El dictador de Azerbaiyán Ilham Aliyev lanzó el pasado 26 de septiembre una ofensiva a gran escala contra los armenios de Nagorno-Karabaj (Artsaj).
Turquía, autor del genocidio armenio, apoya incondicionalmente a Azerbaiyán estratégica, financiera y militarmente. Ese apoyo se materializa también mediante el reclutamiento y envío de yihadistas, hecho confirmado por Francia, y Rusia entre otros. Los dos países comparten orígenes étnicos, lingüísticos y religiosos comunes.
Por los ataques de Azerbaiyán, que se han cobrado la vida de 20 civiles armenios, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos adoptó el 6 de octubre una medida cautelar solicitada por Armenia, por la que urge a Turquía y a todos los Estados implicados a "abstenerse de todo acto que contribuya a vulnerar el Convenio Europeo de Derechos Humanos".
Armenia, Rusia y Azerbaiyán acordaron un alto el fuego humanitario a partir de las 12:00 del 10 de octubre. Las fuerzas azeríes violaron el régimen de alto el fuego a las 12:05 horas, atacando Karakhanbeyli y Hadrut, así como Teritsvank y Artsvanik en Armenia.
Artsaj, demográficamente armenio durante milenios, fue arbitrariamente transferido al Azerbaiyán soviético por Iósif Stalin en el año 1923 para ganarse los favores de Turquía. Tras un referéndum, la población de Artsaj declaró la independencia en 1991.
El colapso de la Unión Soviética provocó una respuesta militar por parte de Azerbaiyán contra la población civil de Artsaj, que finalmente culminó en una guerra que duró desde 1991 hasta 1994. Entonces se estableció un alto el fuego y comenzó el proceso de negociaciones de paz, mediado por el Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos.
El Gobierno de la familia Aliyev, que lleva unos 50 años en el poder, está amenazado por una economía vacilante debido a los bajos precios del petróleo; mientras que Turquía ha estado ampliando sus ambiciones neo-otomanas a través de acciones militares en Irak, Siria, Libia, Chipre y Grecia.
Consecuentemente, las dos naciones hermanas libraron una nueva guerra contra el pueblo de Artsaj. Rusia, que es aliada de Armenia y tiene una base militar en este país, podría verse involucrada rápidamente y enfrentarse a un aliado de la OTAN, Turquía.
España, como miembro de la OTAN, debe condenar las acciones de Turquía y presionarlo para que no se involucre más y cree una guerra regional. La nación española debe instar a Azerbaiyán a que cese los ataques militares contra la población civil y los asentamientos tanto en Armenia como en Artsaj, y pedir a las partes que vuelvan al proceso de paz bajo la tutela del Grupo de Minsk de la OSCE, el único formato internacional legítimo y reconocido.