Luces o sombras de lo que fue y sigue siendo… Líbano
“Hemos abrazado la multiplicidad de nuestros orígenes y la diversidad en el uso que cada uno hace del medio para reflexionar sobre nuestro entorno y nuestra vida cotidiana… para enriquecer una única historia holística y global que intentamos contar: la de una pérdida, una lucha, una resistencia, una esperanza, un amor, un cambio, una quietud y una vida en el Líbano”.
Quienes así hablan son Myriam Boulos, Manu Ferneini, Ieva Saudargaité Douaihi, Tarek Haddad, Rima Maroun, Roger Mokbel, Omar Gabriel, Elsie Haddad, Paul Gorra, Betty Ketchedjian, Laura Menassa y Walid Nehme. Forman el Colectivo 1200, cuya obra conjunta se expone en Casa Árabe desde el 1 de junio al 25 de septiembre, y que ellos mismos describen como un homenaje y un ancla que nos hace recordar dónde empezó todo.
Han pasado ya más de treinta años desde el final de la larga guerra civil que asoló al país, y sus repercusiones se dejan sentir notablemente hasta el día de hoy. A aquella larga y cruenta guerra sucedieron años de fracasos económicos, políticos y medioambientales, hasta que en 2019 se desencadenó la revolución.
Como afirman dos de sus miembros y a la vez comisarios de la muestra, Tarek Haddad y Betty Ketchedjian, “la descomposición había aflorado a la superficie y la población se encontró sin ahorros, sin moneda fija, sin gobierno, sin nadie que asumiera responsabilidades y con un futuro más que incierto”. Por si fuera poco, la pandemia no hizo sino empeorar aún más la situación, paralizando todos los sectores y dejando pocas esperanzas a la recuperación. Y entonces, agosto de 2020, sucedió lo inevitable aunque nadie hiciera caso a las señales que lo anunciaban: Beirut se vio sacudida por una enorme explosión en el puerto que causó centenares de muertos, miles de desplazados, y personas heridas y traumatizadas, además de la inmensa destrucción de gran parte de la capital.
Lo que entonces parecía un golpe definitivo solo fue seguido por más desastres: inflación acelerada, escasez y carestía de combustible, apagones eléctricos, incendios forestales, explosiones de tanques de gas y un éxodo masivo de la población. ¿Qué más desgracias le pueden ocurrir al país al que aún no hace tanto se le consideró la Suiza de Oriente Medio por su prosperidad, cosmopolitismo y ansias de vivir?
Todo este conjunto de experiencias son las que el Colectivo 1200 plasma en esta exposición: árboles, cristales rotos, vallas publicitarias, el puerto de Beirut y otros elementos se extienden por las diferentes obras, actuando como indicios del hecho de que, independiente de la experiencia subjetiva y personal de cada uno de los doce autores, el relato más amplio de los últimos años en el Líbano ha sido común para la mayoría, a pesar de las diferencias existentes en una sociedad tan multiétnica y multirreligiosa como la libanesa.
Entre las declaraciones de sus autores, quizá la que mejor resume el conjunto de ese inmenso universo de experiencias sean las de Myriam Boulos: “Todo era demasiado. Todavía es demasiado. Lo más importante es lo que nuestros pequeños cerebros y grandes corazones pueden asimilar”.
Y no es poca cosa plasmar y asimilar en estas obras fotográficas los detalles de un país corrompido que lleva décadas en decadencia. Y que, pese a ello, sus hombres y mujeres revelan el deseo de encontrar su lugar en medio de la confusión y el caos en que está sumido el Líbano. Una realidad que, según Laura Menassa, tendemos a ocultar u olvidar pero que sin embargo nos rodea.
El conjunto del proyecto ‘Luces o sombras de lo que fue y sigue siendo’ fue seleccionado en la segunda edición de la convocatoria NUR (Luz), una iniciativa conjunta de Casa Árabe y PHotoEspaña, surgida con el objetivo de premiar el esfuerzo de innovación a la hora de transmitir contenidos actuales relacionados con las realidades del mundo árabe contemporáneo. El jurado eligió esta propuesta de los libaneses Colectivo 1200 de entre las 42 presentadas al concurso.
