Desarrollado en Estados Unidos para disparar misiles con la máxima precisión, hoy sus decenas de miles de APP mejoran los servicios de todos los sectores de la economía mundial

Los 25 años recién cumplidos del GPS, el gran enemigo del coronavirus

photo_camera PHOTO/Ford - En torno a 50.000 diferentes APP abarcan todos los sectores de la economía, desde el transporte en todas sus vertientes hasta la industria 4.0

Los gobiernos de Corea del Sur y Singapur han frenado de manera radical la expansión de la pandemia del coronavirus COVID-19 en sus territorios gracias a ejercer un férreo control de carácter obligatorio sobre sus conciudadanos mediante la utilización de aplicaciones de geolocalización. 

Los servicios sanitarios de ambos países han logrado reducir de manera drástica su número de infectados y fallecidos al aprovechar las capacidades que les brinda la constelación de satélites GPS para conocer a través de dispositivos electrónicos tanto la ubicación exacta de su población como sus desplazamientos.

Considerado por las dos naciones asiáticas como una “herramienta clave” para paliar la propagación de la pandemia entre los 52 millones de coreanos y los cerca de 6 millones de habitantes de Singapur, con fecha 2 de mayo, Corea del Sur reconoce 10.780 personas infectadas y Singapur 17.548.

Las autoridades sanitarias de Corea del Sur y Singapur han aprovechado las capacidades que de la constelación de satélites GPS para desarrollar aplicaciones con las que evitar la propagación de la COVID-19

Tales resultados se deben a la amplia utilización de los satélites que integran el Sistema de Posicionamiento Global o GPS ‒acrónimo del inglés Global Positioning System‒, que acaba de soplar las velas de su 25 cumpleaños prestando un gran servicio a los gobiernos que han querido y sabido aprovechar las posibilidades que ofrece. 

A semejanza que Internet, el origen del GPS hay que buscarlo en el ámbito castrense. En concreto, en la necesidad del Pentágono de disparar sus misiles con la máxima precisión y conocer en detalle la posición exacta en cualquier parte del mundo de sus aeronaves, barcos de superficie, submarinos y unidades terrestres militares y guiarlas hasta sus objetivos. 

Fax oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el que el que se acredita que los 24 satélites operativos de la constelación GPS han alcanzado su “plena capacidad operativa” una vez superado el periodo de pruebas

El ansiado sueño de disponer de una red de satélites que cubriera toda la Tierra se hizo realidad el 27 de abril de 1995, cuando desde febrero de 1978 se contaba con un total de 24 ingenios espaciales. Fue entonces cuando el general John Gordon, de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), acreditó que la red espacial GPS había alcanzado su “plena capacidad operativa”, lo que marcaba la entrada en servicio oficial del sistema, aunque el Pentágono no dio carácter público a la información hasta tres meses más tarde.

Pero el sistema GPS entró en acción mucho antes. Cuando en 1990 todavía no estaban en órbita todos los satélites de la constelación, el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, autorizó su utilización.

Estados Unidos está desplegando los nuevos satélites GPS III para modernizar su flota y hacer frente a la competencia de la red europea Galileo
Bill Clinton abrió la puerta al acceso libre y gratuito

En la medida de lo posible, la red GPS tenía que prestar servicio de posicionamiento a las unidades militares de la coalición aliada al mando del teniente general Norman Schwarzkopf que tomaban parte en la Operación Escudo del Desierto, la reacción a la invasión de Kuwait por parte de las tropas de Irak de Sadam Hussein.

Aunque con serias limitaciones, las señales GPS contribuyeron al éxito de la posterior Operación Tormenta del Desierto, en la que las unidades terrestres aliadas tuvieron que moverse, disparar y combatir en las arenas del desierto sin disponer de puntos de referencia terrestres.

Conocido también como Sistema de Navegación Usando Sincronización y Rango (NAVSTAR), la actual constelación GPS está compuesta por 31 satélites. Su software se actualiza de forma continua para que sea resistente a la acción de hackers y poder mantener la integridad de sus señales de posicionamiento, navegación y sincronización en cualquier parte del mundo.

La actual constelación GPS cuenta con 31 satélites, cuyo software se actualiza de forma continua para resistir las agresiones de los hackers y poder mantener la integridad de sus señales

Los trabajos secretos para hacer realidad la arquitectura del sistema GPS recibieron la luz verde del presidente Richard Nixon y de su secretario de Defensa, James Schlesinger, a finales de 1973. Eran malos tiempos para Nixon, sumido en pleno escándalo por el asunto Watergate, que un año después le abocaría a su renuncia y al acceso al poder de su vicepresidente, Gerald Ford, que ratificó la continuación del programa. 

En su dimensión de mayor precisión, robustez y fiabilidad, la señal GPS era de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas norteamericanas, aunque a partir de 1983 se posibilitó su utilización al ámbito comercial con ciertas limitaciones. Pero hace ahora 20 años, exactamente el primero de mayo de 2000, el uso generalizado del GPS dio un gigantesco salto adelante.

El entonces presidente norteamericano Bill Clinton ordenó eliminar la llamada señal “de disponibilidad selectiva”, que impedía el acceso libre y gratuito a la señal, lo que facilitó su empleo inicial por empresas de telecomunicaciones, de transporte terrestre y marítimo y particulares. 

El GPS es un servicio de uso gratuito que proporcionan las Fuerzas Armadas de Estados Unidos “para mejorar la vida cotidiana en todo el mundo” asegura la general DeAnna Burt, directora de Operaciones y Comunicaciones de la Fuerza Espacial.

Los padres del GPS recibieron en 2019 el premio Reina Isabel de Ingeniería por ser los responsables de un beneficio global para la humanidad. De izquierda a derecha, Richard Schwartz, Bradford Parkinson (director del proyecto), James Spilker y Hugo Freuhauf
El sistema europeo Galileo, principal competidor del GPS

Conocer con precisión el lugar en el que nos encontramos, los posibles itinerarios para llegar al punto de destino, los lugares de interés que están a nuestro alrededor y en especial, poder estar alejados de los focos de coronavirus o de personas infectadas está hoy al alcance de la mano de más de 4000 de millones de personas en todo el mundo, según estimaciones de la Administración Trump, algo que hace tan solo unas pocas décadas atrás ni siquiera era posible de imaginar.

Los sistemas de navegación y posicionamiento por satélite se han convertido en “imprescindibles” para la vida diaria personal y profesional. Hasta tal punto resultan claves que, a semejanza del agua, la electricidad, el gas y las telecomunicaciones, este tipo de sistemas han sido catalogados como “servicios esenciales”.

En torno a 50.000 aplicaciones diferentes de la navegación por satélite abarcan a todos los sectores de la economía, desde el transporte en todas sus vertientes hasta la energía, turismo, agricultura, pesca, ganadería, ingeniería, telecomunicaciones, la vigilancia del medio ambiente, los sistemas bancarios financiero, la gestión de la ayuda para paliar desastres y, por supuesto, la industria 4.0.

El abaratamiento de las aplicaciones de los sistemas de posicionamiento y navegación en móviles, ordenadores y tabletas han relegado el plano y la brújula para actividades especializadas

La administración Trump estima que 4000 millones de personas utilizan las señales GPS y estudios efectuados por Bruselas valoran que el mercado mundial de productos y servicios de navegación alcanzará en 2030 la cifra de 250.000 millones de euros. También calculan que su impacto sobre el Producto Interior Bruto de la Unión Europea será superior al 10%. Por el momento, su valor económico anual alcanza los 80.000 millones solo en Estados Unidos.

Bruselas no ha sido ajena a tales perspectivas de mercado y en cooperación con la Agencia Espacial Europea (ESA) puso en marcha en 2003 el proyecto Galileo. Uno de los máximos responsables de su gestación y desarrollo fue el ingeniero español Javier Ventura-Traveset, actual alto cargo del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) ubicado en las cercanías de Madrid. La constelación de satélites europeos no está completada, pero ya es operativa y sus chips receptores están instalados en la gran mayoría de los teléfonos móviles y en los automóviles de nueva producción.

Nadie quiere profundizar en la seria competitividad que existe entre ambos sistemas de posicionamiento. Galileo ha surgido para asegurar la independencia europea de Estados Unidos en geolocalización, al igual que para estar bajo el manto de las autoridades civiles de Bruselas. En cambio, el GPS continúa situado bajo mando militar. Tanto en precisión ‒que es de centímetros‒, como en robustez y medidas de ciberseguridad, las prestaciones europeas son superiores a las norteamericanas. No obstante, Estados Unidos ya tiene en órbita los dos primeros satélites de la versión mejorada GPS III, que según expertos en la materia, tiene capacidades semejantes a Galileo.

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