La operación Irini sustituirá a la bloqueada operación Sofía y buscará garantizar el embargo de armas en el país norteafricano

La UE desbloquea su próxima misión en la costa libia

photo_camera PHOTO/DATI BENDO/EUROPEAN COMMISSION - Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad

La Unión Europea (UE) emprende, por fin, acciones concretas a cuenta del conflicto en Libia. Este jueves, los Estados miembros del club comunitario acordaron los detalles de la nueva operación naval puesta en marcha desde Bruselas en el Mediterráneo central, una de las principales rutas migratorias hacia las costas del viejo continente.

La operación Irini –‘paz’, en griego- comenzará el próximo mes de abril y ha sido concebida para sustituir a la operación Sofía, que quedó bloqueada a causa de los desacuerdos internos en la UE, sobre todo debido a la postura de países como Italia -cuando el ultraderechista Matteo Salvini ocupaba el cargo de ministro del Interior- o Austria. Oficialmente, Sofía expira a finales de este mes de marzo.

Mientras que su antecesora estaba más centrada en el rescate de migrantes en alta mar, el objetivo principal de la operación Irini será desempeñar un papel más activo, al menos en teoría, y garantizar que se cumpla el embargo de armas a nivel internacional que pesa sobre Libia. En la diana, la UE sitúa también a las redes de traficantes de personas.

En el marco de Irini, las embarcaciones de la UE continuarán realizando, asimismo, labores de rescate de migrantes. Serán trasladados a puertos seguros en Grecia, según han informado fuentes diplomáticas de Bruselas en declaraciones al diario Libyan Express.

Inmigrantes son transferidos por marineros italianos desde el buque de suministros de combate alemán ‘Frankfurt am Main’ al buque ‘Grecale’ en el marco de la operación Sofía

En la adopción de esta nueva iniciativa, que Austria y Hungría habían estado bloqueando en las últimas semanas, ha sido muy destacada la aportación de Josep Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. El político español alertó ayer de que Bruselas corría un riesgo muy serio de “caer en la irrelevancia” ante la pujanza tanto de Turquía como de Rusia en el tablero geopolítico libio.

En efecto, es la primera vez que la Unión Europea pone en marcha una acción concreta desde el bloqueo de la operación Sofía y desde que se recrudecieron las hostilidades en el país. A partir de abril del año pasado, Ankara y Moscú han disputado algo así como una guerra ‘proxy’. Por una parte, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha firmado contratos para acceder a las reservas de gas del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) situado en Trípoli, la capital. 

Además, Erdogan ha apoyado a esta administración -la reconocida de forma oficial como legítima por la ONU- con sus propias Fuerzas Armadas y con hasta 6.000 combatientes de la guerra de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR). Muchos de ellos proceden de la órbita de grupos yihadistas.

Frente al GNA, se encuentra el Ejército Nacional Libio (LNA) del mariscal rebelde Jalifa Haftar, que controla el este del país y amenaza con tomar Trípoli y Misrata, los últimos grandes núcleos urbanos que permanecen bajo control del GNA de Fayez Sarraj. Entre otros, el LNA recibe apoyo logístico y armamentístico de Rusia y Egipto. Del mismo modo, cuenta con el respaldo político de potencias como Francia, Estados Unidos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Hasta el momento, el papel de la UE había sido, cuanto menos, dubitativo. Estados miembros como la propia Francia, Italia y Grecia habían actuado cada una por su cuenta, buscando favorecer su propio interés. Alemania era el actor comunitario que había realizado más esfuerzos para tratar de encontrar una solución negociada, aunque sus iniciativas habían sido en vano.
Por su tardanza en el diseño de una política coherente para Libia y el Mediterráneo, la UE ha sido bastante criticada en el pasado -y lo sigue siendo- por las organizaciones no gubernamentales que operan en el mar para rescatar a los migrantes que navegan a la deriva.

Migrantes en un bote de goma durante una operación de rescate del barco ‘Ocean Viking’ de MSF-SOS Méditerranée, frente a la costa de Libia en el Mar Mediterráneo, el 18 de febrero de 2020

Cabe destacar, no obstante, que, con sus inconvenientes, la operación Sofía contribuyó a salvar muchas vidas. Según Frédéric Penard, jefe de operaciones de SOS Méditerranée, el número de vidas salvadas por el despliegue comunitario anterior oscila entre las 43.000 y las 50.000.

A lo largo de los últimos días, Borrell, como jefe de la diplomacia comunitaria, ha secundado en repetidas ocasiones los llamamientos lanzados por Naciones Unidas a que las dos partes se pongan de acuerdo para establecer una alto el fuego duradero, al menos, mientras se desarrolle la pandemia global de coronavirus. En un país tan devastado como Libia, el patógeno podría hacer estragos y agravar todavía más una situación que ya es límite.

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