El comandante en jefe del Ejército libio ha discutido este lunes con el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa la “interferencia negativa” de Turquía en los asuntos internos de la nación norteafricana

Libia y la paz que nunca llega

photo_camera REUTERS/COSTAS BALTAS - El mariscal libio Jalifa Haftar

El conflicto interno en Libia continúa y no se vislumbra una solución a corto plazo. La diferencia de posturas entre el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) ha abierto una brecha de la que se benefician principalmente otras potencias extranjeras. Los acuerdos y negociaciones para encontrar una salida pacífica a este conflicto no han parado de sucederse en las últimas semanas. La última de ellas – entre el comandante en jefe del LNA, el mariscal Jalifa Haftar y el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa – ha tenido lugar este lunes. En ella, ambos líderes han discutido sobre la “interferencia negativa” de Ankara en los asuntos internos de Libia. 

Haftar y Ramaphosa, el actual presidente de la Unión Africana, también han criticado el envío por parte de Turquía de miles de mercenarios procedentes del norte de Siria. “Esta situación amenaza la región y alimenta el extremismo y el terrorismo”, han asegurado en declaraciones que han sido recogidas por Al Ain.  “Continuaremos luchando”, ha aseverado el máximo representante del LNA. En esta conversación telefónica, Haftar y Ramaphosa han abordado el papel de la Unión Africana en el patrocinio del proceso político y han llegado a la conclusión de que para alcanzar la paz en la nación norteafricana y, en el continente en general, es necesario apostar por el “diálogo intra libio”.  

El presidente de la UA ha hablado con Haftar apenas unas horas de llamar al presidente egipcio para “revisar los últimos desarrollos relacionados con el conflicto libio”. Según ha informado Al Ain, los dos presidentes intercambiaron visiones sobre cómo llevar a cabo las negociaciones en el marco de la vía del Acuerdo de Berlín y la iniciativa de la declaración de El Cairo. Esta nueva hoja de ruta elaborada por los dos líderes pretende “socavar los peligros del terrorismo, las milicias armadas y la interferencia externa que amenaza la seguridad y la estabilidad de la región”. 

El presidente del Consejo de Diputados Libio Aguila Saleh

Por otra parte, el presidente de la Cámara de Representantes de Libia, Aguila Saleh, ha llegado este domingo a Marruecos, para consultar con los presidentes de las dos Cámaras del Parlamento sobre su iniciativa de salida de la crisis en Libia. La agencia de noticias del Reino alauí ha señalado que el responsable libio fue recibido por su homólogo marroquí, Habib El Malki y el embajador de Libia en Marruecos, Abdelmajid Saif Al-Nassr.

Mientras tanto, Ankara ha continuado transfiriendo mercenarios sirios a Libia para engrosar las filas del GNA. El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado de que la nación euroasiática envió más de 400 mercenarios la semana pasada a Libia y que otros 250 regresaron a Siria durante el mismo período, lo que eleva el número total de mercenarios sirios enviados a Libia a 16.500.  En las últimas semanas las especulaciones de que Ankara podría reemplazar a los mercenarios sirios que envía a la nación norteafricana por personas procedentes de otras nacionalidades como Somalia o Yemen no han hecho más que aumentar. 

Ahmed al Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio (LNA) ha asegurado en una entrevista con el Sky News Arabia que Ankara “ha aprovechado el alto el fuego para enviar más mercenarios y armas de contrabando a través de barcos comerciales”.  En este sentido, ha criticado a Turquía y Qatar por “no querer encontrar ninguna solución para poner fin a la crisis libia”. En esta misma entrevista, Al Mismari ha acusado al país liderado por Erdogan de usar tanques estadounidenses y sistemas de misiles Hawk en suelo libio, y ha advertido de que el LNA trabajará todo lo que haga falta para “liberar a Libia del colonialismo y las milicias turcas”.  “La primera condición para alcanzar un alto el fuego definitivo es la salida completa de Turquía de Libia”, ha subrayado. 

Las negociaciones para encontrar una salida pacífica al conflicto no paran de sucederse, mientras la guerra que enfrenta al GNA y el LNA se intensifica. En esta espiral de inestabilidad, el LNA cuenta con el apoyo de Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Rusia; mientras que el Gobierno de Trípoli, respaldado por los Hermanos Musulmanes e Italia y reconocido internacionalmente por Naciones Unidas, recibe ayuda militar de Turquía y Qatar.

AFP/MAHMAUD TURKIA - Combatientes leales al Acuerdo Nacional del Gobierno en la zona de Abu Qurain, a medio camino entre la capital Trípoli y la segunda ciudad de Libia, Bengasi, contra las fuerzas leales al Jalifa Haftar, que tiene su base en el este de Bengasi, el 20 de julio de 2020

El control por los recursos ha convertido al conflicto que asola a la región en una guerra abierta por ver quien se hace con el control del tan apreciado oro negro. Washington ha amenazado con aplicar sanciones contra los aliados de Moscú en Oriente Medio, una región energética clave, de acuerdo con el Wall Street Journal, quien ha informado de que Haftar podría verse afectado por este tipo de medidas. 

Mientras, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, está preocupada por la dramática situación de varios cientos de familias libias. Esta semana, esta institución ha expresado sus más profundas condolencias por la muerte de un joven solicitante de asilo procedente de Eritrea en Trípoli y ha criticado el deterioro de las condiciones de los miles de migrantes que viven en la nación norteafricana. “Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que brinde más apoyo a las autoridades en su lucha contra las redes de trata de personas”, han afirmado en un comunicado oficial. 
 

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