El Banco Europeo de Inversiones pondrá fin a la financiación de proyectos energéticos basados en combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) a partir de finales de 2021

Los inversores ponen la vista en el cambio climático

AP/DAVID GOLDMAN - La antaño prohibida ruta a través del Ártico, que une los océanos Pacífico y Atlántico, se ha ido abriendo más pronto y durante un período más largo cada verano debido al cambio climático.

La respuesta del mundo financiero para atajar la crisis climática será determinante para lograr el objetivo mundial de la neutralidad climática. Ese camino lo deben liderar los organismos internacionales que financian e invierten en proyectos en todo el mundo. Por ello el mejor indicador del apetito que tiene el mundo de las finanzas para abordar la transición energética hacia un modelo sostenible y basado en una economía descarbonizada es seguir la pista del dinero. Del compromiso se debe pasar a la acción.  

Así, es motivo de celebración la nueva estrategia sin precedentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI o EIB, por sus siglas en inglés), entidad de financiación a largo plazo de la Unión Europea (UE), que ha decidido poner fin a la financiación de proyectos que sigan recurriendo de forma constante a combustibles fósiles, incluido el gas, a partir de finales de 2021. Días después Reuters se hizo eco de que los inversores han incrementado su presión a la Agencia Internacional de la Energía (AIE o IEA, por sus siglas en inglés) para que también colabore contra el cambio climático. 

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Con la anunciada nueva política del BEI, la institución que facilita financiación a largo plazo para contribuir al logro de los objetivos de las políticas de la UE, aseguran que las futuras financiaciones permitirán acelerar la innovación en materia de energías limpias, eficiencia energética y energías renovables. La decisión política de inversiones del BEI de dejar de financiar las energías fósiles viene acompañada de una nueva estrategia de acción climática y de sostenibilidad medioambiental, que incluye el objetivo de movilizar 1 billón de euros de inversiones para la acción climática y la sostenibilidad medioambiental a lo largo de la década 2021-2030 y también incrementar progresivamente la parte de su financiación dedicada a la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad medioambiental hasta alcanzar el 50% de sus operaciones en 2025.

El anuncio del BEI, que tardará casi dos años en entrar en vigor, está en la línea del objetivo asumido por la UE en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 en París (Acuerdo de París), cuando se comprometió en avanzar hacia la neutralidad del carbono en la segunda mitad del siglo XXI. El objetivo a corto plazo de la UE es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030 en comparación con los niveles de 1990. 

Por su parte, Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía, se enfrentó el lunes a una nueva presión de inversores y científicos preocupados con el cambio climático para que se modifique el proceso de elaboración de las influyentes proyecciones de la organización sobre la demanda de combustibles fósiles, según Reuters. Fondos de pensiones, aseguradoras y grandes empresas fueron algunos de los 65 firmantes de una carta conjunta a Birol, vista por la agencia de noticias, instándole a hacer más para contribuir a que se aplique el Acuerdo de París de 2015 para evitar el calentamiento global. 

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La  AIE lleva tiempo aboga por transformaciones rápidas y masivas en el sistema energético mundial, incluyendo la reducción del petróleo y el desarrollo de las energías renovables, para enfrentar el cambio climático. "La respuesta de los gobiernos y de la industria dista mucho de ser satisfactoria", afirmó Birol  la semana pasada. "El mundo necesita una gran coalición que incluya a gobiernos, empresas, inversionistas y a todos los que están comprometidos a enfrentar el desafío climático", también ha dicho el jefe de la AIE. 

Desde hace tiempo se reclama mayor transparencia de las carteras de inversión en relación a los riesgos climáticos como eje para la transición climática hacia una economía baja en carbono. "Líderes del sector financiero están de acuerdo en la necesidad de incorporar la variable climática en la gestión de riesgos – físicos, de responsabilidad civil ambiental y de transición– y en la maximización de oportunidades que una sociedad baja en carbono y resiliente al cambio climático traerá", escribía en un informe WWF en 2017. 

Son conocidas las exigencias de los científicos hacia toda la sociedad planetaria para revertir el alto consumo de energías fósiles y las elevadas emisiones de gases de efecto invernadero. Si siguen en la línea actual sobrepasarán el umbral que el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) tiene establecido para limitar el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales. 
Para lograr ese objetivo las acciones o ejemplos concretos de inversores, organismos, empresas para lograr un planeta neutro en carbono y resiliente al clima es lo que determinará su éxito. La estabilidad y sostenibilidad financiera es una forma de abordarlo porque más y más el cambio climático supone riesgos físicos, regulatorios, disrupciones tecnológicas, de reputación, de compensación por daños y perjuicios, entre otros, que afectarán al valor de los activos en general y, principalmente, a los vinculados a la economía fósil. Por ello crece el interés en las estrategias de inversión con enfoque medioambiental, social y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés). 

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Por el momento, puede parecer que el mundo político y empresarial ofrece muchas promesas. En noviembre, Nueva Zelanda se comprometió por ley a eliminar las emisiones de carbono antes de 2050. El marco legal aprobado por el Parlamento neozelandés fija el objetivo de cero emisiones para el año 2050 y hace legalmente vinculante la meta de que mantener el calentamiento global por debajo del aumento de 1,5 grados pronosticado por Naciones Unidas.

También en las últimas semanas ha habido otros anuncios importantes. El Banco Africano de Desarrollo (AfDB, siglas en inglés) no financiará un proyecto de una central eléctrica de carbón en Kenia y no tiene planes de financiar nuevas centrales de carbón en el futuro. Por su parte, Baker McKenzie anunció un plan para reducir significativamente sus emisiones globales de carbono en la próxima década, incluyendo reducir su consumo energético en 92% para el año 2030 (tomando como línea base el 2019).

Aún así queda mucho trabajo que hacer, en especial la definición de conceptos de cómo los inversores miran al cambio climático como ¿qué se considera una estrategia de inversión respetuosa con el clima? El dinero de los inversores, y el apetito de los mercados de capital, deberá conducir la respuesta de uno de los principales retos globales. 

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