La geopolítica tiene su sitio en la cita olímpica

Los Juegos Olímpicos, ¿posible nexo de unión entre ambas Coreas?

photo_camera AP/JAE C. HONG - Anillos olímpicos frente al Nuevo Estadio Nacional de Tokio

A pesar de los continuos esfuerzos por desligar el deporte de la política, parece que estos dos ámbitos están condenados a permanecer unidos. El espíritu deportivo inunda las competiciones en la mayoría de las ocasiones. En cambio, a lo largo de la historia hemos podido apreciar repetidos casos de boicot, suspensión y retirada de diferentes países en las competiciones internacionales. 

La celebración de los JJOO se ha visto interferida inevitablemente por los conflictos y disputas internacionales que han tenido lugar a lo largo de los años, hasta los Juegos Olímpicos de Río, celebrados en 2016. Sin embargo, durante los Juegos de Tokio pudimos ver al judoca argelino Fethi Nourine negándose a enfrentarse a su oponente israelí Tohar Butbul, añadiendo que no se ensuciaría las manos, y apoyando la causa palestina, la cual considera más importante. Como consecuencia, la Federación Internacional de Judo y el Comité Olímpico Argelino anunciaron que le aplicarían las sanciones correspondientes.

Los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl impulsaron el reconocimiento internacional de Corea del Sur

Los Juegos de Seúl de 1988 fueron particularmente importantes para atraer la atención internacional positiva a Corea del Sur. En 1988, treinta y cinco años después del fin de la Guerra de Corea, el Sur se había convertido en una potencia económica importante, que los Juegos Olímpicos destacaron.  Dado que tanto el Norte como el Sur afirman ser el Gobierno legítimo y ambos afirman ser el Gobierno de toda Corea, la atención y la autoridad de albergar los Juegos le dio a Seúl una clara ventaja en la carrera por el reconocimiento internacional.

El presidente surcoreano Moon Jae-in (derecha) y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un

Corea del Norte propuso en 1985 que ambas Coreas debían albergar conjuntamente los Juegos. Los norcoreanos insistieron en las tres condiciones que se debían cumplir para poder participar con dignidad: los Juegos Olímpicos debían organizarse conjuntamente, los eventos ser compartidos por igual por los dos países y el nombre oficial de los Juegos se cambiaría a "Juegos Olímpicos de Corea Pyongyang Seúl". Sin embargo, tras la negativa del Comité Olímpico Internacional (COI), Corea del Norte buscó ayuda en la Unión Soviética y en China para intentar boicotear los juegos si sus peticiones no eran cumplidas.

La Unión Soviética, que ya había boicoteado los Juegos de 1984 en Los Ángeles, no estaba dispuesta a repetir estas acciones para apoyar al Norte. Después de dos años de negociaciones con el COI sin progresar, la posición de Corea del Norte resultó más intransigente, hasta el punto de enviar agentes secretos para colocar una bomba en un vuelo comercial de pasajeros de Corea del Sur desde Bagdad a Seúl. El avión fue destruido sobre el mar de Andaman frente a la costa de Myanmar, y los 115 pasajeros y la tripulación murieron. 

A pesar del atentado, los JJOO de 1988 fueron un gran éxito, extendiendo la influencia y el prestigio internacional de Corea del Sur y precipitando su reconocimiento diplomático por varios Gobiernos socialistas: La Unión Soviética en 1990, y China dos años después. Corea del Norte, en cambio, permaneció aislada y humillada.

De manera similar, unos Juegos Olímpicos Norte-Sur conjuntos en 2032 podrían remodelar la visión de la península de Corea, pero la continua intransigencia de Corea del Norte y la decisión de retirarse de los Juegos de Tokio 2020 demuestra la lejanía de estos acontecimientos.

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach
La posible cooperación de las "dos Coreas" en los JJOO de 2032

Desde que asumió el cargo en mayo de 2017, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, ha buscado mejorar las relaciones Norte-Sur, utilizando los Juegos de Tokio como sede para reiniciar las conversaciones con Pyongyang. Durante los Juegos de Invierno de Pyeongchang, los atletas del Norte y del Sur marcharon juntos bajo una sola bandera en la ceremonia de apertura de los Juegos, al igual que en otras ocasiones deportivas internacionales celebradas en el pasado.  En 2018, por primera vez, los dos países también alinearon un equipo conjunto para la competencia de hockey femenino.

El presidente del COI, Thomas Bach, hizo comentarios positivos sobre la propuesta de organización conjunta: "El COI ha acogido con gran satisfacción esta iniciativa porque refleja la misión de los Juegos Olímpicos y demuestra el poder unificador del deporte". Sin embargo, la condición de las relaciones Norte-Sur plantea interrogantes sobre el estado de la propuesta conjunta.

Es significativo que, justo cuando se estaban realizando los esfuerzos para los últimos Juegos Olímpicos, Thomas Bach, recibió en 2020 el prestigioso Premio de la Paz de Seúl, poco después de los exitosos JJOO de 1988, reconociendo su contribución a la paz internacional y las causas humanitarias. 

Seguramente existe la esperanza de que Bach desempeñe un papel positivo en la propuesta conjunta para los Juegos Olímpicos de Seúl-Pyongyang, aunque todavía hay muchas preguntas sobre los Juegos conjuntos.

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