Marruecos, Argelia y su particular rearme a contrarreloj
La escalada de tensión tras la invasión rusa de Ucrania se mide también en el Magreb.
Las dudas en el escalafón quedan despejadas. El Egipto de Abdelfatah El Sisi sigue siendo la primera potencia militar de África, según el ranking que estudia los ejércitos del mundo del estadounidense Global Fire Power (GFP). Pero la mayor carrera armamentística del continente la protagoniza el Magreb.
Las partidas presupuestarias en Marruecos y Argelia se han disparado en este año 2023. El régimen de Abdelmadjid Tebboune ha destinado 23 mil millones de dólares estadounidenses al sector armamentístico y de Defensa, un 130% más que el año anterior, y un estratosférico 15% del PIB frente al 5,5% de 2022. Un presupuesto para las Fuerzas Armadas inédito hasta el momento.
Los indudables beneficios para el poder adquisitivo argelino de la compra de gas por parte de Europa, a causa del boicot y las sanciones contra Moscú, ha reportado a Argel una horquilla lo suficientemente ancha que podría haber utilizado para sanar la crisis socioeconómica del país. Sin embargo, las prioridades han sido otras.
Los ingresos extraordinarios de gas y petróleo se han centrado en aumentar la estructura militar y elevar la pugna con Marruecos para convertirse en la principal potencia militar en el norte de África. Una carrera a contrarreloj para contrarrestar la alianza estratégica entre Rabat y Washington y asegurar la influencia de Rusia en el Magreb. En el escenario energético, se crea la paradoja para Europa de la mano omnipresente del Kremlin: comprar energía a quien es la puerta de Rusia en África.
El rearme armamentístico tampoco admite discusión política en el régimen argelino. Tal y como ha decidido Tebboune, el presupuesto del Ejército queda excluido de cualquier debate en el seno parlamentario.
Argelia es el segundo país con las Fuerzas Armadas más grandes de África. La república norteafricana cuenta en estos momentos con 130.000 soldados, casi 1.000 carros de combate, 133 cazas, 48 buques y 6 submarinos. Pero las cifras no revelan el poderío militar real para el país. La gran mayoría de los dispositivos no son sino “chatarra” proporcionada por Moscú. Una apuesta por la cantidad y no por la calidad que Tebboune no puede permitirse si quiere superar a Marruecos.
La primera medida pasa por renovar las peticiones a Rusia, su principal proveedor de armamento y sistemas militares. De ello se encargará Tebboune en una visita de Estado a Moscú este mes de mayo, todavía por definir fecha.
Sabedor también de la prioridad rusa en su invasión de Ucrania, el régimen argelino está haciendo una apuesta por diversificar su exportación de material militar. Es en esta escena es donde aparece Irán y su funcional fabricación de drones, una “amenaza directa” para la estabilidad de la región, como lo ha definido el columnista Llewelling King. Y lo es porque estos aviones no tripulados de fabricación iraní son suministrados por Argelia al Frente Polisario a servicio de las peticiones de su líder, Brahim Ghali, sobre intensificar la lucha armada y el uso de drones contra Marruecos.
Sin embargo, todo tiene un precio para el régimen de los ayatolás y también para Rusia. A cambio del armamento, piden bases militares en el Sáhara Occidental para alcanzar el Atlántico e influenciar cada vez más en el Magreb y en el Sahel. Tanto para Estados Unidos como para la Unión Europa, Argelia ha sido la responsable directa de la entrada del grupo de mercenarios rusos Wagner en África.
El horizonte de Rabat es mucho más esclarecedor que el de Argel. El presupuesto para las Fuerzas Armadas Reales en la nueva Ley de Finanzas es de 17 mil millones de dólares estadounidense, cerca del 3.5% del PIB. Un aumento del presupuesto que incluye por primera vez la voluntad de Marruecos de destinar fondos a las industrias de defensa, además de adquirir armas en el extranjero.
Y así lo está haciendo. Marruecos está inmerso en un proceso de modernización de sus Fuerzas Armadas por el que está consiguiendo los últimos cazas F-16 modernizados, carros blindados Abrahams, drones Predator y, ahora, HIMARS. Unos sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad que han cogido fama en Ucrania por ser una de las armas más eficaces frente al avance ruso. Las mismas que suministrará a Marruecos el gran aliado del Reino alauí: Estados Unidos.
Washington siempre ha colaborado con Rabat para hacer frente a las amenazas de la región. De hecho, tras la aprobación de los 18 sistemas HIMARS a Marruecos, el Pentágono resaltó que las Fuerzas Armadas Reales realizan ejercicios rutinarios con fuerzas estadounidenses para luchar contra el terrorismo y las Organizaciones Extremistas Violentas en la región del Magreb y el Sahel.
En palabras del Departamento de Estado, estos sistemas lanzamisiles “mejorarán la capacidad de Marruecos para hacer frente a las amenazas actuales y futuras, y contribuirá al mantenimiento de la estabilidad y la seguridad regionales”. El mismo objetivo que proyectó por primera vez la OTAN en la cumbre de Madrid al incluir al flanco sur en su nuevo Concepto Estratégico.
La amenaza terrorista en el Magreb y en el Sahel sigue siendo latente, pero también la influencia del Kremlin a través de los mercenarios de Wagner. Unas actividades desestabilizaras que Marruecos, el aliado no perteneciente a la OTAN, pretende hacer frente con los HIMARS estadounidenses.
Sin embargo, varios medios españoles han realizado una lectura un tanto distinta a la oficial transmitida por los Gobiernos marroquí y estadounidense. Se trata de relacionar la compra de los últimos lanzadores con la amenaza que podría suponer para varias ciudades españolas, como Granada, Córdoba o Sevilla. Unos objetivos alejados de realidad para los objetivos de Estados Unidos y Marruecos.
Las mayores maniobras militares de todo el continente africano se hacen en Marruecos. Se trata de African Lion, unas operaciones que sellan la estratégica relación entre Washington y Rabat cada año y que este 2023 cuenta con su XIX edición. Un total de 6.000 soldados de veinte países africanos en internacionales y 27 naciones observadores participarán en los ejercicios conjuntos que se llevarán a cabo entre el 16 y el 22 del próximo mes de junio.
La preparación cuenta con los últimos avances en tecnología militar. Las maniobras abarcan formaciones sobre la descontaminación de los riesgos NRBC (nuclear, radiológico, biológico y químico) en los ámbitos operacionales y ejercicios terrestres, aéreos y marítimos.
“African Lion es una cita ineludible que contribuye a consolidar la cooperación militar marroquí-estadounidense y a reforzar el intercambio entre las fuerzas armadas de diferentes países para promover la seguridad y la estabilidad en la región”, publicaba un comunicado del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Reales (FAR), tras una reunión entre los representantes de ambos ejércitos.
Desde que normalizaron sus relaciones, Rabat y Tel Aviv han firmado acuerdos de cooperación militar inéditos en el mundo árabe. La visita el verano pasado del Jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel a Marruecos hacía historia al ser la primera vez que un jefe del Ejército israelí visitaba el Reino.
El general Aviv Kohavi fue el encargado de iniciar un compromiso en materia de inteligencia e industria de defensa que se ha ido acelerando en el proyecto de rearme de Marruecos. El pasado mes de febrero el Mayor General de las Fuerzas Armadas Reales (FAR), Mohamed Benawali, realizó también una inédita visita Israel, donde observó los últimos avances estratégicos y técnicos en campo de la artillería que pronto surgieron efecto para el Ejército marroquí.
Benawali se encargó de aumentar la lista de peticiones de armamento a Israel. El lanzacohetes israelí PULS, capaz de disparar a 300 km ha sido la adquisición que, en vista del general, dará “las necesidades en los escenarios de los campos de batalla modernos”.
Hace apenas unas semanas, la polémica filtración de documentos del Pentágono desprendía la información de que Israel venderá al país norteafricano su sistema de defensa antiaéreo y antimisiles “Barak MX” por valor de 500 millones de dólares. Un sistema capaz de derribar cualquier avión o misil a menos de 150 km y que cuenta con el apoyo de un radar y varios lanzadores. Otra nueva adquisición de la fructífera relación con el Estado hebreo.
La invasión rusa de Ucrania ha obligado a todos los países a posicionarse en la nuevo y tensionado escenario internacional. O del lado invasor o del invadido. Desde el inicio de la invasión, Rabat había mantenido una postura neutral y se abstuvo en la votación de la ONU en marzo de 2022. Marruecos justificó la postura en una apuesta por “es respeto a la integridad territorial, la soberanía y la unidad nacional de todos los Estados miembros de Naciones Unidas”. Sin embargo, la presión de Washington cambió la postura.
Este pasado mes de enero Marruecos se convertía en el primer país africano en enviar ayuda militar a Ucrania. Cerca de 20 carros de combate T-72B fueron enviados a las Fuerzas Armadas ucranianas de un total de 148 carros de combate T-72, 136 T-72B y 12 T-72BK que el Ejército marroquí había comprado a Bielorrusia en dos lotes en 1999 y 2000.
Mientras Rabat se acerca más a la OTAN, más se distancia Argel con su apoyo incondicional al Kremlin. Las sombras repercusivas de la invasión rusa de Ucrania se alargan ya en todos los rincones del planeta y toma partido en el norte de África, que al igual que los países europeos, activan un proceso de rearme a contrarreloj con el mayor gasto militar desde los años de la Guerra Fría.
