El crecimiento ha rebotado con el final de los confinamientos, pero lo que ocurrirá durante el próximo invierno todavía es un misterio

Las incertidumbres que acechan a la economía mundial

photo_camera AP/RICHARD DREW - Bolsa de Nueva York, el 12 de marzo de 2020. El mercado de valores tuvo su mayor caída desde la caída del Lunes Negro en 1987

El rebote que la economía mundial experimentó tras el final del confinamiento podría tener sus días contando. Su impulso se empieza a desvanecer y son muchas las incertidumbres de cara al próximo invierno. Todos los países luchan ahora mismo por mantener la actividad económica, retomar las clases y contener una segunda oleada del virus. Algunos están teniendo más éxito y otros, como España, están encontrando más dificultades. La incertidumbre es total y eso es algo letal para las previsiones económicas. 

“El rebote de la economía ya ha tocado techo. A partir de ahora empezará a decaer”, ha asegurado Joachim Fels, asesor económico de Pacific Investment Management, en declaraciones a Bloomberg News. Los Gobiernos se enfrentan a decisiones muy difíciles en los próximos meses. Han inyectado casi 20 billones de dólares en apoyos fiscales y monetarios para compensar el parón de la actividad propiciado por la pandemia y no saben si será necesaria una inyección mayor.

A pesar de todos los temores que acechan a la economía mundial, hay algunos datos que son esperanzadores. El desempleo cayó bruscamente en Estados Unidos el pasado agosto, China ha tenido un fuerte repunte de la actividad y Alemania está teniendo buenos datos sobre su actividad industrial. Los mercados emergentes también están recibiendo con alivio la caída del dólar. Pero estos estímulos no durarán mucho y las vacunas van a tardar aún tiempo en estar disponibles. El gasto público será necesario para mantener los índices de actividad. 

Gráficos

Por delante todavía hay grandes retos. Muchas personas han perdido su empleo por la reorganización de la actividad de las empresas. Será necesario rehabilitar a los trabajadores de las industrias que ahora mismo no son viables y este proceso se podría prolongar todavía durante algún tiempo. Algunas de las grandes empresas estadounidenses ya han anunciado recortes de empleo. Maersk está planteando una gran restructuración que afectará a miles de personas que trabajan para la mayor empresa de transporte de contenedores del mundo, según informa Bloomberg. Ford despedirá al 5% de sus trabajadores asalariados en Estados Unidos y United Airlines eliminará cerca de 16.000 puestos de trabajo el mes que viene. 

El consumo en China se ha contraído a pesar del control del virus. Los consumidores son reacios a gastas y los mayores bancos del país acaban de registrar el peor descenso de sus beneficios en más de una década, a medida que la deuda sin pagar se acumula. En Europa, los indicadores de actividad se están desvaneciendo y las fábricas están tratando de reducir sus costes a medida que la demanda se debilita y las rebajas para dar salida a la producción reducen sus márgenes de beneficio. El primer ministro japonés Shinzo Abe, antes de renunciar a su puesto por motivos de salud, ya advirtió en una conferencia de prensa que serían necesarios grandes esfuerzos para contener el virus el próximo invierno.

Edimburgo

Los mercados bursátiles son reacios a la incertidumbre y en el largo plazo tendrán pérdidas sino perciben mejoras. “Tenemos que mirar más allá de lo que ha pasado esta semana, a largo plazo. Y ahí vemos que el consumo se está resintiendo”, ha explicado Catherine Mann, economista jefe mundial de Citigroup, en declaraciones a Bloomberg. La continua propagación del virus, con brotes en todo el mundo, es muy preocupante. Incluso cuando se diseñe una vacuna, hacerla disponible en todo el mundo a la escala necesaria va a llevar tiempo, según Warwick McKibbin de la Institución Brookings y la Universidad Nacional de Australia. Sus modelos sugieren que el virus podría acarrear una factura a la economía mundial unos 35 billones de dólares hasta el 2025. "Hay que vacunar a una gran parte de la población antes de que los costos económicos comiencen a bajar", considera McKibbin.

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