Rabat pretende atraer más inversión extranjera en la fabricación de vehículos y afrontar los retos de la electrificación y la producción 100% local

Marruecos: firme liderazgo en la industria del automóvil

photo_camera AFP/FADEL SENNA - Línea de montaje de automóviles en la planta de montaje de automóviles PSA de Kenitra

La industria automovilística marroquí sigue dando cifras extraordinarias. El crecimiento del 10% interanual en la producción de vehículos, alcanzando el máximo histórico con más de 470.000 vehículos producidos, ha hecho que Marruecos se postule como el mayor exportador de coches a Europa, tal y como lo anunció el ministro de Industria y Comercio marroquí, Ryad Mezzour. Un logro que se suma al ya conseguido en 2018 por el que Marruecos superaba a Sudáfrica como el mayor exportador de turismo del continente.

Pero detrás de estos datos de éxito en el sector, hay una política gubernamental para impulsar esta industria. El Ejecutivo marroquí ha puesto en marcha varias medidas para atraer a inversores extranjeros, como infraestructuras de alta calidad, formación de capital humano y beneficios fiscales para facilitar la instalación de nuevas empresas. Un contexto de inversión que han sellado con numerosos acuerdos de libre comercio con países de la Unión Europea o Estados Unidos.

Precisamente en la reciente Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos, la ministra de Industria Comercio y Turismo española, Reyes Maroto, anunció que el automovilístico es un “sector prioritario” en el que optar por la financiación. El Gobierno español anunció su compromiso en doblar hasta los 800 millones la línea de crédito a las empresas españolas para invertir en el país vecino.

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Por esta “sinergia” de la industria automovilística que definió la ministra se prometieron más acuerdos. Reyes Maroto afirmó que la electrificación de este sector en España se puede traducir en una cooperación con Marruecos. Un campo en el que Rabat quiere dar impulso y fabricar 700.000 vehículos al año a 2 millones para 2030, con especial apuesta por los eléctricos.

Además de buscar esta inversión y cooperación exterior, Marruecos ha creado dos plataformas industriales en Tánger y Kenitra, a las que ha otorgado el status de zona franca, una exención total del impuesto de sociedades durante 5 años y un tope de 8,75% durante los próximos 20 años. Una medida que pretender incentivar a las empresas que quieran invertir en este sector.

Sin embargo, existen otros retos para esta industria más allá de atraer inversiones. La electrificación del sector automovilístico sigue siendo una de las principales demandas para el desarrollo industrial y en la que Marruecos ya ha dado sus primeros pasos con la creación de Neo, el primer coche de manufacturación marroquí 100% eléctrico. El compromiso de Rabat por la sostenibilidad y la descarbonización de la industria se traduce también en la producción de vehículos por la que las empresas ya empiezan a actuar. El grupo Stellantis o Citröen ya han dado luz verde a la nueva generación de vehículos eléctricos.

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El otro reto es la integración local del sector. A pesar de que el vehículo final posee un 60% de piezas fabricadas en el país, el desafío será avanzar más en el abastecimiento local de competentes de alto valor, como las baterías o los sistemas de propulsión. Un reto en el que el Gobierno ya comienza a poner las primeras piedras. El Ejecutivo de Aziz Akhannouch firmó el pasado mes de enero un acuerdo de inversión por valor de 50 millones de euros para construir una planta de producción de automóviles en territorio marroquí, tal y como consensuó con Ryad Mezzour.

La decidida apuesta por el sector automovilístico es una de las principales prioridades del país al ser el segundo sector comercial más importante del Reino. Un firme liderazgo que Marruecos pretende mantener. 

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