Los sindicatos marroquíes plantan cara al Gobierno de Benkirane por la reforma de las pensiones

Paco Soto

Pie de foto: Manifestación sindical en Marruecos.

Los sindicatos marroquíes están en pie de guerra contra el Gobierno del islamista Abdelilah Benkirane. El frente sindical se ensanchó tras el no del Ejecutivo al incremento salarial y la presentación en el Parlamento de un texto sobre la reforma de las pensiones que no gustó a las organizaciones de trabajadores. El Gobierno se propone también reformar la seguridad social. Los sindicatos reprochan al Gobierno de Benkirane su poca disposición al diálogo social. El Ejecutivo dirigido por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) anunció el inicio de las negociaciones sobre la reforma de las pensiones en la Comisión de Finanzas, Planificación y Desarrollo Económico del Parlamento. El Gobierno quiere retrasar la edad de jubilación a los 63 años en 2019, una propuesta que no ven con buenos ojos los sindicatos. Los sindicalistas critican al Gabinete de Benkirane porque no fueron consultados sobre la reforma de las pensiones en los dos encuentros que ambas partes mantuvieron el pasado mes de mayo.

Las organizaciones sindicales temen que el Gobierne ponga en marcha la reforma de las pensiones sin negociarla con los agentes económicos y sociales. Los cuatro sindicatos más representativos del país, la Confederación Democrática del Trabajo (CDT), la Unión Marroquí del Trabajo (UMT), la Federación Democrática del trabajo (FDT) y la Unión General de Trabajadores de Marruecos (UGTM), anunciaron una serie de manifestaciones, huelgas y protestas para alertar a la opinión pública sobre la “política antisocial” del Gobierno, cuando faltan unos meses para que finalice su mandato. “El Gobierno ha escogido hacer oídos sordos a las reivindicaciones populares y quiere aprobar a cualquier precio unos proyectos de ley antes de que acabe su mandato, sin tener en cuenta las aspiraciones del pueblo expresadas por los sindicatos”, manifestó el líder sindical de la CDT Abdelkader Zaïr.

La estrategia de la presión 

Abdelkader Zaïr aseguró que la actitud del Gobierno cierra la posibilidad de diálogo y coloca a las organizaciones sindicales ante el siguiente dilema: no hacer nada o “presionar” a los gobernantes. La “protesta” sindical, según explicaron los dirigentes de las organizaciones de trabajadores, empezará con “una marcha nacional” desde todas las ciudades de Marruecos hacia la capital, Rabat. Además, se organizarán actos reivindicativos en zonas turísticas y los sindicatos harán un llamamiento a la movilización ciudadana de cara al próximo mes de agosto. “Movilizaremos a la opinión pública incluso en las playas”, hicieron saber los jefes sindicales.

Por su parte, el Gobierno de Benkirane hizo saber hace unos días que acelerará las reformas antes de que acabe su mandato, y se mostró convencido de que las leyes pendientes de aprobar por el Parlamento “pronto verán el día”. El ministro de la Comunicación, Mustafá El Khalfi, explicó en rueda de prensa que Benkirane tiene la voluntad de sacar adelante las leyes pendientes de aprobación, y así se lo hizo saber a los partidos parlamentarios. “La aprobación de estas leyes no se puede retrasar bajo ningún concepto”, advirtió el portavoz gubernamental.

Aumento salarial

Asimismo, los sindicatos marroquíes piden un aumento salarial en el sector público de 600 dirhams (unos 55 euros) mensuales. El Gobierno de Benkirane no está dispuesto a satisfacer esta reivindicación, porque considera que el país no podría aguantar un incremento de sueldos debido a que la masa salarial pública representa el 33% del presupuesto anual del estado. Según el Gobierno, la masa salarial aumentó en Marruecos una media de 6% anual en los últimos años, mientras que la plantilla de empleados públicos sólo se incrementó un 1,37%. La mejora de las condiciones de trabajo y de la sanidad pública y el derecho de huelga son otras cuestiones que los sindicatos quieren hablar con el Gobierno.

Pie de foto: Un grupo de trabajadores en huelga protesta en Casablanca.

 El Gobierno marroquí lleva a cabo una política económica de corte liberal y tiene en cuenta las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos. Millones de marroquíes son sometidos a duras condiciones de trabajo y cobran salarios de miseria, y en muchos casos carecen de cobertura sanitaria, protección social y derechos laborales. Las mujeres y los menores de edad son los sectores sociales más castigados. Marruecos es un país en desarrollo donde ha crecido la riqueza y se ha consolidado la clase media, pero existe un alto nivel de pobreza y hay grandes desigualdades.

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