó su pico durante el verano pasado, cuando el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, declaró que Rusia continuaría “fortaleciendo sus fuerzas alrededor del mar Negro para neutralizar la amenaza de seguridad de la OTAN” en dicha región. En unas declaraciones más recientes, el responsable de la cartera de Defensa advirtió de que “las relaciones entre Moscú y la OTAN no solo se detienen, sino que se degradan todos los días”. “Hace cinco años, tuvimos una cooperación bastante activa en Bruselas. Teníamos a nuestro representante allí […] Hoy, nuestros socios se están retirando de más y más acuerdos, claramente junto con los estadounidenses. Y el espacio de seguridad se está volviendo cada vez más estrecho”, añadió el ministro. 

Los medios locales rusos también se han manifestado en esta línea: “Moscú cree que el Ejército estadounidense no pinta nada en la región del mar Rojo. La presencia de la Marina de EEUU solo aumenta las tensiones y aumenta el riesgo de incidentes que, en el peor de los casos, podría provocar un conflicto militar en Europa”, escriben desde RT. 

Fotografía de archivo del destructor de misiles guiados de la Armada de EEUU, el USS ‘Ross’

Esta incursión protagonizada por un buque estadounidense no es nueva. En lo que va de año, se han producido siete entradas de destructores de misiles de la Marina en el mar Negro. El último episodio, que tuvo lugar a mediados de octubre, involucró al destructor USS ‘Porter’ -también basado en Rota-, el cual fue monitoreado también por el ‘Vyshny Volochyok’ y otra nave de misiles de ataque rápido, Orekhovo-Zuyevo. Según informó la Marina por aquel entonces, el objetivo de la incursión fue “mostrar a los aliados de la OTAN y a los socios estadounidenses la dedicación del país [EEUU] a la libertad de navegación”. 

Ya en 2015, el Gobierno de Vladimir Putin acusó a Estados Unidos de “actuar provocativa y agresivamente” cerca de las aguas territoriales rusas, cuando el destructor USS ‘Ross’ entró en el mar Negro y forzó la movilización de los aviones de combate rusos Su-24. 

Desde Washington siempre han defendido que sus operaciones en la zona se realizan de forma rotativa y de conformidad con el derecho internacional. Bajo este pretexto, el buque involucrado en las tensiones comenzó a operar en el mar Negro tras la anexión de la península de Crimea a Rusia en el año 2014, que propició el estallido de la Guerra del Donbás.

En esta línea, cabe destacar que el Ejército ucraniano ha denunciado en reiteradas ocasiones cómo el Kremlin está usando diversos medios “para ejercer presión en el Mar Negro”. “Uno de estos métodos ha sido el bloqueo periódico de áreas marítimas expansivas para la realización de ejercicios supuestamente militares […] El derecho internacional exige que el Gobierno del estado responsable envíe una solicitud oficial a los servicios marítimos internacionales antes de realizarlos”, algo que Rusia no ha hecho durante el verano de este año, explica el analista Yuri Lapaiev de Eurasia Daily Monitor. Esto provocó, por ejemplo, que el 24 de julio Rusia bloqueara más de 120.000 kilómetros cuadrados -el 25% de la superficie del mar Negro- sin consentimiento. 

El experto añade, en este punto, que “la mayoría de las acciones rusas para restringir el tráfico marítimo han coincidido con ejercicios regionales liderados por la OTAN: Sea Breeze 2019 (Ucrania) y Agile Spirit 2019 (Georgia), y, en ambos casos, los buques de guerra rusos participaron en un comportamiento agresivo, provocando la reacción de los buques de la OTAN y Ucrania”. 

Para el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estos episodios están contribuyendo, en parte, a que la alianza militar occidental se esté enfrentando al entorno de seguridad “más complejo” desde su creación, hace 70 años. Los miembros de la organización se comprometieron a principios de diciembre a “permanecer juntos frente a las amenazas de Rusia”. 
 

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