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Los retos del nuevo Gobierno de Israel: el desempleo y la anexión de Cisjordania

Tras más de un año de bloqueo político y tres elecciones, la pandemia ha sido el catalizador para llegar a un acuerdo político
Benny Gantz, líder de Azul y Blanco, realiza un discurso durante la ceremonia de juramento en el Parlamento israelí (Knésset) el pasado 17 de mayo

PHOTO/ADIA VALMAN  -   Benny Gantz, líder de Azul y Blanco, realiza un discurso durante la ceremonia de juramento en el Parlamento israelí (Knéset) el pasado 17 de mayo

Tras más de un año de bloqueo político y tres elecciones, la pandemia de la COVID-19 ha sido el catalizador que ha permitido la formación de un Gobierno de emergencia nacional en Israel. Los jueces y el Parlamento han dado luz verde al Ejecutivo de coalición en el que los líderes del Likud, Bejamin Netanyahu, y de Azul y Blanco, Benny Gantz, se alternarán en el poder. Netayahu tomó posesión como primer ministro el pasado 17 de mayo y será relevado por Gantz el próximo 17 de noviembre. Los retos inmediatos a los que tendrán que hacer frente los dirigentes israelíes en los próximos meses son el aumento del paro y la anexión de Cisjordania. 

Aunque la pandemia ha tenido un impacto bajo en el país, apenas 300 muertos y tan solo 17.000 contagiados, es previsible un aumento del paro. “La economía de Israel iba muy bien antes de la llegada del coronavirus y ahora van a tener que enfrentarse a cifras de desempleo muy elevadas, pero tienen margen fiscal para poder asumirlo”, indica Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontifica de Comillas y especialista en Oriente Medio, en declaraciones a Atalayar. “Gran parte del tejido económico de Israel está conformado por el sector tecnológico, que es muy productivo y genera poco gasto”, explica el analista.

Infografía pactos
AFP/AFP - Cronología de los principales acontecimientos en el año de crisis política de Israel

Uno de los sectores más afectados va a ser el turismo. El país ha realizado una apuesta por reforzar la llegada de visitantes internacionales en los últimos años, que ahora mismo se encuentra en punto muerto. El turismo de tipo de religioso a los santos lugares, que le proporciona grandes ingresos a la Autoridad Palestina, también se ha visto muy afectado por los confinamientos que se han producido en la Semana Santa de este año. 

Sin embargo, el escollo más importante para los políticos israelíes en los próximos meses será la anexión de Cisjordania prevista para el mes de julio. “Azul y Blanco no estaba de acuerdo con este punto y tampoco quería que Netanyahu asumiese el poder debido a que la justicia le está investigando por corrupción, pero ha tenido que ceder por la emergencia sanitaria”, asegura Beatriz Gutiérrez, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea que fue investigadora en el Institute of National Strategic Studies de Tel Aviv, en Atalayar.

Soldados Israel
PHOTO/REUTERS - Tropas israelíes hacen guardia durante una protesta palestina contra los asentamientos de Israel en Cisjordania el pasado 29 de mayo

Aunque Estados Unidos ha mostrado su respaldo total a esta anexión, a nivel regional puede causarle muchos problemas al país, asegura Alberto Priego. “Si Donald Trump pierde las elecciones el próximo noviembre, la adhesión de estos territorios a Israel quedaría en el aire. Joe Biden, el candidato demócrata, ya ha expresado que no está de acuerdo”, asevera Gutiérrez. Una vez comience la anexión dar pasos atrás es muy complicado, pero sin el apoyo de Estados Unidos la imagen de Israel se puede ver comprometida a nivel internacional. 

Israel se arriesga a perder las buenas relaciones que mantiene con muchos países árabes. La diplomacia con la Autoridad Palestina, Jordania o Egipto se van a complicar si esta anexión continúa adelante. La Unión Europea tampoco lo ve con buenos ojos”, advierte el politólogo de la Universidad de Tel Aviv Alberto Spektorowski, en Atalayar.

Respecto a la política exterior del nuevo Gobierno, los analistas explican que es probable que se siga una línea continuista. “Lo único que puede cambiar es la fluida relación que tiene Netanyahu con Rusia, eso es algo personal de este político, y no creo que se vaya a repetir esta legislatura”, expone, por su parte, Priego. 

Mayorías poco sólidas

Los acuerdos políticos en Israel nunca han sido fáciles debido a su sistema político y a la heterogeneidad de su población. “Se trata de una nación conformada por inmigrantes de orígenes muy diversos: europeos, rusos…además tienen un método electoral que es totalmente proporcional, eso ha limitado mucho la formación de mayorías en el Parlamento (Knéset)”, explica el docente de la Universidad Pontifica de Comillas. 

Para la formación de este gobierno ha sido necesario habilitar una nueva figura jurídica: el primer ministro adjunto. Gantz lo será hasta el próximo 17 de noviembre, cuando Netayahu dejará de ser primer ministro y pasará a ser adjunto, alternándose en los cargos. El nuevo Ejecutivo tiene el mayor número de ministros de la historia, hasta 34, y está sustentado por unas mayorías muy delicadas. “El partido de Gantz ha sufrido una escisión y ha pasado de tener 33 diputados a 15, el resto han conformado otro grupo dentro de la cámara”, indica la profesora de la Universidad Europea. 

Gantz y Netanyahu
AFP/ABIR SULTAN - Benny Gantz (izquierda) y Bejamin Netanyahu (derecha) presiden una reunión del nuevo Gobierno de Israel

La emergencia sanitaria ocasionada por el coronavirus ha evitado la celebración de unas cuartas elecciones en Israel. “Esta coalición es muy compleja y es difícil concretar cuánto va a durar, pero Netanyahu y Gantz no tenían muchas más opciones. Por ahora este Ejecutivo está respaldado por un 60% de la población, pero eso puede cambiar en cualquier momento”, alerta al respecto el politólogo de la Universidad de Tel Aviv. 

A pesar de que Gantz llegó a ser jefe del Estado Mayor con Netanyahu, sus posturas políticas se han ido separando a lo largo del tiempo, lo que le llevó a fundar el partido Azul y Blanco. “Netanyahu se ha apoyado en el ala más radical del Likud, en la más nacionalista. Muchos de sus colaboradores le han ido abandonando en los últimos años”, concluye Gutiérrez.