Si las naciones que han comprado dosis de sobra no donan los excedentes, muchos países de bajo poder adquisitivo tendrán que esperar hasta dentro de tres años, que es el tiempo que las farmacéuticas tardarán en producir suficientes vacunas 

La vacuna que no llegará: los países de bajos ingresos se quedan sin reservas 

REUTERS/DADO RUVIC - Vacuna contra la COVID-19 

Se ha establecido la expresión “nacionalismo de las vacunas” para explicar lo que está ocurriendo actualmente. 

Que de esto saldremos mejores ya se ha desmentido durante estos meses, y ahora que las vacunas han llegado, de nuevo la falacia se hace evidente. Cuando las vacunas ya son una realidad, la voluntad de los Estados más acaudalados ha quedado retratada en un estudio del Centro de Innovación en Salud Global de Duke, que expone que diez países de altos ingresos ya han comprado o tienen acuerdos de compra anticipada para vacunar varias veces al 100% de su población. Esto provocará, previsiblemente, que los países de bajos ingresos reciban las vacunas con años de retraso respecto a las naciones más ricas. 

El nacionalismo de las vacunas 

Algunos expertos han decidido utilizar este término para definir lo que está sucediendo con la adquisición y reserva de sueros. Richard N. Haass, presidente del centro de estudios del Concilio en Relaciones Internacionales, detalla a la BBC el significado de esta expresión: “Puede describirse como un nacionalismo preventivo”; y añadía: “Es muy negativo que los gobiernos se dejen llevar por este egoísmo. Si tienes una gran cantidad de personas infectadas en el mundo, dada la globalización, el virus continuará activo. Hay un juego político, económico y estratégico detrás de las vacunas que es una receta para el desastre, si no es posible construir algún acuerdo internacional”. 

Un estudio dirigido por el profesor Joseph So, publicado en The BMJ, atribuye el nacionalismo de las vacunas a la incertidumbre sobre qué vacunas terminarán siendo eficaces. Los países que hayan podido permitirse adquirir dosis de sobra provenientes de varias farmacéuticas se asegurarán el suministro de vacunas en un futuro. 

En cambio, para César Hernández, representante de España en el equipo negociador de compra anticipada de la vacuna de la Unión Europea, este término no se ajusta a la realidad de los acuerdos de compra: "Todo lo que se ha hecho desde la estrategia europea de vacunas contempla este aspecto de solidaridad, no es en absoluto una mirada de eso que se ha llamado 'nacionalismo de vacunas'. Por supuesto que se busca solucionar los problemas de nuestros ciudadanos, pero en las negociaciones se habla de dosis muy por encima de lo que eventualmente serían las necesidades de primera hornada de la ciudadanía europea. Todos los contratos tienen cláusulas que permiten la donación o reventa a terceros países y a organizaciones humanitarias. Todo eso está contemplado, en las negociaciones, y en las políticas de los países de UE. (...) No sería justo decir que Europa está intentando solo solucionar sus problemas, sino que hay un ejercicio de solidaridad internacional". 

Un informe del Centro de Innovación en Salud Global de Duke estima que si las naciones que han comprado dosis más que de sobra no donan los excedentes a tiempo muchos países de bajo poder adquisitivo tendrán que esperar hasta dentro de tres años, que es el tiempo que las farmacéuticas tardarán en producir suficientes vacunas para inmunizar a la población mundial. 

Fuente: Centro de Salud en la Innovación Global de Duke 

A esta previsión de una llegada tardía a los países en desarrollo se suma el análisis anteriormente mencionado- publicado en The BMJ, cuya conclusión es que incluso si las 13 farmacéuticas líderes en la elaboración de vacunas lograsen alcanzar su máxima capacidad de producción, al menos una quinta parte de la población mundial no tendría acceso a las vacunas hasta 2022. 

Por su parte, la organización People's Vaccine Alliance denuncia que 69 países de bajos ingresos sólo podrán vacunar durante el 2021 a una de cada diez personas, a menos que los gobiernos y la industria farmacéutica tomen medidas. Según los activistas, las naciones más ricas han comprado el 53% de dosis de las vacunas más prometedoras, arriesgando el abastecimiento del resto de potencias de bajo poder adquisitivo. 

Según Duke, por ahora los países de altos ingresos han firmado acuerdos de compra anticipada de más de 4 mil millones de dosis, a los que podrían sumarse otros 5 mil millones de dosis que se están negociando. 

La estrategia que están siguiendo los países de ingresos altos es asegurarse la reserva de vacunas con los fabricantes a través de la financiación de la elaboración de sueros. Es el caso de Estados Unidos, que, a cambio de apoyar la investigación, el desarrollo y la fabricación de cinco de las vacunas contra la COVID-19 más avanzadas, recibirá un acceso prioritario. Evidentemente, esta es una jugada que los países de bajos ingresos no pueden emular. 

En el estudio publicado en The BMJ, los expertos añaden que sin un enfoque coordinado a nivel mundial para la distribución de vacunas COVID-19, los Estados podrían acabar almacenando sus suministros de dosis. Si los países de ingresos altos amplían sus compras, menos del 40% de cada dos dosis de vacunas (es decir, un curso de vacunas) restarían para países de bajos y medianos ingresos. En cambio, si las naciones comparten las dosis que han adquirido, el porcentaje sería mayor que el 40%. El estudio añade que, teniendo en cuenta los desafíos logísticos y de financiación en la entrega de estas vacunas, es posible que las existencias no se compartan tan fácilmente. 

De hecho, según el análisis de Duke, muchos países podrían vacunar varias veces al 100% de su población. El caso más destacable es el canadiense, que será capaz de inmunizar seis veces a toda su población con las dosis confirmadas más las que ha reservado. Le sigue EEUU, con dosis para vacunar más de cuatro veces a todos sus habitantes. Como contraste, los países de bajos y medianos ingresos no llegarán a vacunar al 100% de su población con la cantidad de sueros comprados por ahora. 

En el caso de España, el Ministerio de Sanidad ha calculado que a lo largo del próximo año se podrán vacunar 80 millones de personas, cifra que supera por más de 30 millones la población española. Esta cantidad se obtiene del 10% del total de vacunas Pfizer/BioNTech que la UE ha adquirido. Sanidad ha dicho sobre las dosis restantes que pasarían a formar parte de una reserva estratégica, en caso de que finalmente sean necesarias más vacunaciones durante los próximos años, o para vender o donar a otros países. 

Dosis de vacunas que se esperan para finales de 2021. Fuente: Airfinity 

En un artículo publicado en la revista Science, varios expertos teorizan sobre un marco ético común sobre el que basarse a la hora de distribuir las vacunas, llamado Modelo de Prioridad Justa. En esta publicación los autores defienden que la parcialidad nacional en la acumulación de vacunas no es razonable cuando se retienen más dosis de las necesarias para mantener la tasa de transmisión (Rt) por debajo de 1. En ese caso deberían liberarse vacunas para que otros países que no hayan podido mantener la Rt por debajo de 1 hagan uso de ellas. 

COVAX, el salvavidas de los países en desarrollo 

Una gran cantidad de los países de ingresos más bajos dependen de COVAX, una iniciativa dirigida por la OMS y la alianza internacional de investigación Gavi. Los donantes, tanto estatales como privados, donarán fondos a COVAX para que la organización pueda negociar un precio más asequible con los fabricantes de vacunas. Una vez conseguidas las dosis, estas se distribuirán con ayuda de UNICEF a los 92 países que han solicitado 

a bastecerse mediante la iniciativa, hasta poder vacunar como máximo al 20% de su población. Como precaución, se almacenarán el 5% del total de las dosis para construir una reserva que pueda ser útil en caso de vacunaciones futuras o para inmunizar a los refugiados, aquellos de los que ningún país se responsabiliza. 

Se estima que, para una vacuna de dos dosis, que se corresponde con la mayoría de sueros, se necesitarán 2,28 mil millones de dosis para inmunizar al 20% de la población de cada país. Actualmente COVAX ha confirmado la compra de 1,37 mil millones, lo que equivale a 910 millones menos de los necesarios. Si se confirmaran las dosis potenciales de vacunas, la cifra ascendería a 2,27 mil millones. Por ello Seth Berkley, el director de Gavi, ha advertido que "necesitamos con urgencia recaudar al menos 5.000 millones de dólares a dicionales para fines de 2021 para garantizar la distribución equitativa de estas vacunas a quienes las necesitan". 

Entre las naciones de altos ingresos y las de medianos ingresos el número de dosis cuya compra ha sido confirmada asciende a 6 mil millones, mientras que las economías en desarrollo han logrado comprar poco más de mil millones en total. 

Fuente: Gavi 
La ventaja de poder contar con farmacéuticas nacionales 

Algunos de los países en desarrollo han logrado garantizar una cantidad significativa de dosis gracias a su industria farmacéutica nacional. Es el caso de India, que el próximo año predice obtener más dosis de vacunas que cualquier otro país a través del Instituto Serum, que tiene contratos para producir grandes cantidades con las recetas de AstraZeneca y Novamax. 

Aquellos países, como la citada India y Sudáfrica, que poseen su propio respaldo farmacéutico, están llevando a cabo negociaciones con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para lograr que se haga una excepción a la hora de hacer cumplir las patentes y otras medidas de seguridad en vacunas mientras dure la pandemia. El objetivo es acelerar y abaratar los procesos de fabricación, sin temor a que los fabricantes nacionales sean demandados o procesados. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras defienden esta petición. "Es una respuesta bastante lógica desde el punto de vista de unos países que están viendo como países con mayor poder económico o mayores contactos están haciendo compras adelantadas de un producto al cual tiene pinta de que no van a poder acceder. La idea es aumentar la capacidad de fabricación, en lugar de que sean unos productores más seleccionados, como el Instituto Serum de India. Varios laboratorios podrían producirlas a la vez", explica Alonso Ruiz, investigador en políticas de innovación y acceso a medicamentos. 

En este sentido, el pasado mayo se redactó una carta abierta firmada por más de 140 expertos mundiales y líderes (entre los que se encuentran los presidentes de Sudáfrica, Pakistán, Senegal y Ghana), dirigida a todos los Gobiernos que exponía el interés en que las vacunas "estén libres de patentes, se produzcan en masa, se distribuyan equitativamente y se pongan a disposición de todas las personas, en todos los países, de forma gratuita". Además, solicitan una unión de estados para lograr una vacuna universal contra la COVID-19. 

Fuente: Centro de Salud en la Innovación Global de Duke
Los retos de la distribución de vacunas 

A parte del escollo principal, el económico, los países en desarrollo se enfrentan a otros desafíos a la hora de distribuir o almacenar las vacunas. El estudio de Duke identifica varios de estos retos a los que podrían enfrentarse países como India, Etiopía o Perú. Algunos son la capacidad de conservar la cadena de frío (especialmente en zonas rurales y remotas), el suministro de agujas y eliminación adecuada de desechos orgánicos o la falta de proveedores capacitados para distribuir las vacunas. 

Por último, señalan la desconfianza y desinformación de la población, específicamente en climas políticos inestables. Los expertos temen que suceda algo similar a lo ocurrido en l a República Democrática del Congo durante el brote de la epidemia de Ébola que afectó a la parte oriental del país en 2018. En ocasiones fue necesaria la presencia de escoltas 

militares en las regiones con milicias particularmente activas o donde la población se oponía a la presencia de la OMS. Para tratar de evitar que se den situaciones como estas, se planea trabajar con líderes comunitarios locales, religiosos y políticos, para lograr una mayor aceptación.

PHOTO/REUTERS - Laboratorio del fabricante de vacunas chino CanSino Biologics 
 El beneficio común de un reparto equitativo de vacunas 

Es seguro que, si no se inmuniza a la población mundial, el riesgo de contagio internacional seguirá existiendo. Si algo hemos aprendido durante esta pandemia es que lo que ocurre en la otra punta del globo acaba afectándonos a todos tal y como ha argumentado la Fundación Bill y Melinda Gates en el informe anual Goalkeepers. 

Para ello, la fundación colaboró con el Laboratorio de Modelos de Sistemas Biológicos y Sociotécnicos (MOBS LAB) de la Universidad Northeastern, en Boston, que ya ha trabajado con simulaciones de la gripe estacional. En esta ocasión, el estudio elaboró dos escenarios hipotéticos sobre el porcentaje de vidas que se salvarían si se distribuyese la vacuna de una forma equitativa o no, partiendo de que la vacuna hubiera estado disponible desde el 16 de marzo. 

En el primer escenario, aproximadamente 50 países de ingresos elevados habrían recibido los primeros 2 mil millones de dosis, de un total de 3 mil millones, de una vacuna cuya efectividad es del 80%. En el segundo, todos los países recibieron 3 mil millones de dosis repartidas equitativamente. En esta última hipótesis el MOBS LAB calcula que se hubieran evitado el 61% de muertes, frente a un 33% en el primer caso. Si en lugar de una vacuna efectiva al 80%, lo fuese al 65% se habrían evitado el 57% de las muertes en el primer escenario y el 30% en el segundo. Los investigadores tratan de demostrar de esta manera lo que el pánico impide ver a las naciones, y es que, si las vacunas no llegan con equidad a todos los países, las muertes serían el doble y la pandemia no se controlaría. 

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