El hecho excepcional supone que los productores pagan a sus clientes para que se lleven los excedentes

Las consecuencias del derrumbe histórico del petróleo de Estados Unidos

photo_camera AP/EUGENE HOSHIKO - Una tabla electrónica de acciones que muestra los índices bursátiles mundiales en una firma de valores en Tokio el martes 21 de abril de 2020

Día histórico el de la jornada del lunes. Sucedió algo que nunca había ocurrido, el crudo de Estados Unidos cotizó en negativo provocando el asombro de propios y extraños. Es sabido que para encontrar el ‘oro negro’ en los campos petrolíferos es necesario perforar para dar con él, pero esta vez, donde se ha producido un agujero, y enorme, es en la negociación del petróleo tipo West Texas Intermediate, WTI Texas, cayendo hasta cifras en negativo. Esto representa la mayor caída de siempre en una sesión y desde que empezaron a negociarse los precios de los futuros en los años 80 del siglo pasado. 

El 20 de abril de 2020 será recordado por la jornada en la que el WTI cotizó por debajo de cero dólares el barril, situación inusitada que se explica desde el mal momento que viven las bolsas de valores en el marco de la actual crisis sanitaria que se vive por la pandemia del coronavirus, que ha dejado decenas de miles de muertos y millones de afectados en todo el mundo y que ha paralizado gran parte de la actividad económica; afectando también, como no podía ser de otra manera, al mercado del petróleo, en caída libre por el bajón provocado en su consumo ante la interrupción de casi toda actividad cotidiana (no hay desplazamientos en coche y el número de vuelos en avión ha bajado considerablemente, por ejemplo). 

No se consume petróleo ni derivados como la gasolina. La demanda se ha contraído un 30% por el coronavirus y llega a niveles de 1995, todo ello a pesar de que los ciudadanos norteamericanos disfrutan de los precios del combustible más bajos en los últimos 20 años. Todo lo cual ha llevado a la producción a caer en picado. 

Refinería LyondellBasell-Houston en Houston, Texas, el 20 de abril de 2020

En este escenario, el precio del crudo cotizado contabilizado en barriles se negocia por debajo de lo que se supone o se espera que valga en el futuro a un mes. En concreto, los contratos de futuros para entrega en mayo llegaron a situarse a última hora de la tarde en menos 37 dólares por barril, frente a los 18,27 dólares en los que llegó a cerrar el pasado viernes, protagonizando así la mayor caída jamás conocida de una sesión a otra. 

El petróleo en la jornada del lunes no tenía valor; más bien al contrario, era un coste añadido o una carga económica (el almacenamiento cuesta y ahora no es rentable por la pérdida de valor del producto, al que no se le da salida, como se suele decir en términos coloquiales). La cotización negativa significaba que los productores deben pagar a los clientes 37 dólares para que se lleven unos barriles que en este momento nadie quiere. “La gente está tratando de deshacerse del petróleo y no hay compradores”, dijo Michael Lynch, presidente de la entidad de análisis Strategic Energy & Economic Research.

El salto al vacío es de impresión; el petróleo en EEUU en 2011 valía 114 dólares, hace doce meses estaba en 66 dólares, el viernes en 18,27 dólares y este lunes en -37 dólares por barril, algo inusitado. 

El crudo estadounidense nunca ha cotizado en negativo desde que hay datos disponibles. Pero buscando algún antecedente comparativo parecido, Rapidan Energy estima que si se considera el precio al neto de la inflación, habría que situarse en 1862, es decir, cuando empezaron a descubrirse los primeros pozos de petróleo en Estados Unidos y perforar era una inversión cara porque no había mercado masivo todavía, para ver algo semejante. 

La situación preocupante vivida en el mercado norteamericano se explica en parte por la proximidad del vencimiento de los contratos de futuros del WTI Texas para entrega en mayo, que expiraron anoche. Muchos operadores tomaron la determinación de desprenderse de sus posiciones y algunos estaban incluso dispuestos a perder dinero.

Todos los días 21 de cada mes se procede a un cambio de contrato en el WTI, y todos los 30 sucede lo mismo en el caso del barril Brent del mar del Norte, con precios para el mes siguiente. En los dos mercados se mantuvo la tendencia negativa, pero el primero se distanció severamente del segundo para mal. El Brent, crudo de referencia en Europa, es 64 dólares más caro que el estadounidense, y se mantiene en el terreno positivo intercambiándose a 25,87 dólares el barril.

Precio del petróleo por barril: Crudo Brent del mar del Norte y West Texas Intermediate

Las razones del desfase tienen que ver con cuestiones técnicas. Cuando un inversor adquiere dentro del mercado petróleo no se hace con un barril como tal para llevárselo en el momento, en realidad compra un contrato a futuro. Los que sirven de referencia para calcular el precio del WTI vencían ahora y el petróleo se entregará en mayo, cuando sí se efectuará la entrega física, con el problema de que se está llegando al límite del almacenamiento al no consumirse combustible. Mientras, el Brent se entregará en junio, cuando es de esperar que pueda haber un menor desequilibrio entre oferta y demanda, y no requiere de un almacenamiento como en el caso de EEUU, ya que viene del yacimiento del mar del Norte y se puede transportar con cierta facilidad.

El precio de la pasada jornada del lunes reflejó una situación inusual del mercado de cara al mes de mayo, pero nada tendrá que ver con el valor de junio, ya que cuando entre en juego el contrato a futuro de junio se estima que el precio oscilará entre 22 y 25 dólares el barril.  

Una de las consecuencias más palpables de estos precios es que la industria petrolera norteamericana entra en una crisis de espectaculares dimensiones. No en vano, según la compañía de servicios petrolíferos Baker Hughes, han clausurado ya la mitad de las infraestructuras petroleras en funcionamiento en Estados Unidos, de 1.012 que había hace un año, han quedado, de momento, 529.

Mientras tanto, las naciones productoras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se dedicaron el mes pasado a producir más crudo que nunca, después de que Rusia y Arabia Saudí rompiesen el pacto para recortar la producción que tenían desde 2016. La pasada semana se convino volver a recortar el bombeo de crudo, pero ya era tarde dada la situación actual de paralización de la actividad económica por la problemática sanitaria actual. Por su parte, el Gobierno estadounidense de Donald Trump había inundado el mercado de petróleo potenciando la extracción a través del ‘fracking’, cuando previamente se había convertido en un férreo defensor de recortar la producción. 

Petróleo crudo en la Cuenca Pérmica en el Condado de Loving, Texas

De esta forma, el gran problema que afronta Estados Unidos es el del almacenamiento del petróleo ya producido y que el mercado no puede absorber por el fuerte descenso de la demanda. 

La situación actual no es fácil porque se caracteriza por la baja de demanda, a niveles casi inéditos en la historia debido a la pandemia del coronavirus; la capacidad de almacenamiento de petróleo está casi sobrepasada, con yacimientos cerrados y una coyuntura en la cual no se atisba una mejora de las variables económicas en los próximos meses para los que se prevé la continuidad del cese de parte de la actividad económica y el descenso del consumo a niveles nunca vistos anteriormente. 

En esta línea, Jorge Piñón, experto en temas energéticos de la Universidad de Texas (EEUU), ha indicado al medio BBC Mundo que la crisis generada por la expansión del coronavirus ha agravado todavía más la brecha entre la producción y el consumo de petróleo a nivel global. Y Estados Unidos, como mayor productor mundial de petróleo desde 2018, no está ajeno a esa circunstancia. "El problema que tenemos hoy en día, y el talón de Aquiles que tiene la industria de hidrocarburos, no es la oferta. Todos sabemos que hay suficiente petróleo en el mundo, el problema está en la demanda y cómo se va a recuperar después de esta crisis", ha explicado. 
 

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