Tras un breve encuentro al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, Sameh Shoukry y Serguei Lavrov han vuelto a reunirse en Moscú para tratar varios asuntos de interés para Egipto y Rusia de una forma más profunda. El ministro de Exteriores ruso invitó a su homólogo egipcio a Moscú para discutir “toda una serie de problemas urgentes de actualidad”, tal y como informó Lavrov en una rueda de prensa.
Uno de los principales intereses comunes es Libia, conflicto en el que ambos países apoyan al mismo bando, el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), liderado por el mariscal Khalifa Haftar. Por otra parte, se encuentra el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN), apoyado por potencias como Turquía o Qatar.
Libia se prepara para las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que se celebrarán el 24 de diciembre. Estos comicios podrían iniciar, finalmente, una nueva etapa de estabilidad en el país, inmerso en conflictos e inseguridad desde la caída del dictador Muamar Gadafi. No obstante, para alcanzar por fin la ansiada paz, el país norteafricano debe solucionar el gran desafío que suponen los combatientes extranjeros que se encuentran en el territorio luchando para los diferentes bandos.
En este aspecto, Rusia tiene un papel relevante, ya que desde que comenzó el enfrentamiento entre el LNA y el GAN, el grupo Wagner, vinculado al Kremlin, ha sido acusado de enviar mercenarios a Libia para luchar junto con las tropas de Haftar frente al GAN. Sin embargo, otros países como Turquía también han mandado combatientes sirios o sudaneses.
Recientemente, la ministra de Relaciones Exteriores libia, Najla al-Mangoush, ha asegurado que el Gobierno ha comenzado a diseñar medidas enfocadas en la retirada de estos militares. “Las autoridades libias están apuntando a una salida más amplia y completa de las fuerzas extranjeras”, anunció al-Mangoush.
Algunos de estos mercenarios están detrás de los crímenes de guerra cometidos en el país desde 2016, según una investigación de Naciones Unidas. “Nuestro informe documenta el reclutamiento y la participación directa de niños en las hostilidades, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y continua violencia sexual”, apuntó Tracy Robinson, miembro de la misión de la ONU en Libia.
“Nosotros compartimos la posición de que las fuerzas extranjeras deben retirarse de manera gradual y sincronizada”, aseguró Lavrov durante la rueda de prensa con Shoukry. El ministro de Exteriores egipcio reafirmó las palabras de su homólogo, añadiendo además que las organizaciones extremistas que se encuentran el país “deben ser completamente erradicadas”.
Shoukry alertó que estos grupos representan “un grave peligro para el país, sus vecinos, el Sáhara y el Sahel”. En los últimos años, aprovechando el caos reinante en Libia, muchas células terroristas han usado el país norteafricano como un refugio para reorganizarse de nuevo y desde ahí establecer bases en el Sahel, región que está experimentado un preocupante auge del yihadismo.
Asimismo, el jefe de la diplomacia egipcia añadió que durante el encuentro trazaron planes para mantener la estabilidad, la integridad territorial en Libia y el alto el fuego, tal y como informa el medio Arab News.
Ambos ministros también mantienen una postura similar respecto a Siria. Moscú ha sido uno de los principales aliados de Bachar Al-Asad durante la guerra que comenzó en 2011. Asimismo, cabe destacar los esfuerzos de la diplomacia rusa para que Damasco vuelva a formar parte de la comunidad internacional. Por el contrario, otras potencias clave como Estados Unidos todavía no aceptan al presidente sirio. Además, Washington ha impuesto duras sanciones al país, algo que acentúa la crisis provocada por los años de guerra. “Estados Unidos no mejorará ni normalizará las relaciones diplomáticas con el régimen de Assad, ni alentaremos a otros a hacerlo”, declaró recientemente el portavoz del Departamento de Estado.
En esta cuestión, Egipto respalda la posición rusa. “El Cairo considera a Siria una parte integral del dominio árabe y de la seguridad nacional árabe, e históricamente las relaciones entre Egipto y Siria siempre han sido de importancia a nivel bilateral, además de ser uno de los pilares de cooperación y coordinación para el mantenimiento de las relaciones árabes”, defendió Shoukry. “Siria tiene todo el derecho a ser miembro de la familia árabe. El regreso del país a la Liga Árabe es un componente importante de todo el proceso político”, agregó.
Lavrov, por su parte, señaló la necesidad de ayudar a los sirios “para superar las repercusiones de la crisis”. El ministro ruso añadió también la amenaza terrorista existente en la región de Idlib, donde grupos terroristas atacan a las fuerzas sirias y rusas.
Entorno al conflicto palestino-israelí, ambos ministros han abogado por la solución de dos Estados, garantizando un estado palestino independiente con su capital en Jerusalén Este. “Continuaremos coordinando estrechamente este asunto, incluido el tema de la reconciliación nacional palestina, donde Egipto juega un papel principal”, afirmó Shoukry.
Egipto, junto con Sudán, mantiene un enfrentamiento con Etiopía debido a las aguas del rio Nilo. El ministro egipcio ha aprovechado el encuentro para agradecer a su homólogo el apoyo recibido por parte de Moscú en esta cuestión. “Agradezco a Rusia el apoyo que recibió Egipto para abordar este tema en el Consejo de Seguridad”, declaró Shourky. Asimismo, ha expresado su deseo de continuar cooperando para alcanzar “una solución legal vinculante que garantice los derechos de todas las partes”.
Ambos países mantienen un acuerdo que entró en vigor en enero que implica la cooperación y colaboración en varios sectores, como el económico, el comercial o el militar. El encuentro en Moscú también sirvió para reforzar esta asociación. “Esperamos continuar trabajando para activar todas estas áreas y que el intercambio comercial vuelva a sus niveles”, recalcó Shoukry.