“Paisaje de Luz”, que engloba conjuntamente al Paseo del Prado y los Jardines del Retiro, se convierte así en el 49º monumento de España con la catalogación de Patrimonio Mundial

La UNESCO reconoce que el cielo está en Madrid

photo_camera PHOTO/PIXABAY - Museo del Prado de Madrid

“Cuando se dice ‘De Madrid al Cielo’ yo me pregunto para qué querrán el cielo si el cielo ya está en Madrid”. Esta fue la frase más rotunda del embajador de España ante la Agencia de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO), Andrés Perelló, en su alegato final de defensa de la candidatura de Madrid a Patrimonio Mundial. Así lo hizo desde la sede de la candidatura, instalada en el Museo del Prado, ante los delegados del Comité encargado de aprobarla o rechazarla, que se reunían simultáneamente en la ciudad china de Fuzhou. 

“Paisaje de Luz”, que engloba conjuntamente al Paseo del Prado y los Jardines del Retiro, se convierte así en el 49º monumento de España con la catalogación de Patrimonio Mundial, al tiempo que incorpora a Madrid a la lista de capitales europeas con lugares históricos dignos de reconocimiento. Era una carencia que hasta ahora distinguía negativamente a la capital de España respecto de sus homólogas de la Europa occidental.

Para llegar a la votación definitiva de este 25 de julio, la candidatura ha atravesado no pocas vicisitudes. Fue elaborada inicialmente en 2014, bajo el mandato de Ana Botella como alcaldesa de Madrid. Desde el principio, el eje Prado-Recoletos-Retiro se concebía como un todo común, habida cuenta de que desde mediados del siglo XVII tanto el Paseo como los Jardines estuvieron íntimamente ligados, siendo además el centro de la Corte española durante un lapso ininterrumpido de 350 años. 

El equipo evaluador de la UNESCO visitó la ciudad en 2019, y examinó tanto los rincones históricos como el estado de su entorno actual, especialmente el grado de contaminación de toda el área. Su informe no fue especialmente favorable, toda vez que el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), recomendó desgajar los Jardines del Retiro de la candidatura. Tal pretensión siempre fue rechazada por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que respaldaba así la inamovible postura del director general de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento, Luis Lafuente, quién esgrimía tanto los planos de Pedro Teixeira de 1656 como las instrucciones del Conde-Duque de Olivares para que la alameda del Prado fuera en realidad la avenida de entrada a los jardines del Retiro de la familia real española. 

En la defensa final de la candidatura global de ese nuevo “Paisaje de Luz”, volvió a hacerse hincapié en el valor histórico y paisajístico conjunto. Los delegados de la UNESCO conocieron así que el Paseo del Prado fue el primer paseo arbolado de una capital europea, puesto que los álamos que lo jalonan significaron la primera irrupción de la naturaleza en un diseño urbano, o por mejor decir, permitir que aquella, debidamente cuidada y acicalada, se incorporara al paisaje de las ciudades en vez de erradicarla por completo. 

Desde aquel hito, acaecido en 1540, el Paseo del Prado ha servido de modelo para otras ciudades, como la Alameda de Sevilla, la de México y el Paseo de los Descalzos de Lima, todos ellos articulados a finales del siglo XVI y principios del XVII. 

El nuevo sello de Patrimonio Mundial que en adelante podrá exhibir Madrid le obligará a cumplir y potenciar los cuidados de todo el conjunto monumental y su entorno. El propio alcalde Martínez Almeida ya se comprometió ante los evaluadores de la UNESCO a incorporar una lista de medidas destinadas a minimizar el impacto del transporte privado, y reducir consiguientemente los niveles de contaminación que soportan tanto el Retiro como ese Paseo del Arte, en el que se ubican el Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía, tres de las grandes joyas artísticas de la capital de España. 

Este nuevo reconocimiento no altera el tercer lugar que ocupa España, por detrás de Italia y China en cuanto a monumentos Patrimonio de la Humanidad, pero si repara la señalada carencia de Madrid capital. La Comunidad ya disfrutaba del reconocimiento  de la UNESCO al Monasterio de El Escorial, los cascos históricos de Alcalá de Henares y Aranjuez y esa joya de la Naturaleza que es el hayedo de Montejo.    

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