Los argelinos consideran que desde Rabat se están llevando a cabo “actos hostiles”

Las tensiones entre Argelia y Marruecos hacen ver cerca una “ruptura diplomática inminente”

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Hace pocos días, el activista de Derechos Humanos, Mahrez Lamari, manifestó que “la política de intransigencia marroquí, de confrontación, sus tácticas dilatorias y sus sospechas intenciones están ahora cada vez más expuestas”. En las declaraciones enviadas al medio ECSAHARAUI, atacó fuertemente a Marruecos asegurando que “a través de la normalización de sus relaciones con Israel, el Reino de Marruecos y su Majzén apuñalaran al pueblo palestino a sus espaldas y mostraran abiertamente la misión y el papel de ejecutivo sumiso a sueldo de la estrategia y la política de odio de Israel en la región”.

Parecía evidente que las relaciones entre marroquíes y argelinos no atravesaban su mejor momento. Pero es que ahora, además, Argelia ha manifestado oficialmente su intención de reconsiderar sus relaciones con Marruecos debido a los “repetidos actos hostiles” llevados a cabo desde Rabat. En el propio comunicado se podía leer: “Los repetidos actos hostiles de Marruecos contra Argelia (hacen necesario) revisar las relaciones entre los dos países”. Ya el pasado domingo, el Ministerio de Asuntos Exteriores argelino criticó las declaraciones realizadas por el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid, durante su visita a Marruecos de la semana pasada.

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Desde Argelia ven en Marruecos un fuerte aliado de Israel que puede ir más allá. El propio ministerio consideró que existe un “deseo oculto” del ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, “de arrastrar a su nuevo aliado de Oriente Medio (en referencia a los isarelíes) a una peligrosa aventura dirigida contra Argelia, sus valores y sus principios”. Sin embargo, una de las consecuencias que también habría motivado este malestar en los argelinos son las declaraciones de Lapid en las que criticaba a los argelinos por lanzar una campaña, con la ayuda de otros países árabes, contra la decisión de la Unión Africana (UA) de conceder a Tel Aviv el estatus de observador.

No hay que olvidar que los desencuentros entre Argelia y Marruecos tampoco son una novedad. Uno de los asuntos que más quebraderos de cabeza ha dado a la diplomacia marroquí ha sido la disputa por el terreno del Sahara Occidental. Allí, siempre se ha encontrado con el apoyo argelino al grupo separatista Polisario. Desde Rabat insisten en su derecho a gobernar la región, pero propone un gobierno autónomo en el Sáhara Occidental bajo su soberanía.

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Por su parte, el Frente Polisario quiere un referéndum para que el pueblo determine el futuro de la región. Argelia ha apoyado la propuesta del Frente y acoge a un gran número de refugiados de la región. Y no ha sido el único que gesto que ha mostrado las desavenencias en este tema entre ambos países. La visita del pasado junio del presidente argelino, Abdelmadjid Tebboun, al mandatario de la República República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, así como el agradecimiento a España por darle asistencia sanitaria cuando dio positivo por COVID-19.

La tensión que tanto tiempo lleva acumulándose entre Marruecos y Argelia ha terminado por hacerse oficial con un comunicado que pone en jaque las relaciones entre ambos y que podría terminar de acercar definitivamente a los marroquíes a sus aliados israelíes. A pesar de que el rey Mohamed VI manifestó que “las tensiones mediáticas y diplomáticas que agitan las relaciones entre Marruecos y Argelia, que perjudican a la imagen de los dos países y dejan una impresión negativa”, la realidad es que estas palabras no concuerdan con las acciones de ambos que no han dejado de distanciarse hasta el punto de tener que reconsiderar sus relaciones tan fuertemente se han visto golpeadas. 
 

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