Los grandes inversores ponen su mirada en la deuda marroquí

Marruecos atraviesa un gran momento en términos económicos. Ya no sólo los datos hacen ver que la situación es cada vez más positiva, sino que esta atrayendo miradas de grandes inversores que ven en la compra de deuda marroquí una gran oportunidad. El cierre del primer trimestre del año ha dejado muy buenos datos en cuanto a recaudación a través de bonos se refiere. Rabat ha alcanzado los 1.250 millones de dólares en reclamos de bonos en el plazo de cinco años, y otros tantos en el plazo de diez años.
El reino alauí está llevando a cabo un trabajo realmente eficaz en términos financieros, algo que está logrando con ayuda de fuera de sus fronteras. Para sus últimas operaciones ha enviado una delegación a las principales capitales financieras mundiales (Londres, Nueva York, Frankfurt y París), al tiempo que se ha apoyado en grandes bancos. Si en el pasado fueron BNP Paribas, Barclays y JP Morgan los que brindaron su ayuda al Reino, ahora, con este último y BNP de nuevo del lado marroquí, lo hacen también Citigroup y el banco alemán Deutsche Bank.
Esta exitosa venta de bonos por parte de Marruecos no es más que otro síntoma de los buenos presagios que ya esperaban en el Reino. Desde el Banco Mundial (BM) anunciaban un crecimiento del 3,1% para este 2023, casi el triple del crecimiento que tuvo el país presidido por Aziz Akhnouch en 2022, que no superó el 1,2%. Los datos dejan lugar al optimismo, sobre todo teniendo en cuenta la desaceleración sufrida por todos los países de la comunidad internacional por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, así como la exponencial subida de la inflación.
La deuda, otro de los temas a los que más atención prestan desde el Ejecutivo, parece estar bajo control. Al menos así lo considera el BM, que espera un déficit presupuestario del 4,6% frente al PIB, lo que supone, de nuevo, una mejora si se compara con los datos del año pasado, con un 5,1%. Este dato coge aún más valor si se tienen en cuenta las numerosas reformas que ha puesto en marcha Marruecos, sobre todo en materia de protección social. De ahí que, incluso con estas acciones en curso, los inversores consideren al Reino como uno de los países con mayor potencial en el corto plazo.
Tras la pandemia, que provocó una caída del 7,2% del producto interior bruto (PIB) marroquí, 2021 fue un año de gran recuperación, dejando una tasa de crecimiento del 7,9%. Sin embargo, la nueva crisis a nivel mundial dejó el crecimiento en apenas un 1,2%, lo que contrasta con la nueva previsión del Banco Mundial que no hace sino demostrar al buen momento que atraviesan las arcas marroquíes. Todo ello a pesar del clima de inestabilidad que vive la región debido a la tensión existente entre Marruecos y Argelia, y el temor de una rápida escalada de la violencia que culmine con una ofensiva del Gobierno de Abdelmajdid Tebboune.
Marruecos, por su parte, sigue potenciando su economía desoyendo las acusaciones argelinas que intentan desestabilizar al Gobierno alauí. Y es que el buen hacer marroquí también es apreciado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le ha permitido acceder a una Línea de Crédito Flexible por un valor de 5.000 millones de dólares, lo que equivale al 417% de la participación del Reino en el FMI. El objetivo es mejorar “las reservas de amortiguamiento externo de Marruecos”, así como “abordar los desafíos de reconstrucción a través de ciertas políticas, al tiempo que acelera la implementación de su agenda de reformas estructurales en un entorno caracterizado por el aumento de los riesgos externos”.