La inestabilidad política, el descontento social y el deterioro de la situación mundial auguran un año complejo para el país magrebí

Los ingentes retos para la economía argelina en 2020

photo_camera REUTERS/RAMZI BOUDINAA - Jóvenes sentados cerca del Memorial de los Mártires en Argel

Compleja es la situación que habrá de afrontar la economía argelina en los próximos meses. La combinación de inestabilidad política –casi un año de manifestaciones contra el régimen, elecciones presidenciales, nuevo gobierno-, estancamiento en los precios de las materias primas y corrupción y reformas pendientes auguran un 2020 más complicado aún que el ejercicio pasado para la sociedad argelina. La dependencia de las ventas de hidrocarburos –a pesar de los preocupantes anuncios sobre el fin de las reservas Argelia cuenta con las décimas reservas de gas natural en el mundo y es el sexto exportador de gas, además de tener las decimosextas reservas de crudo probadas– es casi absoluta. 

La diversificación económica, la apertura a los mercados internacionales, las reformas, la estabilidad y seguridad jurídica y la lucha contra la corrupción (antiguos primeros ministros y ministros amén de empresarios están imputados por casos de corrupción) siguen tan pendientes como nunca. “2014 fue el año en que el sueldo corriente argelino comenzó su descenso a los infiernos. 2014-2019 son seis años de plomo del que nunca se había visto desde comienzos de los 80,  y 2020 no se anuncia mejor”, augura Alexandre Mirlicourtois en un artículo para el digital argelino La Tribune. 

Gente comprando en un supermercado en Argel

Las previsiones de crecimiento de las principales organizaciones multinacionales no son demasiado optimistas. El Banco Mundial lo fija en el 1,5%. El Gobierno, más optimista, sitúa el crecimiento en un 1,8%. Hay aseguradoras que creen que la cifra real estará por debajo del 1%.  Datos en cualquier caso  modestos que se ubican por debajo de las tasas de crecimiento de la población. 

El desempleo seguirá siendo una de las principales preocupaciones en este 2020 que comienza. Oficialmente, según el FMI, el paro deberá situarse en el 13,3%, recoge TSA-Algerie. El problema se agrava cuando se tiene en cuenta que el 60% de la población argelina es menor de 30 años –y la tendencia continúa en este sentido- y en el sector de los jóvenes de 16 a 24 años el paro alcanza el 30%, de acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. Sobre el millón y medio de parados, casi el 30% tienen estudios superiores y otro 25% ha cursado formación profesional. La realidad demográfica argelina sería la bendición de las envejecidas poblaciones europeas, pero que su mercado laboral no es capaz de capitalizarla.

La nueva ley de finanzas para 2020 ha tratado de mejorar las condiciones de cara a la atracción de capitales foráneos. La más destacada de las herramientas es la suspensión de la regla 51/49 –desde 2009 se limita al 49% la parte de un inversor extranjero en una sociedad de derecho argelina- para los sectores, en un principio, “no estratégicos”.  Por otra parte, la nueva ley prevé un saldo negativo para el Tesoro de 20.000 millones de dólares. Desde 2015 Argelia acumula déficits presupuestarios. La deuda pública se sitúa en estos momentos en torno al 5% del PIB y podría superar el 60% al acabar el ejercicio recién estrenado. De acuerdo con datos del FMI, el déficit de la balanza por cuenta corriente aumentará al 12,6% en el conjunto de 2019. Y las reservas internacionales se siguen reduciendo. 

Argel

La citada ley de finanzas da, con todo, alguna buena noticia a los argelinos: no habrá aumento de las tarifas de la electricidad ni de los carburantes. Sí subirá el precio del tabaco, recoge el digital argelino TSA-Algerie. Además, se espera que en el ejercicio recién iniciado suban también los precios de los electrodomésticos. 

Según los expertos, los sectores del gas y el crudo necesitan una inyección potente de inversión extranjera, que el polémico proyecto de ley de hidrocarburos presentado en octubre pasado intenta, de alguna forma, lograr. En efecto, el primer paso es una nueva legislación que la haga atractiva. Con todo, la inestabilidad política no invita a los capitales foráneos, analizaba recientemente el experto en temas energéticos de Forbes Scott Carpenter. “Es improbable que haya ningún cambio significativo en el output antes del final de la próxima década”, aseveraba con pesimismo Mostefa Ouki, un experto del Oxford Institute for Energy Studies. 


Fuerte dependencia de los hidrocarburos

Las exportaciones de hidrocarburos son, desde hace décadas, fundamentales para la economía del vecino magrebí. Las ventas de estas materias primas suponen el 95% del valor de las exportaciones, el 60% de los ingresos estatales y el 30% del PIB. Tradicionalmente Argel ha utilizado los enormes ingresos procedentes de gas y petróleo para mantener la estabilidad macroeconómica, reunir grandes cantidades de reservas de divisas y mantener a raya la deuda externa, resume la CIA en su web. Una realidad que empezó a cambiar a partir de 2014 con la caída de precios del petróleo. Recientemente, el ministro de Energía argelino advertía además de que el 60% de las reservas se han agotado.

Lo cierto es que desde 2015 las autoridades argelinas han adoptado medidas proteccionistas para impulsar las industrias no petroleras. En enero de 2018, el Gobierno de Bouteflika impuso una suspensión permanente a la importación de unos 850 productos, recoge la CIA. La industria manufacturera pública sigue languideciendo. El tejido empresarial sigue formado en más de un 90% por pymes de carácter familiar que operan a menudo en el sector informal, según datos del argelino La Tribune. La actual situación de inestabilidad política y social ha provocado una caída del 30% al menos en la actividad de los sectores de la construcción y la obra pública, según datos de France Info. 

Argelia

Los retos que tendrá que afrontar el nuevo Gobierno Tebboune son ingentes. En las últimas horas se conocía que las nuevas autoridades económicas pretenden suprimir el impuesto sobre la renta para las personas con menores ingresos en una medida llamada a apaciguar los ánimos, como anticipaba este lunes Dzair Daily. Otro guiño al Hirak o movimiento popular de protesta es la creación de un Ministerio de la micro-empersa, de las start-ups y de la economía del conocimiento en un Ejecutivo que no cuenta con un Ministerio de Economía como tal y sí con muchas caras viejas de antiguos gabinetes.   

Aún es pronto para valorar si la inestabilidad en Oriente Medio en los últimos meses –con Irak como epicentro- tendrá una repercusión a largo plazo en los precios de las materias primas. En lo que sí coinciden todos los expertos es en que, sea cual sea la situación de los mercados de ‘commodities’, la lucha contra la corrupción, la liberalización de la economía y las reformas son una obligación para que la sociedad argelina comience a salir del atolladero. 

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