La recién creada Agencia espacial ultima un programa a diez años para crear una sólida industria de satélites y lanzadores

Las desmedidas ambiciones espaciales de la Turquía de Erdogan

PHOTO/Anadolu Agency - El presidente Erdogan quiere que Turquía ponga punto una potente industria espacial para fabricar sus propios satélites y comerciales equipos y componentes para el sector

El presidente Recep Tayyip Erdogan ya ha cumplido su sueño de dar vida a la Agencia Espacial de Turquía, la piedra angular sobre la que quiere hacer realidad su aspiración de convertir a la república euroasiática en una influyente potencia espacial.

Es poco conocido que Turquía cuenta con una sobrada experiencia en el campo espacial, pero esa es la realidad. Su industria aeroespacial y sus organismos públicos de investigación han participado en mayor o menor medida en el desarrollo y fabricación de los 15 ingenios de todo tipo y tamaño que los sucesivos gobiernos de Ankara han colocado con éxito en el espacio desde comienzos del siglo XXI.

El primero se llamaba Bilsat-1, una pequeña plataforma de observación de 140 kilos, que fue posicionada alrededor de la Tierra en septiembre de 2003 y concluyó su vida operativa en agosto de 2006. Le han seguido numerosos ingenios de telecomunicaciones del operador estatal Türksat y dos satélites espía de observación óptica, Göktürk-1 y Göktürk 2.

Turquía cuenta en órbita con dos satélites espía de observación óptica, Göktürk-1 y Göktürk 2, al que debe unirse un tercero (Göktürk 3) de tecnología radar

El último citado, de 450 kilos y fabricación nacional ‒con apoyo tecnológico de la compañía surcoreana Satrec‒, fue enviado al espacio en diciembre de 2012. En cambio, Göktürk-1, de 1.060 kilos, fue fabricado por la empresa franco-italiana Telespazio y lanzado en diciembre de 2016 tras sufrir numerosos retrasos. 

En todas las ocasiones, las autoridades de Ankara extrajeron diferentes enseñanzas, dos de las cuales las han tenido muy en cuenta. La primera es que las plataformas espaciales se han convertido en instrumentos indispensables para brindar inteligencia a sus Fuerzas Armadas en los distintos conflictos armados en los que toman parte, para la seguridad de sus fronteras y para impulsar la economía y, por tanto, hay que favorecer la creación de una importante industria nacional de satélites.

La segunda lectura es que, en la medida de lo posible, hay que contar con vehículos de lanzamiento fiables de fabricación nacional para disponer de acceso autónomo al espacio, único modo de evitar depender de terceros países, como los gobiernos turcos han tenido que hacer hasta ahora.

Erdogan asistió desde Ankara al despegue el 5 de diciembre de 2016 del Göktürk-1, fabricado por la empresa francoitaliana Telespazio con contribución de empresas turcas
Los inminentes planes espaciales de Erdogan

Erdogan ha hecho frente a ambos retos y ha sentado las bases de ambos grandes proyectos. En un importante discurso político pronunciado el 16 de enero, subrayó que “los países que no lleguen al espacio, en el futuro no tendrán voz en la tierra” y desveló una serie de grandes iniciativas de infraestructura y tecnología para los próximos años. Entre ellas, destaca la puesta en órbita de varios satélites en el marco del nuevo Programa Espacial Nacional que abarca hasta 2030. 

El discurso se produjo cuando la economía turca comenzaba a recuperarse de la crisis que venía arrastrando, lo que permitió a Erdogan anticipar que el satélite de comunicaciones Türksat 5A volaría al espacio en el tercer trimestre de 2020, el Türksat 5B, al año siguiente y el Türksat 6ª, en 2022. Un pequeño satélite militar de tecnología radar llamado Göktürk 3 está programado, pero no fue citado.

Fabricado en Turquía por un conjunto de empresas del país bajo el liderazgo de Turkish Aerospace Industries (TAI), el Türksat 6A está programado para volar al espacio en 2022

También anticipó que los nuevos ingenios alcanzarían en espacio exterior a bordo de cohetes comprados al multimillonario norteamericano Elon Musk, el fundador de la marca de automóviles Tesla y de la compañía SpaceX, fabricante de los vehículos de lanzamiento Falcón 9 low-cost que compiten con el más caro cohete europeo Ariane 5.

Erdogan con Elon Musk, el multimillonario fundador de la marca de automóviles Tesla y de la compañía SpaceX, que pondrá en órbita los próximos satélites de comunicaciones Türksat

Mientras tanto, financia el desarrollo de al menos dos lanzadores que lleva a cabo Rocketsan, una de las empresas fabricantes de armamento que lidera el sector de defensa y aeroespacial del país. Por un lado está el programa UFS ‒acrónimo del turco Uydu Fırlatma Sistemi‒, un cohete de cerca de 30 metros de altura para enviar satélites de pocos centenares de kilos a unos 700 kilómetros.

El ministerio de Defensa Nacional apoya el programa UFS, un cohete de cerca de 30 metros de altura para enviar satélites de pocos centenares de kilos a unos 700 kilómetros

Roketsan también trabaja en el MUFS ‒Mikro Uydu Firlatma Sistemi‒, un cohete de diferente diseño y unos 22 metros para colocar satélites de 100 kilogramos a 400 kilómetros de altura. Las dos iniciativas están bajo la órbita del ministerio de Defensa Nacional y requieren la construcción de bases de despegue, instalaciones de producción y pruebas.

Sin embargo, la realidad manda y, por el momento, el máximo mandatario turco no ha tenido más remedio que evitar dar el visto bueno oficial al Programa Espacial Nacional, a la espera de valorar el alcance económico y social de la pandemia de coronavirus COVID-19 que ya afecta a más de 74.000 turcos y ha causado la muerte a cerca de dos millares.

Modelo a escala reducida del lanzador MUFS ‒Mikro Uydu Firlatma Sistemi‒, concebido para colocar satélites de 100 kilogramos a 400 kilómetros de altura
Un experto del sector aeroespacial al frente de la Agencia

Erdogan ya ha cumplido las promesas del Partido Justicia y Desarrollo que lidera. Por una parte, fundar una Agencia espacial gubernamental que dirija y coordine al conjunto del sector espacial nacional. Por otra, poner al timón a una persona capaz de cumplir las aspiraciones del estado turco. Ese hombre es Serdar Huseyn Yildirim, designado el 7 de agosto pasado como máximo responsable de la Agencia Espacial de Turquía o TUA, acrónimo del turco Türkiye Uzay Ajansi.

Serdar Huseyin Yildirim es un acreditado profesional del sector de la aviación. Ingeniero aeronáutico por la Universidad Técnica de Estambul y máster en tecnología aeroespacial por la Universidad Técnica de Berlín, ha sido director general de la Autoridad Estatal de Aeropuertos (DHMI) y del departamento de Tecnologías Aeronáuticas y Espaciales del ministerio de Transportes.  

El presidente de la Agencia Espacial, Türkiye Uzay Ajansi (izquierda), junto al ministro de Industria y Tecnología, Mustafá Varank, de quien depende la Agencia

Con sede en Ankara y marcado acento civil, el organismo que dirige Yildirim goza de autonomía financiera y administrativa, pero está subordinado al Ministerio de Ciencia y Tecnología. En estrecha relación con el Instituto de Investigación de Tecnologías Espaciales Tübitak, la finalidad de la TUA es definir los objetivos a mediano y largo plazo, establecer una importante base industrial espacial nacional y asignar los recursos para impulsar la ciencia y las tecnologías del sector.

Entre sus cometidos también se encuentran los de ayudar a desarrollar tecnologías satelitales, producir equipos y componentes para la industria espacial internacional, crear capacidades de lanzamiento nacional y las infraestructuras asociadas para reducir la dependencia externa y conseguir situar a Turquía como una admirada potencia espacial.

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