A diferencia de Estados Unidos, los países europeos mantienen una fuerte dependencia de los carburantes provenientes de Moscú

La Unión Europea se desliga de la decisión del veto al gas ruso

photo_camera REUTERS/MAXIM SHEMETOV - Logotipo del proyecto de gasoducto Nord Stream 2 en un tubo de gran diámetro en la planta de laminación de tubos de Chelabinsk, propiedad de ChelPipe Group, en Chelabinsk, Rusia

Europa no puede asumir los vetos anunciados por Estados Unidos en relación con las importaciones del petróleo ruso. Esta medida, adoptada como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, fue anunciada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien declaró la prohibición total de las importaciones de gas y petróleo ruso como muestra de su rechazo a la invasión.

Sin embargo, la Unión Europea no cuenta con la solvencia que podría tener Estados Unidos en este sector. De acuerdo con el CEO de una de las principales distribuidoras de carburantes españolas esta medida es “inviable”. Todo esto se produce además en un momento en el que España ha alcanzado un récord en el precio de la luz, con 545 euros por megavatio. Esta cifra se ha visto ligeramente reducida después de que Alemania declarase el carácter “esencial” del gas ruso para la economía europea. 

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A pesar de esto, los países europeos continúan sopesando la posibilidad de prescindir de las importaciones del gas ruso, un asunto que evitó el presidente de España, Pedro Sánchez en su visita a Letonia. Mientras tanto, en medio de los ataques aprobados por el Kremlin, el gas ruso sigue abasteciendo a Europa a través del NordStream 1, un suministro que el propio Putin ha amenazado con cortar como respuesta a las sanciones internacionales.

En un momento en el que Europa atraviesa una de sus crisis energéticas más importantes, analistas internacionales declaran que renunciar al abastecimiento ruso tendría consecuencias muy negativas para los países europeos, más aún en los países del centro y del Este. Y es que Moscú suministra a Europa el 40% del gas y el 25% del petróleo, unos datos que contrastan con la escasa dependencia energética que Estados Unidos mantiene respecto a Rusia.

De hecho, este año Estados Unidos vuelve a encabezar el ranking de los mayores países productores de petróleo, con una producción diaria de 10.2 miles de barriles de petróleo, según informa Statista Reserach Department. Al país estadounidense le siguen Rusia, Arabia Saudí, Canadá, Irak y China, en ese orden. 

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Este posicionamiento de Estados Unidos le da una mayor libertad a la hora de no depender de Moscú en este abastecimiento. Sin embargo, Europa no corre esa suerte, por lo que la decisión adoptada por Washington se mantiene de manera unilateral. Biden ya recordó que Estados Unidos “produce mucho más petróleo que todos los países europeos juntos”. Asimismo, el portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, declaró que “en 2021 EE. UU. compraba 700.000 barriles al día y los europeos 4.5 millones (…) somos muy conscientes de que las implicaciones del veto son muy diferentes para unos y otros”, declaraba al referirse a la Unión. 

Al problema del petróleo le sucede el gas. Bruselas sigue adoptando medidas para acelerar el plan de transición energética hacia las energías renovables y vislumbra poder reducir la dependencia de gas ruso “mucho antes del 2030”. Mientras tanto la realidad es que Europa sigue contando con una fuerte dependencia de Moscú. En esta misma línea se pronunciaba la consejera delegada de la compañía Engie, Catherine MacGregor, quien declaró para una entrevista en LesEchos que “sin gas ruso entramos en un escenario extremo”. Señaló también que la dependencia por parte de los países del Este es “de un 100%” por lo que un corte de este suministro traería consigo “consecuencias muy rápidas y graves”. 

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Del mismo modo, el canciller alemán, Olaf Scholz, también reconoció la importancia del gas ruso en el suministro de la Unión, aunque se encuentre trabajando en un plan para desligarse de Moscú. Esta decisión diverge de Francia ya que el presidente francés, Emmanuel Macron, fue de los primeros líderes internacionales en plantearse dejar de comprar gas a Rusia, aprovechando también su condición como presidente de turno de la UE. Las diferencias en cuanto al suministro del gas en Alemania y Francia son significativas ya que, mientras que los germanos obtienen el 45% del gas ruso, los franceses adquieren el 20% de este.

Por su parte Reino Unido pretende reducir de manera gradual la importación de petróleo ruso para finales de este mismo año, según confirmó el ministro de Energía británico, Kwasi Kwarteng. Según anunció en su cuenta de Twitter este plazo temporal será “tiempo más que suficiente” para reducir las importancias de Moscú, una cifra que representa el 8% de la demanda británica.

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Siguiendo la línea de Estados Unidos, Kwarteng defiende que Reino Unido cuenta con “importantes reservas” y que es un “importante productor” de productos derivados del petróleo. “Más allá de Rusia”, señala, “la gran mayoría de nuestras importaciones vienen de socios confiables como Estados Unidos, Países Bajos y el Golfo Pérsico”, algo que Europa no puede permitirse. 

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