El Reino alauí presionará en las capitales europeas para ver reconocida la soberanía marroquí del Sáhara Occidental y espera contar con el respaldo de París

Marruecos busca reforzar sus relaciones bilaterales con la UE durante la presidencia rotatoria de Francia

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - El rey de Marruecos, Mohamed VI, recibe en Rabat al presidente francés Emmanuel Macron

Francia asumió el pasado 1 de enero la presidencia rotatoria de la Unión Europea para los próximos seis meses. Ese es el plazo que tiene París para acometer las reformas presentadas por el actual inquilino del Elíseo, Emmanuel Macron, cuyos planes pasan, entre otros puntos, por reforzar las fronteras europeas y tejer una nueva alianza con África. Una agenda para la que necesitará el respaldo de países como Marruecos, que pretende conseguir un reconocimiento conjunto de su soberanía sobre el Sáhara Occidental.

Desde Rabat esperan que el mandato de París, uno de sus principales aliados estratégicos, sirva para acercar posturas entre el Reino alauí y los Veintisiete, haciendo hincapié en las relaciones bilaterales con España y Alemania. El diálogo de Marruecos con ambos países se ha visto afectado en los últimos meses por las disputas diplomáticas en torno a la cuestión del Sáhara Occidental, donde la postura española y alemana no se corresponde con los intereses marroquíes. Un problema para el que cuentan ahora con la baza del liderazgo francés de la Unión Europea.

Marruecos pretende que Madrid y Berlín sigan los pasos de Washington y reconozcan la soberanía marroquí en la región, así como su propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental como parte del Reino. Una hoja de ruta que cuenta desde hace décadas con el apoyo de Francia. Sin embargo, este objetivo se antoja complicado atendiendo al estado actual del conflicto, marcado por la guerra de baja intensidad que se libra en la región desde noviembre de 2020 y el respaldo de Argelia al Frente Polisario.

Emmanuel Macron

La presidencia de Macron se ha caracterizado por su juego a dos bandas con Marruecos y Argelia, excolonias francesas que hoy se disputan el liderazgo del Magreb. El líder galo ha priorizado su agenda de reconciliación con Argelia con algunas concesiones relacionadas con la memoria histórica. Eso sí, sin quedar exento de disputas diplomáticas con Argel. Aunque también ha estrechado vínculos con Rabat mediante la apertura de dos sedes de La ‘République En Marche!’, su plataforma política, en las ciudades de Agadir y Dajla, esta última ubicada en el Sáhara Occidental.

Macron no ha sido el socio que Marruecos esperaba, sin embargo, el Reino alauí no descarta que Francia promueva en los próximos seis meses sus planes para la región. El reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental respondió entonces a la normalización de las relaciones entre Marruecos e Israel y al propósito de Estados Unidos de reforzar la seguridad en el Sahel, un foco de amenaza terrorista que ha formado parte de la acción exterior de Francia en los últimos años.

Este motivo, sumado al interés de Macron por reforzar la soberanía de la Unión Europea durante su presidencia, da pie al optimismo para la diplomacia marroquí. Los planes de fortalecer la soberanía europea estarían vinculados a las cuestiones de seguridad, protección de fronteras y control migratorio. Áreas en las que Marruecos ha jugado y espera jugar un papel esencial para la estabilidad comunitaria, que serán el eje de acción que utilice Rabat para ver cumplidos sus intereses. Aunque hay obstáculos de por medio.

El escollo principal que marcará el mandato francés de la Unión Europea son las elecciones presidenciales previstas para abril. Dos meses antes de ceder el liderazgo europeo, Macron hará frente a unos comicios que decidirán su continuidad otros cinco años más. El que fuera ministro de Economía durante la presidencia del socialista François Hollande se juega su reelección en un contexto marcado por la creciente polarización y el surgimiento de dos nombres que han desbaratado todas las encuestas, los de Éric Zemmour y Valérie Pécresse.

Puesto fronterizo Marruecos

El polemista de extrema derecha y la nueva candidata de ‘Lés Republicains’, la derecha tradicional, han ganado peso en los sondeos y podrían disputarle la presidencia en una hipotética segunda vuelta. Macron no ha anunciado aún su candidatura, pero sigue liderando las encuestas y utilizará las nuevas candidaturas para fragmentar el voto de la derecha. Lo que está claro es que la ambición del actual presidente le empujará a presentarse a la reelección con dos objetivos: hacerse con el liderazgo de la UE tras la marcha de Angela Merkel y poner en marcha sus reformas.

El otro escollo radica en el distanciamiento marroquí con España y Alemania. Ninguno de los dos países reconoce la soberanía marroquí del Sáhara Occidental ni aprueba su propuesta para la región. Un motivo que llevó a Rabat a suspender sus relaciones bilaterales con Madrid y Berlín hace casi un año. La llegada del canciller Olaf Scholz y el nuevo enfoque del Ministerio de Exteriores teutón, que definió el plan marroquí para el Sáhara como “una importante contribución”, han contentado al Reino alauí.

En el caso de España, las relaciones se mantienen suspendidas desde el ingreso del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño sin el conocimiento de las autoridades marroquíes. La entrada de 10.000 migrantes en Ceuta facilitada por Marruecos agravó la crisis y empujó a la Unión Europea a cerrar filas con España. Una disputa en la que Francia jugó un papel mediador y en la que se ven signos de acercamiento.

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