La directora de la Oficina de Información del Parlamento Europeo en España analizó en el programa Atalayar de Capital Radio la actualidad europea y lo que se espera de la Conferencia para el Futuro de Europa

María Andrés: "Esta Conferencia tiene que ser un ejercicio de escucha del sentir de la ciudadanía"

María Andrés

Licenciada en periodismo y especializada en Unión Europea y política internacional, María Andrés es actualmente la directora de la Oficina de Información del Parlamento Europeo en España. Pasó por los micrófonos de Atalayar en Capital Radio para hablar de la Conferencia sobre el Futuro de Europa que comenzó el pasado día 9, cuyo elemento diferenciador es la importancia dada a la participación ciudadana. En su intervención, la periodista explicó cómo es la relación entre España y la Unión Europea, asegurando que tenemos un papel muy importante en ella y que nuestra postura, tanto popular como desde las instituciones, es cada vez más europeísta.

¿Qué tiene que hacer un ciudadano español si quiere participar en este gran foro que se ha convocado? ¿Lo tienes que canalizar a través de asociaciones? ¿De qué manera podría hacerlo?

Bueno, la verdad es que nunca ha habido en la historia de ninguna democracia, diría yo, un ejercicio de reflexión como éste, tan grande, tan ambicioso, que yo creo que de muchas maneras. Como ciudadano privado, simplemente si uno mete en Google ‘’plataforma sobre la conferencia sobre el futuro de Europa’’, se va a encontrar enseguida con esta dirección, futureu.europa.eu, que es una plataforma que crea la Comisión Europea y que echa a andar el 19 de abril con el único objetivo de dar la oportunidad a cualquier ciudadano sin la necesidad de pertenecer a ninguna asociación, simplemente comprometiéndose a cumplir unos requisitos de respeto a unos ciertos valores y principios, a poder meter cualquier propuesta, cualquier reflexión que ellos quieran sobre el futuro de la Unión Europea. Así que, lo que se pretende es eso, que sea un ejercicio tremendamente participativo y no sólo a través de la plataforma, sino también a través de esos paneles de ciudadanos que se van a organizar, donde va a haber hasta 200 ciudadanos por panel para discutir diferentes temas prioritarios de los cuales, una representación, estarán en los plenos donde se debatirá esta conferencia sobre el estado de la Unión Europea en el Parlamento Europeo. Quizás es difícil de explicar así rápidamente, pero creo que sí que va a haber una serie de oportunidades para los ciudadanos que deseen participar.

Los paneles van a ser recogidos con una muestra que intente representar la diversidad que hay en la Unión Europea, con lo cual se van a elegir, por ejemplo, en un tramo de edad determinada, para que el 30%, por lo menos, sean menores de 70 años, o que sean, por supuesto, de una diversidad geográfica, etcétera. Pero la idea de esta conferencia, lo que la diferencia de cualquier otro ejercicio pasado, es precisamente ese papel protagonista para los ciudadanos.María Andrés

Y los españoles, aunque estemos en una fase muy embrionaria todavía o en la fase inicial de arranque de la Conferencia, ¿estamos participando mucho, aunque la conferencia se vaya a prolongar más allá de un año?

Sí, yo creo que sí. Yo creo que España es un país profundamente europeísta. Lo ha sido siempre. Durante la crisis financiera del 2008 quizá, pues se dieron las duras consecuencias que estaba teniendo para la sociedad la economía, y aquello pudo influir sobre la opinión pública ciudadana, que se empezaba a preguntar por el papel de la Unión Europea, por cómo nos estábamos gestionando, cómo se estaba resolviendo esta crisis. Pero volvimos a recuperar; en el 2016-17 se empezó a recuperar ese pulso y ahora yo diría, sin duda, cuando uno mira a los Euro barómetros, nos encontramos otra vez de nuevo al frente de ese europeísmo constructivo y qué intentar hacer de los que están empujando el carro. Eso se ve claramente en los eventos y en los seminarios y en los debates que organizamos en esta oficina. Pero también se ve en cómo empujamos desde las distintas instituciones las tesis más europeístas. Patxi Aldecoa estaba comentando muchas de las propuestas, pero yo veo, por ejemplo, a un secretario de Estado de la Unión Europea, Juan González-Barba, que participa como observador en ese Comité Ejecutivo de la Conferencia de la Unión Europea, donde sólo hay siete Estados miembros que participan y él es uno de los más europeístas y va de la mano con el Parlamento Europeo alineándose en muchas de las propuestas. Además, le preguntábais a Patxi Aldecoa que qué oportunidad da el Brexit o qué escenario se abre después de la partida al Reino Unido, y yo creo que deja mucho campo abierto para que la España que quiere ser europeísta y estar en ese grupo de cabeza pueda posicionarse de verdad con países, por ejemplo, como Italia, que está también empujando en ese grupo de cabeza sin complejos y para hacer avanzar a Europa en los temas en los que hasta ahora, tradicionalmente, Reino Unido había arrastrado tanto los pies. 

En lo que yo sí que os diría que no estoy tan de acuerdo con Patxi, es cuando él comentaba que sí, que seguramente acabaremos teniendo una convención que dé lugar después a una reforma de los Tratados. Yo diría que, sin cerrar la puerta a la futura reforma de los tratados, tampoco deberíamos encasillarnos en ese debate. Lo que sí tenemos que tener claro es que esta Conferencia tiene que ser un ejercicio importante de reflexión, de escucha, y que las instituciones tenemos que ser valientes para llevar a cabo ese ejercicio hasta sus últimas consecuencias. Escuchar de verdad el sentir de la ciudadanía, ¿qué reformas quieren?, y después transformarlas en acciones concretas. Pero para transformarlas en acciones concretas, a lo mejor no hace falta ir a esa propuesta de máximos y ponerse a reformar los tratados si los Gobiernos nacionales de ciertos Estados miembros están en contra. Pero es que nos deja tanto margen el Tratado de Lisboa actual para mejorar, en cómo nos coordinamos, en cómo podemos gestionar futuras pandemias, en cómo avanzar para dar soluciones más sociales a la ciudad, en cómo promover una educación verdaderamente europea, en la cultura, en el deporte… Hay un montón de cosas donde todavía no se han llevado a cabo propuestas, las muchas que están saliendo ahora, y que se podrían llevar sin la necesidad de reformar los tratados. Así que no lo olvidemos, que no sería un fracaso que esto no acabe en esta convención internacional, pero sí lo sería que no se transformen en acciones concretas las propuestas que haga la ciudadanía y que a lo largo de la Conferencia encuentren un consenso.

Lo que sí tendríamos que ser capaces los medios de comunicación -y en eso estamos en Atalayar- es convencer a los ciudadanos de que esto va con ellos, de que esto afecta a su día a día. Y bueno, en la crisis del 2008-2014, cada país actuó a su interés y no como Unión Europea. Ahora sí, ahora con la pandemia sí se ha actuado como Unión Europea.

Sí, yo veo como a lo largo de las últimas crisis que ha sufrido la Unión Europea y el resto del mundo, porque esta ha sido una tendencia global; el tema de la crisis económica, luego la crisis quizá de inmigración que hemos tenido a partir del 2015 tan llamativa con el conflicto en Siria y posteriormente el Brexit o incluso la elección de Trump en Estados Unidos, ha llevado a la Unión Europea a acumular un golpe detrás de otro, una crisis detrás de otra en la que, es verdad, hay que reconocerlo, ha sido un importante caldo de cultivo para aquellas tesis más nacionalistas de corte más eurófobo. Nosotros en la Eurocámara lo vemos así todos los días. Estos partidos que se nutren de la oposición a todo lo que sea ceder más competencias a la Unión Europea, lo único que les interesa es renacionalizar políticas, etc. Pero estos partidos, que son más eurófobos, como decíais antes, muy bien, con la salida del Reino Unido se ha demostrado que quizás ha sido más una vacuna que otra cosa. Y yo no escucho ahora en la Eurocámara a ningún partido de ningún país defendiendo la salida de su país. Ahora de lo que lo que hablan estos partidos eurófobos es de cómo permanecer con fuerza dentro del Parlamento Europeo para intentar disolver esas ambiciones más de detención de competencias hacia las instituciones europeas y renacionalizar ciertas políticas, pero pretenden seguir dentro. Y creo que en España nos hemos dado cuenta con más fuerza que nunca por las últimas crisis, que Europa pinta mucho, que tienen mucho que decidir sobre la vida diaria del ciudadano, seguimos sintiendo un desconocimiento importante hacia cómo funcionan las instituciones, pero ya no dudamos de que pintan, y mucho. Entonces, yo creo que el sentir de la ciudadanía cuando escuchamos sobre todo las encuestas -que es al final lo más claro, lo que mejor nos habla-, seguimos viendo, por ejemplo, en el último Eurobarómetro de hace apenas unos días, que el 81% de los europeos considera que la conferencia sobre el futuro de Europa debería servir para que la Unión Europea se reforme, para mejorar la gestión de crisis, y que tiene que hacerse desde la Unión Europea; el 66%, por ejemplo, de la Unión Europea, como una perspectiva importante para dar ese futuro y ese empleo a los jóvenes de hoy. También se habla de que la Unión Europea es un lugar muy estable en un mundo más inestable. Si uno mira esas encuestas, se da cuenta, sobre todo en España, que somos siempre los que lideramos la encuesta por arriba, de que sí que tenemos el convencimiento, de verdad, de que, ante los retos globales, soluciones globales. Y que nos va a solucionar mejor la papeleta a nuestros problemas siempre la Unión Europea, no porque seamos mejores o porque las instituciones consigan algo que no consigue el Gobierno nacional, sino que solo vamos a poder enfrentarnos juntos a los retos que solo podremos resolver juntos porque son globales: de inmigración, la pandemia del coronavirus, etc. Yo creo que eso sí que es algo que ha calado muy hondo en la ciudadanía española. Y si además tenemos en cuenta que esa polarización y esa fragmentación de opiniones, que viene siendo una tendencia general en el mundo entero a raíz de la globalización y de las crisis que hemos mencionado, ha calado tan hondo en España, que vemos que cada elección empieza a parecerse más al discurso casi de posguerra civil española en algunos casos, con tesis muy enfrentadas, muy de derechas contra izquierdas. Entonces, yo creo que este debate tan hostil, esa fragmentación de opiniones, esa polarización de la opinión pública, causa todavía más incertidumbre, más desgaste hacia la clase política y hace que los ciudadanos españoles miren con más desconfianza hacia la política en general. Pero, de nuevo, las encuestas nos dicen que a la hora de elegir desde qué nivel queremos que se solucionen los problemas principales, otra vez y muy por encima del nivel nacional, siguen siendo las respuestas a favor de resolverlos a través de la Unión Europa.

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