El pasado 15 de octubre, Rabat impuso restricciones a las cadenas de supermercados turcos y aumentó los impuestos sobre los productos otomanos importados en un 90%

Marruecos se suma al boicot saudí a los productos turcos

PHOTO/AP - Marruecos impuso restricciones a los productos fabricados en Turquía y las cadenas de supermercados turcos, y aumentó los impuestos sobre los productos turcos importados en un 90 por ciento

A principios de este mes, el jefe de la Cámara de Comercio de Arabia Saudí, Ajlan al-Ajlan, hizo una llamada a boicotear “todo lo turco”. En su cuenta de Twitter Al-Ajlan escribía: “El boicot a todo lo turco, ya sea a nivel de importación, inversión o turismo, es responsabilidad de todos los saudíes, comerciantes y consumidores, en respuesta a la continua hostilidad del Gobierno turco contra nuestro liderazgo, nuestro país y nuestros ciudadanos”.

Las guerras en el siglo XXI se libran a golpe de aranceles y tuits de este estilo, que se traducen en pérdidas económicas para el rival.

Las exportaciones turcas a Arabia Saudí cayeron un 16% este año, según datos de la Asamblea de Exportadores de Turquía (TIM), con un descenso del volumen comercial del 18% (400 millones de euros), en los primeros ocho meses del año, en comparación con el mismo periodo en 2019.

Ahora, según apunta el portal web Middle East Eye, Marruecos se ha unido a esta estrategia saudí para boicotear los productos fabricados en Turquía.

Oficina de Turkish Airlines en la capital saudí, Riad

El pasado 15 de octubre, Rabat impuso restricciones a las cadenas de supermercados turcos y aumentó los impuestos sobre los productos otomanos importados en un 90%. Esta medida se produjo un día antes de que el Ejecutivo marroquí aprobara una revisión del acuerdo de libre comercio firmado entre Rabat y Ankara en 2004, con el objetivo de “corregir los desequilibrios en la balanza comercial entre los dos países”, dijo el portavoz del renio, Abdul Haq al-Marini.

A principios de año, el Gobierno marroquí anunció la revisión del Acuerdo de Libre Comercio bilateral con Turquía, vigente desde 2006. El motivo de esta revisión era que, según Marruecos, este pacto es perjudicial para la economía del país magrebí, ya que ha supuesto un déficit de 2.000 millones de dólares (unos 1.700 millones de euros).

El Gobierno marroquí manejaba varios informes oficiales que alertaban sobre el gran desequilibrio comercial que supone el acuerdo con Turquía, mientras que, desde el ámbito empresarial, acusaban al país turco de practicar el “dumping” en Marruecos para hacerse con el mercado, sobre todo en los productos textiles, que dominan el mercado local.

El resultado ya lo han notado en las arcas turcas. Ankara ha visto caer sus exportaciones en un 20% y su déficit de comercio exterior se ha duplicado desde enero, tras el aumento de los aranceles a sus productos en las aduanas de Marruecos y Argelia.

Las razones de este cambio en la política comercial con Turquía desde Marruecos pueden estar relaciones con la presión que desde Abu Dabi y Riad han ejercido para llevar a cabo este ‘boicot’, según señalan varios expertos en Middle East Eye.

Marruecos ha sido el mercado de exportación más grande de Turquía en el norte de África, con 2.240 millones de dólares, según cifras de la Asamblea de Exportadores de Turquía. Argelia también es un país importante para las arcas turcas. Se trata del cuarto mayor proveedor de gas de Turquía con un acuerdo cimentado entre la empresa estatal Sonatrach y la empresa turca Botas, que prevé la entrega anual de 5.400 millones de metros cúbicos de gas natural licuado hasta 2024. Sin embargo, su relación política a veces se ha visto empañada por la tensión, particularmente con la competencia de Ankara con París, que ocupa posiciones opuestas cuando se trata de una serie de temas, incluidos Libia, el Mediterráneo oriental y el conflicto de Nagorno-Karabaj.

 Saad-Eddine El Othmani, primer ministro de Marrueco

Ahora, Marruecos busca diversificar su económica y encuentra en Arabia Saudí y en Emiratos Árabes Unidos sus mejores socios. Además, en los últimos años las relaciones políticas con Ankara se han tensado. En 2013, tras la revuelta del parque Gezi, el rey Mohammed VI y varios empresarios marroquíes se negaron a recibir a Recep Tayyip Erdogan, lo que le obligó a acortar su estancia. 

La crisis sanitaria de la COVID-19 ha provocado una crisis económica de gran calado en el reino alauí.  “La tasa de crecimiento de la economía marroquí registrará una deflación de alrededor del 5%, por primera vez desde finales de los años 90, mientras que los equilibrios macroeconómicos se verán muy afectados, en particular por lo que se refiere al déficit presupuestario y a la cuenta corriente de la balanza de pagos”, dijo el ministro de Economía, Finanzas y Reforma Administrativa del Reino, Mohammed Benchaaboun, a finales de julio. El primer ministro marroquí, Saadeddine El Othmani, dio entonces a conocer un paquete de once programas nacionales que se implementarán en los próximos tres años y que generarían 120.000 nuevos puestos de trabajo. Por lo que la inversión extranjera va a tener un papel preponderante en esta estrategia de recuperación.

Desde 2003, la expansión turca por el norte de África se centró en proporcionar ayuda económica, sobre todo en el Cuerno de África. Pero esta estrategia cambió cuando, en 2017, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan decidió abrir una base militar en Mogadiscio y comenzó su intervención en las operaciones militares en la guerra de Libia.

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