El presidente Macron concede un año de plazo a Pedro Sánchez para que decida si sustituye los Helios 2 por los más avanzados CSO

Madrid ultima un acuerdo con París para utilizar los nuevos satélites espía franceses CSO

photo_camera PHOTO/Chistian Hartmann-Reuters - Emmanuel Macron retirará de servicio en diciembre de 2021 los satélites espía Helios 2 en los que España participa con un 2,5%. Si antes el Gobierno de Pedro Sánchez no se ha adherido al programa francés CSO o ha encontrado otra alternativa, las Fuerzas Armadas españolas se quedarán sin imágenes ópticas

Los Gobiernos de España y Francia ultiman los detalles de un acuerdo bilateral que permitirá al Ministerio de Defensa adherirse a la tercera generación de satélites de reconocimiento militar franceses, coloquialmente calificados como espías, cuya segunda plataforma acaba de ser emplazada en órbita.

Mientras tanto, el presidente Pedro Sánchez y su titular de Defensa, Margarita Robles, prolongan hasta el límite de lo posible la utilización de los veteranos satélites espía franceses Helios 2A y 2B, que el departamento de Defensa francés comparte con Alemania, Italia, Bélgica, Grecia y España. 

Colocados en el espacio en diciembre de 2004 y 2009, respectivamente, ambos Helios 2 ya están en el límite de su vida útil, por lo que París los está sustituyendo por los más avanzados CSO ‒acrónimo de Composante Spatial Optique‒, cuyo segundo ejemplar CSO-2 fue situado ayer, 29 de diciembre, a 480 kilómetros de altura. Forma equipo con su gemelo CSO-1, en órbita desde el 19 de diciembre de 2018, pero situado a 800 kilómetros de la superficie terrestre.

La adhesión al programa CSO ya se contempla desde marzo de 2016 en el Plan Director de Sistemas Espaciales del ministerio de Defensa. Pero ninguna decisión se ha tomado hasta el momento

El lanzamiento del CSO-2 coincide con la decisión del Ministerio de Defensa francés que dirige Florence Parly de dar por concluida la transmisión de imágenes Helios 2 a Alemania, Italia y Bélgica, los tres países que ya se han sumado al proyecto CSO. No ocurre lo mismo con Grecia y España, que todavía no han oficializado su entrada en la iniciativa liderada por París. Esa es la razón lo que las autoridades galas han anunciado que “mantendrán un año más” la entrega de imágenes Helios 2 a las Fuerzas Armadas griegas y españolas.

Así las cosas, el Consejo de Ministros tiene margen hasta finales de 2021 para autorizar la entrada de España en el programa CSO, alternativa que está recogida desde marzo de 2016 en el Plan Director de Sistemas Espaciales del Ministerio de Defensa. En caso de no hacerlo y con el satélite óptico español Ingenio destruido el 17 de noviembre, habría que encontrar otra alternativa semejante. El Gobierno y el Centro Nacional de Inteligencia que dirige Paz Esteban no pueden prescindir de imágenes ópticas e infrarrojas de muy alta resolución de las zonas geográficas de interés estratégico para España, en especial de la cuenca del Mediterráneo, norte de África y el área de Canarias. 

Junto a un modelo a escala del satélite espía CSO y del jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio, general del Aire Philippe Lavigne, la ministra Florence Parly explica las claves de la Estrategia Espacial de Defensa de Francia, de la que carece España
Reducir la factura con imágenes radar de Paz

Tampoco las Fuerzas Armadas españolas pueden descartar el uso de satélites espía de gran capacidad de resolución. Para dirigir las operaciones en el exterior, el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa que manda el teniente general del Aire Francisco Braco requiere del minucioso examen de imágenes que efectúan los analistas de inteligencia. 

El acuerdo hispano-francés daría fin a unas largas negociaciones que se arrastran desde hace más de cuatro años, cuando María Dolores de Cospedal ocupaba la cartera de Defensa en el Gobierno de Mariano Rajoy. Entre las principales cuestiones que separan a la Secretaría de Estado de Defensa de España de Esperanza Casteleiro y a la Dirección General de Armamento de Francia de Joël Barre se encuentra la forma en que España debe abonar su cuota de entrada y las anualidades por acceder al uso de los muy precisos ojos electro-ópticos de CSO. 

El satélite espía CSO-2 ha viajado al espacio encerrado en la parte alta del lanzador ruso Soyuz que el lunes, 29 de diciembre de 2020, lo ha colocado en órbita

El equipo de Margarita Robles asume el criterio de María Dolores de Cospedal, su antecesora en el cargo, que consiste en reducir cuanto sea posible la factura de unos 150 millones de euros por los derechos para programar y recibir imágenes electroópticas de los CSO. El objetivo que se quiere alcanzar es que el pago se pueda efectuar no solo en metálico, sino en metálico y en especie, al igual que lo han conseguido Alemania e Italia.

Francia facilita imágenes en el espectro visible a sus dos aliados, a cambio de recibir imágenes radar de la futura constelación espacial SARah y la actual SAR-Lupe de Alemania y de la también radar italiana COSMO-SkyMed NG. Para conseguir idéntico resultado, la ministra Margarita Robles, su secretaria de Estado Esperanza Casteleiro y el director general de Armamento y Material, el almirante Santiago Ramón González, batallan para que los costes de acceso y empleo de CSO se vean sustancialmente rebajados con la entrega de imágenes del satélite radar español Paz del operador Hisdesat, cuyo principal cliente es el Ministerio de Defensa.

Si se alcanza el acuerdo entre Madrid y París, queda por efectuar otra importante inversión. Con los CSO con una gran capacidad para discriminar objetos “en el entorno de los 35 centímetros”, según afirman sus responsables franceses, el equipamiento del Centro de Sistemas Aeroespaciales de Observación (CESAEROB) del Ejército del Aire en la base aérea de Torrejón tendrá que ser sometido a una profunda renovación.

La ministra francesa Florence Parly se reunió en Madrid el 24 de septiembre pasado con la titular de Defensa española Margarita Robles. Entre los asuntos que trataron se encontraba la situación del acuerdo bilateral relativo al CSO
Alemania es el socio preferente

Esa actuación deberá correr a cargo de la industria espacial española, que tendrá que actualizar los procesos de recepción, procesado y análisis de los datos e imágenes descargados de los CSO. Se trata de una prioridad para poder extraer el máximo rendimiento de sus prestaciones, ya que los nuevos ingenios franceses pueden obtener imágenes 3D de muy alta y extrema resolución en los espectros visible e infrarrojo, e incluso tomar imágenes video. 

El potente y nuevo ojo electro-óptico CSO-2 de 3.562 kilos despegó a bordo de un lanzador ruso Soyuz el 29 de diciembre, exactamente a la hora programada, las 17:42 y 7 segundos hora peninsular española, 5 horas menos en la Guayana francesa. Una hora más tarde, el CSO-2 ya estaba colocado en las inmediaciones de su posición orbital definitiva, desde donde los técnicos franceses han comenzado las operaciones para que pueda entrar en servicio a mediados de 2021, como muy tarde.

El CSO-1 lanzado el 19 de diciembre de 2018 está a 800 kilómetros de altura, mientras que el CSO-2 puesto en órbita el 29 de diciembre de 2020 gravita a 480 kilómetros de la Tierra

Con una inversión del Estado francés que ronda los 1.300 millones de euros, el sistema de reconocimiento espacial militar CSO consta de tres plataformas, de las que dos ya están en órbita. La tercera es la CSO-3, que cuenta con una aportación de 200 millones de euros del Gobierno federal de Ángela Merkel, lo que convierte a Alemania en socio preferente del programa desde los acuerdos de Schwerin de 2002. 

Los CSO han sido desarrollados por Airbus Space Systems Francia y son la evolución de los satélites Pleiades de uso dual, de 70 centímetros de resolución. Con la forma externa de un prisma hexagonal irregular, están dotados de tres paneles solares, cuentan a bordo con un sistema autónomo de control que facilita sus maniobras en el espacio y sus avanzados sensores para tomar fotografías de una extrema precisión son obra de Thales Alenia Space Francia, el especialista europeo en la materia. 

Coloquialmente llamados satélites espía, las plataformas dedicadas al reconocimiento militar proporcionan datos clave para la toma de decisiones en beneficio de las unidades terrestres, navales y aéreas españolas bajo bandera de la OTAN, Naciones Unidas o la Unión Europea

Mientras que CSO-2 gravita a 480 kilómetros de altitud, su hermano CSO-1 lo hace a 800 kilómetros, al igual que estará el CSO-3 que se lanzará a finales de 2021 o principios de 2022. El motivo de colocarse a mucha menor distancia de la tierra es que su labor principal es identificar de forma precisa los objetivos localizados por CSO-1, lo que consigue reduciendo a casi la mitad la franja de terreno observada.

Al programa CSO también se ha adherido Suecia, cuya contribución también se materializa en buena medida en especie. El gobierno de Estocolmo facilita a Francia la utilización de la estación polar de Salmijärvi, a unos 30 kilómetros de la ciudad Kiruna, a 140 kilómetros en el interior del Círculo Polar Ártico y a 1.200 kilómetros al norte de la capital escandinava. Allí se encuentran las grandes antenas de 15 y 13 metros de diámetro que reciben y envían las señales en banda S y X a los satélites militares franceses.

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