El pueblo Kalash ha conseguido mantener sus costumbres durante más de 2.300 años en un país marcado fuertemente por el islam

Los Kalash: la última tribu animista de Pakistán

PHOTO/ JORIS FIORITI - En un remoto valle de Pakistán, decenas de mujeres de la minoría kalash bailan para celebrar la llegada de la primavera

Al norte de Pakistán, concretamente en el valle de Rumbur rodeado por las frías montañas del Himalaya, habita una etnia de aproximadamente 3.000 habitantes: los Kalash. Este pueblo, apenas conocido, ha mantenido sus costumbres, ritos e identidad durante casi más de 2.300 años. Tras refugiarse en los valles de los picos más altos de Afganistán y Pakistán, a unos 2.500 metros de altura, han conseguido perseverar su exclusivo idioma, el kalasha.

Lo inédito de este pueblo es que a pesar de las fuertes invasiones que ha sufrido la zona desde Alejandro Magno hasta la actual ofensiva musulmana y talibán, han conseguido mantener su cultura y sus diferenciales rasgos étnicos. En un país en el que la población musulmana constituye el 96,28% de la población, los Kalash han logrado sobrevivir y mantener una cultura única en el mundo.

Atalayar_Kalash Pakistán

En cuanto a su origen, hay diversas teorías que tratan de explicar su procedencia. La más extendida y defendida por la creencia local es que esta etnia provendría de las tropas de Alejandro Magno que, en su afán por llegar a la India, tenían que cruzar las zonas donde actualmente se asientan los Kalash. Estas tropas se habrían juntado con etnias locales, mezcladas con persas, y habrían dado como resultado los actuales habitantes de la región característicos por tener la tez blanca, los ojos azules y el cabello rubio.

Tras sufrir diversas persecuciones por parte de los musulmanes, que se refieren a ellos como Kafires o infieles, los Kalash se han refugiado en tres valles deshabitados del norte de Pakistán: Rumbur, Bumburet y Birir. Este aislamiento favorecido por la difícil accesibilidad de la zona ha permitido que esta población mantenga su religión y sus tradiciones de manera casi intacta en la zona llamada despectivamente por los paquistaníes Kafiristán o País de paganos. Sin embargo, la progresiva ocupación de las tierras kalash por parte de los musulmanes, ha provocado que el pueblo de Birir este prácticamente islamizado.

Atalayar_Kalash Pakistán

La comunidad Kalash contradice los valores del islam difiriendo en dos aspectos: el lugar de la mujer en la sociedad y la ingesta de alcohol. A pesar de ser un pueblo que habita en un país fuertemente marcado por la religión islámica y donde en algunas zonas de Pakistán las mujeres no pueden salir solas a la calle, las mujeres Kalash no llevan velo ni se cubren el pelo. Del mismo modo, el divorcio se acepta tanto para la mujer como para el hombre y las relaciones son libres. A pesar de estos aspectos que se desligan de algunas prácticas islámicas ejercidas en el país, las mujeres siguen sufriendo una clara opresión al no poder ser herederas y tener como única posesión sus joyas.

Las tiendas rojas, conocidas en esta zona como “bashaleni”, siguen siendo un elemento común entre la sociedad femenina. En este lugar las mujeres Kalash son confinadas durante la menstruación al considerarlas impuras.

Atalayar_Kalash Pakistán

Otros de los problemas experimentados por las mujeres en esta sociedad es que las niñas, al tener la piel blanca, son más susceptibles de que puedan sufrir secuestros por parte de gente de Afganistán y otras zonas de Pakistán. A estas niñas las secuestran para hacer casamientos forzados o para ser esclavas sexuales en burdeles. Por este motivo, las familias intentan que no salgan de sus casas.

La genuina cultura de este pueblo se desmarca de sus vecinos al ser creyentes de una religión politeísta, preislámica y prebudista. Comparten rituales relacionados con el chamanismo y adoran ciertas deidades talladas en madera. En diferentes rituales, adoran a los dioses con música, bailes y alcohol de elaboración propia. Su religión celebra tres festivales: Zhosi, Utchau y Chowmos, celebraciones animistas que se celebran única y exclusivamente en esta parte del mundo. En estos festivales, tanto hombres como mujeres se reúnen en torno a grandes hogueras para bailar y pedir buenas cosechas. Su religión está íntimamente ligada a los ciclos de la naturaleza y respetan todos sus elementos, considerándolos “entes vivos”.

Poco a poco, los hombres Kalash han ido perdiendo la costumbre de vestir su atuendo típico y han ido adquiriendo el vestuario dominante de la población pastún. En los años 50, todavía se podían ver hombres con el gorro tradicional, característico por tener flores y plumas. Sin embargo, las mujeres siguen preservando la ropa original, conocida como calas. Estas mujeres también adornan sus cabellos con sombreros multicolores y decenas de collares.

Atalayar_Kalash Pakistán

Las inclemencias de las guerras y la expansión del islam han hecho que esta población descienda drásticamente. En 1900, los Kalash estaban compuestos por 100.000 personas, ahora apenas llegan a los 3.000 habitantes en la zona. Además, el contexto en el que viven no favorece la perseveración de su cultura, duramente criticada por la comunidad musulmana. Los niños están obligados a dar en las escuelas el islam en el colegio, religión que los profesores califican como “superior”. Algunos habitantes de la zona creen que toda la cultura Kalash desaparecerá en 20 años debido a la progresiva islamización, al éxodo de los jóvenes hacia otras zonas de Pakistán y la fuerte ofensiva talibana.

En la actualidad, la tribu Kalash trata de resistir en esta “isla” pagana de culto a la naturaleza, donde las mujeres son más libres y la civilización continúa manteniendo su esencia en medio de una planicie islámica que se extiende en todas las direcciones. 

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