La invasión rusa sobre Ucrania golpea al mundo árabe “hasta niveles alarmantes” durante el mes sagrado

Las secuelas de la guerra en Ucrania manchan el espíritu festivo del Ramadán

AFP/MINISTERIO DE MEDIOS SAUDÍ - La Kaaba, el santuario más sagrado del Islam, en la Gran Mezquita de la ciudad santa de La Meca, el 26 de julio de 2020

Las consecuencias de la guerra en Ucrania, como la fuerte subida de los precios de los alimentos, han manchado el espíritu festivo de este inicio del mes sagrado musulmán del Ramadán, una celebración que ya se vio empañada en los últimos dos años en Oriente Medio por la crisis del coronavirus.

Una vez levantadas las restricciones sanitarias, los países de mayoría musulmana de la región empiezan otro Ramadán lejos de la normalidad, esta vez marcado por la frugalidad y otra crisis que amenaza con empobrecer aún más una zona que todavía no se ha recuperado de las consecuencias de la COVID-19.

Según el Programa Mundial de Alimentos, la guerra en Ucrania está empujando al hambre a Oriente Medio y África septentrional debido al encarecimiento “hasta niveles alarmantes” de algunos alimentos, puesto que la región importa productos como el trigo y el cereal principalmente de territorio ucraniano y ruso.

Precios prohibitivos en Irak

“Los precios son una locura, desde la mañana he estado deambulando por el mercado de Al Shorya para comprar las necesidades de mi familia para el mes de ramadán, pero no creo que pueda comprar todo”, dice a Efe Um Imran desde el mercado más antiguo de Bagdad.

Marruecos Ramadán

Esta iraquí, de 50 años, como todos los años acude al mercado para hacer la compra para el mes sagrado, durante el cual los musulmanes ayunan desde que sale el sol hasta que se pone y tienen que abstenerse, entre otras cosas, de fumar o mantener relaciones sexuales durante las horas diurnas.

Ante esta prohibitiva escalada de los precios, el Gobierno iraquí ha tomado medidas como la cancelación de las tasas aduaneras sobre productos básicos y ampliar los alimentos y su cuantía en las tarjetas de racionamiento, aunque esto no ha evitado una bajada de la demanda durante el mes de Ramadán.

Multas para especuladores en Jordania

Desde un supermercado en el centro de Amán, Gadir Masalha, una ama de casa jordana, explica a Efe que la situación este año es “realmente sorprendente” por la subida de los precios y porque los salarios llevan más de dos años sin actualizarse.

“Apenas podemos permitirnos comprar productos básicos”, lamenta, al tiempo que culpa al Gobierno de su permisividad con los comerciantes, “que siempre aprovechan cualquier conflicto internacional para aumentar los precios”.

El Ejecutivo ha multado ya a cientos de comerciantes por especular, a pesar de que la Cámara de Comercio de Amán ha justificado que la vertiginosa subida de los precios es acorde con los mercados globales.

Manifestación Sudán
Caída de la moneda en Egipto

En las últimas semanas, la libra egipcia ha caído alrededor del 15 % frente al dólar, algo que, junto a la guerra en Ucrania, ha provocado un mayor aumento de los precios de los productos en Egipto, que está tomando medidas como producir localmente trigo y prohibir la exportación de alimentos y materiales de construcción.

Esto ha afectado a las masivas compras que antaño los egipcios hacían en preparación para el ramadán, pero esta vez, “la gente en el mercado estaba mirando los precios con sorpresa”, relata Altaf al Shal, una jubilada de 65 años.

Entre los productos que más se han encarecido se encuentra la carne, el pan y las legumbres, algo que ha provocado, según Altaf, una considerable reducción de las compras: “La gente está sufriendo, especialmente la clase media y la baja”, apunta.

Sudán, un Ramadán con crisis multidimensional

La también devaluación de la libra sudanesa no solo ha provocado un parón comercial, pero también muchos vendedores se han visto obligados a cerrar sus comercios. Ozman al Tom, dueño de un pequeño supermercado, dice estar en una situación “muy estresante” y límite por el aumento de los precios, principalmente los del azúcar y la harina, que asegura, han subido más de un 100 % respecto al mes pasado.

A la crisis de los precios global y del coronavirus se suman en Sudán una acuciante recesión económica y un reciente golpe de Estado que dinamitó el proceso de transición en el que estaba sumido el país. “El Estado ha levantado la mano de todo y nos ha dejado solos para enfrentarnos a nuestro destino”, lamenta el ciudadano Ali Jalal desde Jartum.

Libra libanesa
El Líbano, una situación límite

La subida global de precios se suma a una inflación alimentaria que ya se cuenta en centenares desde hace tiempo debido a la grave crisis económica desatada en el Líbano a finales de 2019, una que ha sumido a casi el 80 % de los libaneses en la pobreza y arrasado con casi el 90 % del valor de la moneda local.

Kotaiba, residente de 26 años de un barrio capitalino predominantemente suní, explica a Efe que antes toda la familia se juntaba en Beirut para romper el ayuno, pero ahora “ya no es conveniente económicamente”, en un país en el que los precios del combustible están incrementando y, además, es un recurso escaso.

Esto, sumado al encarecimiento de los alimentos, convierten en un recuerdo muy lejano los grandes banquetes con los que antaño su familia rompía el ayuno. “Lo que sea que hay, lo cocinamos. Ya no podemos hacer lo que hacíamos antes”, lamenta el joven.

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