La trata de personas, la esclavitud que crece y que exprimen las redes criminales

Alex Erquicia 

La esclavitud de nuestro tiempo, la trata de personas y el tráfico humano es uno de los graves problemas a los que se enfrenta la comunidad internacional. Pese a que la magnitud de la realidad no se puede llegar a conocer, las cifras oficiales, basadas en datos proporcionados por los países, visibilizan el problema mundial. El 30 de julio es el Día Mundial contra la Trata de Personas con el que se pretende ayudar a las víctimas a reconstruir su vida e impedir que los delincuentes exploten a las personas para obtener beneficios económicos. 

La participación de la delincuencia organizada en esta actividad hace que la trata, y el tráfico de personas, se sitúen entre los negocios ilegales más lucrativos del mundo junto con el tráfico de drogas y armas. Las varias caras que tiene son la explotación sexual o laboral y los servicios forzados, la servidumbre o la extracción de órganos. En la lucha contra la trata, todos los países del mundo tienen un papel fundamental que jugar ya que se ven directamente afectados e implicados por ella, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.

El último 'Informe Global sobre la Trata de Personas 2018', que elabora la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), y que fue presentado en enero de este año, señalaba que los países han detectado, e informado, del aumento del número de víctimas de la trata en los últimos años (bien por una mayor capacidad de identificación de las víctimas por parte de los países y/o de un mayor número de víctimas de la trata). La explotación sexual sigue siendo el objetivo principal de la trata, ya que representa alrededor del 59%, mientras que el trabajo forzoso representa alrededor del 34% de todos los casos detectados.

La UNODC ofrece algunos datos reveladores sobre la situación de la trata de personas global como el hecho de que "la mayoría de las víctimas detectadas en todo el mundo son mujeres; principalmente mujeres adultas, pero también cada vez más niñas. Casi tres cuartas partes de las víctimas detectadas de trata para la explotación sexual son mujeres, y el 35 por ciento de las víctimas de la trata con fines de trabajo forzoso también son mujeres. Al mismo tiempo, más de la mitad de las víctimas de la trata para el trabajo forzoso son hombres", lee el informe. 

El reporte apunta que los conflictos armados aumentan la trata de personas ya que los grupos armados sobreexplotan a los civiles y los traficantes aprovechan esta situación captando forzosamente a personas desplazadas huidas de dichas zonas. "Áreas con un débil estado de derecho y con falta de recursos para responder al crimen proporcionan a los traficantes un terreno fértil para realizar sus operaciones", asegura. De esta manera, los traficantes muchas veces centran sus objetivos sobre las comunidades que son particularmente vulnerables debido al desplazamiento forzado, la falta de acceso a oportunidades de generación de ingresos, la discriminación y separación familiar. Son situaciones que se dan en todas las esquinas del planeta - desde Siria, a Nigeria pasando por Venezuela. 

Existen diferencias entre el tráfico de personas y la trata de seres humanos pero ambos están conectados de manera intrínseca. La trata de personas se caracteriza por "la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación", según la definición consensuada.

Mientras, el tráfico se refiere de personas es el término utilizado para denominar a los migrantes en situación irregular que contactan, de forma voluntaria, con un traficante de personas con el objetivo de cruzar una frontera de manera ilegal en busca de mejores oportunidades de vida. Este fenómeno es el que se viene produciendo de manera notoria en Libia, y en otros puntos del norte de África, y en los países del Triángulo del Norte

Las principales diferencias entre las dos son el consentimiento, en el tráfico ilícito de migrantes consienten en ese tráfico; la explotación, la trata implica la explotación persistente de las víctimas de alguna manera para generar ganancias ilegales para los traficantes (anualmente, genera más de 150.000 millones de dólares en beneficios ilegales, según Ayuda en Acción); y la transnacionalidad, dado que el tráfico ilícito es siempre transnacional, mientras que la trata puede no serlo. Otro punto es que el tráfico de personas tiene un amplio porcentaje de hombres que buscan el modo de conseguir una mejor forma de vida para ayudar a sus familias e incluso conseguir llevarlas al país de destino; por el contrario, las víctimas de la trata de personas son, casi siempre, mujeres y niñas cuyas vidas se rompen al vincularlas a la prostitución, el abuso sexual o los matrimonios ilegales.

"La trata de personas es hoy en día una realidad en todos los países y en todos los sectores económicos. Ya se trate del sector cafetero, de la moda o de la construcción, es patente que ningún lugar de trabajo o comunidad está exento de la trata de personas", recordaba William Lacy Swing, ex director general del Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM)."Es el deber de todos ejercer presión para que las cadenas de suministro queden libres de la trata de personas y otras formas de explotación", aseguró el año pasado. 

En Europa, unas 140,000 mujeres se encuentran atrapadas en una situación de violencia y degradación por motivos de explotación sexual, y una de cada siete trabajadoras sexuales han sido esclavizadas en la prostitución a consecuencia de la trata de personas, según UNODC. De manera global, una de cada cinco víctimas son niños, aunque en las regiones y subregiones más pobres, como en África y el Gran Mekong, conforman la mayoría de las personas traficadas. Desde hace menos de dos años existe una Base Colaborativa de Datos sobre Trata de Personas (CTDC, por sus siglas en inglés) que busca incrementar la recopilación de casos en el mundo. 

A agosto de 2018, 168 países de los 181 evaluados tienen una legislación vigente que tipifica como delito la trata de personas, en línea con el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Se trata del primer instrumento legal vinculante a nivel mundial con una definición acordada de trata de persona y vigente desde 2003.

La relatora especial de la ONU sobre la Trata de Personas, Maria Grazia Giammarinaro, dice en un comunicado coincidiendo con Día Mundial contra la Trata de Personas de este año que “es de vital importancia que los Estados inviertan en soluciones a largo plazo para garantizar la inclusión social de los sobrevivientes de la trata de personas. Esto significa garantizar que los Estados dispongan de procedimientos sólidos que permitan a las víctimas acceder a la justicia y recursos, incluida una indemnización". "La comunidad internacional necesita acelerar el progreso para construir capacidades, y cooperación, para detener el tráfico de personas en situaciones de conflicto y en todas nuestras sociedades donde este terrible crimen continúa operando en la oscuridad", dijo Yury Fedotov, el director ejecutivo de UNODC. 

Una nueva forma de esclavitud domina el mundo con el detalle que en la mayoría de los casos son víctimas invisibles y atentan contra los valores y los derechos humanos. Las redes criminales se benefician económicamente de una realidad que también viene recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los puntos 5.2 - eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación - y 8.7 - adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.

La llamada esclavitud del siglo XXI, la trata y el tráfico de personas, es una realidad que necesita de las respuestas de las Naciones Unidas, los Estados y Gobiernos, y la sociedad civil con el fin de prevenir el creciente número de víctimas. 

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