El pueblo acusa a Abdelmadjid Tebboune, un hombre del aparato próximo al Ejército electo el pasado 12 de diciembre, de solo pretender introducir cambios cosméticos para que en realidad nada cambie

Los argelinos toman las calles en el primer aniversario de las protestas

AP/TOUFIK DOUDOU - Fotografía de archivo de las manifestaciones en Argelia. En la imagen, una pancarta en árabe que dice: “El pueblo argelino toma su propia decisión”

Miles de argelinos volvieron este sábado a salir a la calle para exigir la caída del régimen en el primer aniversario del movimiento de protesta ciudadano ‘Hirak’, que desde el 22 de febrero de 2019 cada martes y cada viernes pide el fin de la corrupción y un cambio que permita acabar con el sistema militar que domina el país desde la independencia de Francia en 1962.

Los argelinos marcharon por el centro de la capital con gritos de “El pueblo quiere la caída del sistema” o “No al poder militar, estado civil y no militar” y prometieron continuar con la protesta pacífica “hasta la retirada de los militares” del palacio presidencial de Al Muradia. Los manifestantes desbordaron la avenida de Didouch Mourad en dirección a la Plaza de la Grande Poste, epicentro de las marchas, entonando “No hemos venido para la fiesta, sino para que os larguéis”, el canto elegido en respuesta a la decisión del nuevo presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, de fijar el 22 de febrero como día de fiesta nacional.

Al igual que en jornadas precedentes, miles de unidades antidisturbios, gendarmes, policías y agentes de paisano vigilaron la marcha y se infiltraron entre los manifestantes, que lograron llegar al centro de la ciudad, bloqueada al tráfico desde primera hora de la mañana. Entre los que pudieron eludir los controles policiales estaba Fadila, una mujer que desde hace un año participa en las marchas populares con su esposo y su dos niñas y quien también se manifestó este viernes para expresar una vez más su "rechazo" al poder actual y reclamar un verdadero cambio.

“Salimos desde hace un año para lograr la caída de este sistema corrupto, que es afín al de (el dimitido presidente Abdelaziz) Bouteflika. No hemos constatado ningún cambio, en absoluto, son las mismas caras y la misma política, no queremos un estado militar, sino civil que aplique los artículos 7 y 8 de la Constitución y entregue el poder al pueblo”, afirmó. “No podemos festejar este primer año mientras los militantes siguen encarcelados y la mafia sigue libre”, agregó Fadila, quien aludió a la reciente expulsión del director general del operador Oooredoo, quien fue detenido y deportado desde el aeropuerto internacional de Argel por orden del presidente argelino después de que anunciara el despido de 900 trabajadores.

El ‘Hirak’ logró pronto su primer objetivo, la renuncia en abril de Bouteflika, que estaba en el poder desde 1999, pero mantiene el pulso en la calle por considerar que su sucesor, Abdelmadjid Tebboune, un hombre del aparato próximo al Ejército electo el pasado 12 de diciembre, solo pretende introducir cambios cosméticos para que en realidad nada cambie. Tebboune fue elegido en unos comicios que registraron la mayor abstención de la historia del país. 
 

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