Las protestas estallan en Irán por la escasez de agua
Una larga sequía lleva solando Irán, un país mayormente árido con escasos recursos hídricos, desde hace décadas. La sequía persistente, una gestión inadecuada, y un clima extremo, agravados por los efectos de las sanciones internaciones han llevado a este país asiático al extremo.
El caso no es aislado, grandes extensiones hídricas se han secado a causa de la escasez de precipitaciones, poniendo en alerta a las autoridades que, ahora, tratan de evitar un desastre humano y natural que podría provocar migraciones masivas en busca de tierra fértil. Las críticas por la infraestructura anticuada y la falta de mantenimiento han provocado la propagación de protestas por todo el país.
En las últimas semanas han aumentado los cortes de agua y de electricidad, que afectan en especial a la provincia de Juzestán al suroeste de Irán, donde se han registrado temperaturas de hasta 50 grados centígrados. En las protestas de Juzestán se habrían empleado consignas políticas contra el sistema vigente donde se han registrado enfrentamientos con las fuerzas se seguridad y detenciones que le han costado la vida a tres manifestantes a manos de la Guardia Revolucionaria, mientras gritaban: “No aceptaremos la humillación” y “La gente exige un cambio de régimen”.
Las unidades especiales antidisturbios intentaron dispersar a los manifestantes disparando gases lacrimógenos y gas pimienta, y apuntando directamente a los manifestantes indefensos. Sin embargo, los jóvenes les desafiaron arrojando piedras mientras coreaban consignas contra el régimen. Las protestas en Juzestán se producen mientras Irán lucha por las repetidas oleadas de contagios de coronavirus y mientras miles de trabajadores de su industria petrolera han lanzado huelgas por mejores salarios y condiciones.
Esta situación de emergencia está tocando también de cerca al sector agrícola, responsable del uso de sistemas de explotación y cultivo de nula eficiencia ecológica. Frente a la tremenda sequia que afecta el país, que ha obligado a realizar cortes puntuales de agua no solo en el sur, sino también en la capital, Teherán impulsó hace años los trasvases y presas artificiales. Encima de la mesa se han planteado ambiciosas proyectos para transportar agua desde el mar Caspio, el Golfo y el mar de Omán hasta el sur de Irán, lo que podría asegurar agua 47 millones de personas.
Sin embargo, cubrir las necesidades de los 81 millones de habitantes de Irán ha llevado a este país a la sobrexplotación de los acuíferos. El 55% del consumo de agua en Irán se abastece de aguas subterráneas, y el 92% de ellas se utiliza para el regadío, según un análisis realizado por Geopolitacl Futures. La gestión inadecuada del agua se ha visto agravada por un clima riguroso, que cada vez es peor. La disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas, y los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos suponen una mayor presión sobre los recursos hídricos.
El país tiene pocas opciones disponibles, y todas ellas supondrán un coste considerable, y serán difíciles de implantar. Las precipitaciones habían disminuido casi un 50% en el último año, dejando a las presas con suministros de agua cada vez más escasos. Durante, los últimos años la República islámica ha realizado grandes inversiones en la construcción de presas, muchas de poca calidad, en detrimento de otro tipo de infraestructuras hidráulicas, como sistemas de riego, que podrían aumentar la eficiencia del almacenamiento y uso de agua. Sin embargo, la población está frustrada con la gestión de los recursos hídricos por parte del Gobierno, que plantean un serio peligro para el país, donde las protestas en torno a la escasez de agua han derivado en episodios de violencia.
La sequía y el excesivo bombeo de agua subterránea han resecado estas tierras y generado el hundimiento de la tierra. En la última década Irán ha sufrido la sequía más intensa y prolongada en más de 30 años, de acuerdo con la Organización para los Alimentos y la Agricultura de las Naciones Unidas. Se calcula que el 97% del país ha sufrido sequías de distinto grado, de acuerdo con la Organización Meteorológica de Irán. Parte del problema es el uso ineficiente del agua para los cultivos, que representa el 90% del agua que se consume en el país, según expertos.
La dicotomía entre la gestión del agua y la sostenibilidad continuará hasta que se consigan superar las causas reales de la dramática sequía que afecta Irán: rápido crecimiento demográfico, agricultura ineficiente y mala gestión de los recursos.