El retorno de las protestas ciudadanas argelinas se produjo a pesar de las recomendaciones oficiales ante la propagación de la COVID-19

La vuelta del Hirak en Argelia deja decenas de detenidos

AFP/AMAL BELALLOUFI - Marcha antigubernamental en Argelia

El movimiento ciudadano Hirak volvió a las calles argelinas para exigir un cambio radical en las instituciones públicas del país y para instar a acabar con la corrupción estatal. Cientos de personas se manifestaron esta pasada jornada de viernes en distintas ciudades del país norteafricano para pedir la caída del actual régimen y el cese de la intervención del Ejército en las cuestiones políticas. Este nuevo episodio supone una reedición de las protestas masivas que estallaron en febrero de 2019 y que se vinieron sucediendo cada martes y viernes hasta que el pasado mes de marzo fueron prohibidas en el marco de las medidas preventivas adoptadas para frenar la extensión de la enfermedad COVID-19.

Las limitaciones impuestas por las autoridades continúan vigentes en la nación africana, pero cientos de jóvenes desafiaron el confinamiento y la reclusión domiciliaria decretada para manifestarse, principalmente en la región septentrional de la Cabilia, una zona montañosa de mayoría bereber.

En publicaciones hechas en las redes sociales se podía observar cómo la Policía intervino llevando a cabo arrestos y recurriendo a elementos disuasivos como gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que lanzaban proclamas como "poder asesino", "Argelia libre y democrática" o "Estado civil, no militar”, en contra de la nueva autoridad representada por el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, elegido a finales del año pasado. 

El Comité Nacional para la Liberación de Detenidos (CNLD) informó en su página oficial de Facebook que una decena de personas fueron retenidas en Bejaia, Tizi Ouzou y Bouira, las tres grandes ciudades de la Cabilia, por estas movilizaciones. Varias personas más, entre ellas una menor, fueron igualmente detenidas en las ciudades norteñas de Annaba, Tlemcen, Orán y Mostaganem, aunque la mayoría de ellas fueron posteriormente liberadas. En Argel, grupos de personas trataron de marchar en el centro de la capital, pero lo impidió un amplio despliegue policial en el que había una gran presencia de agentes de los servicios secretos.

"Hemos salido a marchar desde el barrio de Bab el Oued, pero no hemos conseguido manifestarnos ya que decenas de personas fueron arrestadas y conducidas hacia la Comisaría del barrio. La Policía estaba desplegada en todos los lugares", indicó a la agencia Efe uno de los organizadores antes de avisar de que lo volverán a intentar el viernes próximo.

Las fuerzas de seguridad argelinas rodean una manifestación antigubernamental en la capital Argel

A pesar de las recomendaciones de diversos activistas y representantes políticos impulsores del Hirak desaconsejando manifestarse en la calle por la situación actual a la espera de que mejore la situación sanitaria, fueron cientos los jóvenes que salieron para oponerse al régimen argelino. En un momento difícil por la crisis del coronavirus, que ha dejado centenares de miles de muertos y millones de casos diagnosticados en todo el mundo y que en Argelia ha supuesto ya hasta el momento 825 fallecimientos y más de 11.500 casos de afectados. 

De esta forma, se reveló la discrepancia entre elementos del movimiento Hirak en Argelia que estaban divididos en dos frentes, uno exigiendo la necesidad de su regreso y otro advirtiendo sobre el peligro del brote de coronavirus. El regreso de las manifestaciones populares, por primera vez en casi tres meses después de su parón debido a la pandemia del coronavirus, respondió a los llamamientos hechos a través de las redes sociales que pedían beneficiarse de la flexibilización de las medidas por la COVID-19 de cara a un regreso a las protestas populares que exigían un cambio político radical en la nación. Desde el seno del Hirak se advirtió sobre esta “aventura” y se pidió a los argelinos que se quedaran en sus hogares y no arriesgaran su salud. 

Entre los miembros más destacados del movimiento que hicieron un llamamiento a los argelinos para que no saliesen en manifestación este viernes estaba el activista político Samir Belarbi, quien pidió que la imagen anterior del movimiento no se distorsione ante estas últimas acciones. En un comunicado hecho público reseñó que “el mayor movimiento de los argelinos después de la propagación del coronavirus es preservar las almas y las vidas", y remarcó que "la sabiduría requiere que todos seamos más cuidadosos y cautelosos".

Manifestación antigubernamental en la capital Argel, el 18 de febrero de 2020

A su vez, Saif al-Islam ben Attia, uno de los protagonistas más destacados del movimiento en Argelia, criticó las llamadas que se habían lanzado en las últimas semanas pidiendo la reanudación de las manifestaciones populares con el objetivo de presionar a los mandatarios argelinos, como recogió también el medio Al-Ain News. 

Ben Attia indicó en una publicación en Facebook que "la mayoría de estas invitaciones provienen de personalidades y organizaciones que residen en el extranjero", y se preguntó si al menos estas partes tenían la información correcta y suficiente sobre la situación epidemiológica. 

El activista político, que también trabaja como médico en un hospital de la capital argelina, reveló que la situación sanitaria y epidemiológica es inestable con un aumento en el número de pacientes que ingresan en los hospitales. Exigió el denominado "imperativo de volver al principio de la primacía del interior sobre el exterior para determinar los caminos principales" y eliminar del movimiento popular cualquier influencia foránea. 

La corrupción, la crisis económica y el desempleo generalizado fueron el caldo de cultivo perfecto para la aparición del Hirak, y la gota que colmó el vaso y precipitó todo fue el hecho de que el anterior presidente Abdelaziz Bouteflika confirmase que se presentaba a la reelección por quinta vez consecutiva. Millones de personas salieron a la calle para exigir la renuncia del veterano dirigente, lo cual acabó sucediendo, después de que el fallecido jefe del Ejército argelino Ahmed Gaïd Salah le obligase a desaparecer de la escena política. 

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune

El pasado 12 de diciembre, fue elegido nuevo presidente Abdelmadjid Tebboune, a quien se relacionaba con el poder establecido en Argelia al formar parte de la antigua esfera gubernamental de Bouteflika. Aunque el nuevo líder de la República se quiso desligar de su pasado y prometió cambios constitucionales y separarse del régimen que ha regido los designios de Argelia en las últimas décadas. Un país en el que ha mandado durante largo tiempo el estamento militar y que ha pasado por importantes casos de corrupción política que provocaron el hartazgo ciudadano. 

Las estructuras del Gobierno en Argelia se han mantenido intocables en los últimos años y se exige una mayor apertura democrática, de ahí el surgimiento de un movimiento como el Hirak. Tras la victoria electoral de Tebboune, miles de personas siguieron saliendo a la calle durante las siguientes semanas para protestar contra los resultados de estos comicios y para reclamar una verdadera transición democrática en el país.

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