¿El fin de las manifestaciones o sólo una pausa debido a la pandemia?

Las protestas por la democracia en Tailandia

photo_camera AFP - Las protestas han sido multitudinarias

En 2020 hubo un retorno de las manifestaciones en pro de la democracia en Tailandia. Desde el golpe de Estado militar en 2014 ha habido varias oleadas de manifestaciones en las que los protestantes, la mayoría jóvenes estudiantes, piden la redacción de una nueva Constitución, la disolución del Gobierno y el respeto de los derechos humanos en la nación. 

A pesar de las críticas hacia el rey Maha Vajiralongkorn, la mayoría de los manifestantes no son antimonárquicos, pero quieren que se establezcan límites a sus poderes. Según la Constitución de 2007, el Rey es una figura y un símbolo de la nación tailandesa ya que la soberanía del Estado recae sobre el pueblo. También es el jefe de las Fuerzas Armadas, se le exige que sea budista y que defienda las creencias y valores del país. Pero en 2017, con el Gobierno de la junta militar, se incrementaron los poderes del monarca. 

 EFE -El jefe de la junta militar de Tailandia, el general Prayuth Chan-ocha

Este es un tema muy sensible para la población tailandesa porque hace 89 años Tailandia era una monarquía absoluta. Desde entonces los poderes del Rey han sido limitados, con un sistema inspirado en las monarquías parlamentarias europeas. De hecho, la distribución de poderes en Tailandia está basada en el sistema de Westminster. 

Actualmente las protestas por la democracia en Bangkok parecen estar perdiendo fuerza ya que no se ha celebrado ninguna manifestación desde marzo. ¿Significa esto el fin de las manifestaciones o sólo un parón debido a las elevadas cifras de enfermos de COVID-19? Los intentos de revitalizar el movimiento prodemocrático de Tailandia se han visto obstaculizados por la pandemia y las detenciones de los principales líderes de las protestas.

El primer ministro tailandés, Prayuth Chan-Ocha, dijo en noviembre de 2020 que el Gobierno utilizaría todas las formas de legislación contra los manifestantes que infringieran la ley, mientras seguían aumentando las manifestaciones que pedían su destitución y reformas para frenar los poderes de Maha Vajiralongkorn.

N. A. AFP -Una manifestante contra el golpe de Estado, este domingo en Bangkok.

Según el artículo 112 del Código Penal tailandés, quien "difame, insulte o amenace al Rey, a la Reina, al Heredero-Apadrino o al Regente, será castigado con una pena de prisión de tres a quince años". Sin embargo, no hay ninguna definición de lo que constituye un insulto a la monarquía, lo cual da lugar a un margen de interpretación de la ley. Un ejemplo de ello es que la venta de un calendario decorado con un pato de goma (ahora un importante símbolo de las protestas) se interpreta como un insulto a la Monarquía y podría valer 15 años de cárcel.

En enero, una mujer tailandesa de 63 años fue condenada a 43 años y seis meses por publicar audios considerados críticos con la Monarquía, una pena de prisión récord por lesa majestad. Anon Nampa es una de las principales figuras del movimiento en pro de la democracia, fue detenido el 15 de octubre de 2020 y actualmente se encuentra en la cárcel de Prisión Preventiva de Bangkok, a la espera de ser juzgado por delitos de lesa majestad y otros cargos.

Las protestas no tienen un líder único, pero si hay varios grupos y figuras que destacan y dan forma al movimiento. Las manifestaciones se están quedando sin líderes después de que el Tribunal Penal de Bangkok denegara en marzo la libertad bajo fianza a otras tres destacadas figuras de la protesta: Panusaya "Ruang" Sithijirawattanakul, Panupong "Mike Rayong" Jadnok y Jatupat "Pai Dao Din" Boonpattararaksa.

JACK TAYLOR / AFP -El activista prodemocrático Parit Chiwarak al salir de la prisión preventiva de Bangkok el 11 de mayo de 2021.

James Buchanan, investigador en historia y política tailandesa, en una entrevista para DW afirma que no es una coincidencia que ahora que el movimiento está en “horas bajas” el Gobierno imponga las sanciones más severas. Están mandando un mensaje de amenaza y cuidado a los protestantes. Asimismo, a pesar de que la frecuencia y la intensidad de las protestas se ha reducido en las últimas semanas, el hecho de que el Gobierno esté tratando de aprovechar la suspensión de las protestas debido a la pandemia para aumentar la represión, puede provocar el rebote de las manifestaciones. Estas normas son un arma de doble filo, el que recurran a ellas es una señal de desesperación, según Buchanan.

El 20 de febrero de este año el primer ministro tailandés, el general Prayuth Chan Ocha, tuvo que hacer frente a una moción de censura en el Parlamento en medio de las fuertes críticas por la gestión de la pandemia y la consecuente crisis económica generada por el coronavirus. La economía tailandesa ha registrado su peor año en dos décadas, con una contracción del PIB del 6.1% en 2020.  

Además de los crecientes arrestos de figuras clave en el movimiento, el Gobierno también ha empleado medidas cada vez más duras para dispersar las manifestaciones. La última protesta, el 20 de marzo, terminó con la Policía antidisturbios utilizando cañones de agua y balas de goma contra la multitud. Al menos 11 personas resultaron heridas y cinco fueron detenidas.

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