Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Finlandia cierran sus fronteras a los rusos, mientras que Alemania defiende la acogida de los disidentes

La Unión Europea y el dilema del asilo para los rusos desertores

REUTERS/SERGEI KARPUKHIN - La gente espera en la zona de tránsito de la terminal F del aeropuerto Sheremetyevo de Moscú

Vuelos agotados para salir de Rusia y protestas contra el Kremlin tras el anuncio de Vladimir Putin de la movilización parcial de unos 300.000 reservistas para intensificar la actividad militar en el Donbás. El éxodo inédito de los hombres rusos, que supera incluso la salida tras la desintegración de la Unión Soviética, divide a la Unión Europea en el dilema de concederles o no asilo.

Los Estados bálticos y Polonia ya adoptaron la posición de restringir al máximo la entrada de ciudadanos rusos, incluidas las provista con el visado Schengen. Unas medias a las que se une ahora Helsinki alegando a que acogerlos puede causar “un grave perjuicio para la posición internacional de Finlandia”. Así lo ha decidido el Gobierno de Sanna Marin al registrarse en el país un incremento del 57% de viajeros rusos el mismo día del anuncio de Putin.

“A muchos rusos que ahora huyen de Rusia por la movilización les pareció bien que se matara a los ucranianos. No protestaron entonces. Admitirlos conlleva considerables riesgos de seguridad y muchos países fuera de la UE a los que pueden ir” publicaba el ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics. Por esta razón, y para estos países que más han sufrido el imperialismo ruso, huir de Rusia para evitar no ser reclutado no significa disidencia. Además, alegan que siempre se puede infiltrar algún agente del KGB.

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Sin embargo, otros países europeos quedan lejos de esta postura. Alemania ya se ha mostrado dispuesta a acoger a los disidentes rusos que necesiten protección. “Cualquiera que se oponga con valentía al régimen del presidente Vladimir Putin y que, por tanto, se pone en el mayor de los peligros, puede solicitar asilo en Alemania por motivos de persecución política”, afirmaba la ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser.

Una posición a la que se sumaba el ministro de Justicia, Marco Buschmann. “Los que odian el camino de Putin y aman la democracia liberal son cordialmente bienvenidos en Alemania”, expresó en Twitter. El Gobierno germano añadió también que Alemania acoge desde hace meses a disidentes rusos perseguidos y amenazados, y que del “ilimitado desprecio por la humanidad” de Putin no se libran ni sus propios soldados.

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Pero al final, muchos de los rusos que salen de su país pasan primero por los países limítrofes y, según la norma europea, es en el primer país al que llegan donde deberán pedir el asilo. En este sentido, Finlandia es prácticamente el único país de entrada para los ciudadanos rusos en la Unión Europea debido al cierre del espacio aéreo a los aviones rusos y al bloqueo de las tres repúblicas bálticas y Polonia.

Además, la división sobre el asilo de los rusos se ha hecho notar también en el seno de los Veintisiete. Varios embajadores de la Unión Europea han pedido a la Comisión que actualice el Acuerdo de Facilitación de Visados con Rusia, debido a los últimos acontecimientos, en especial los relativos a la seguridad. Varios gobiernos argumentan que necesitan pruebas de que los ciudadanos rusos que entran en territorio de la Unión son realmente disidentes u opositores a Putin y no aliados del Kremlin.

La presidencia de la Unión Europea, en manos de la República Checa, ya ha convocado reuniones de coordinación con representantes de los Veintisiete, la Comisión Europea, el Servicio Europeo de Acción Exterior y la agencia Europea de Control de Fronteras para tratar de coordinar una respuesta común. Bruselas, de momento, insiste en la obligación de todos los países de estudiar todas las peticiones de asilo que reciben.

Y en Rusia, mientras tanto, siguen manifestándose los disidentes. “Putin es un criminal de guerra, está matando gente. Pero, ¿cómo pueden los rusos dentro de Rusia detener a Putin? No es posible”, decía el exdiputado opositor Dmitry Dudkov, que ahora vive en Vilna. “Creo que Occidente debería aumentar la asistencia militar en Ucrania, esa es la única opción”, añadía.

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Una situación que vive todo el equipo de Alexei Navalny, residentes también en Lituania desde que el político de la oposición fue encarcelado. “Nadie atacó a Rusia, nadie necesitaba estas separaciones y estas muertes, pero el 24 de febrero, un maníaco llevó a su país a un callejón sin salida”, escribía en Twitter Leonid Volkov, asesor político de Navalny. 

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