Mbappé, Haaland y la arrogancia española
Florentino Pérez fue trending topic en Twitter el martes por la noche. El miércoles estuvo cerca de volver a lo más alto de las conversaciones en la red social. Los tres goles de Mbappé en el Camp Nou y los dos de Haaland en Sevilla pusieron en alerta al aficionado del Real Madrid… y del resto de España. Un clamor popular pidiendo al presidente blanco que obre el milagro de hacer que esos dos jugadores acaben brillando en el nuevo Bernabéu.
El rey Midas del fútbol europeo es ahora apenas un soldado de los clubes-Estado que mueven el mercado del fútbol. Ni el Real Madrid ni el Barcelona tienen solvencia para acometer un fichaje de ese nivel. El sueldo, el traspaso, las comisiones… lo convierten en una empresa inalcanzable para equipos que están recortando el salario a sus jugadores. El Barça en números rojos despedirá a Messi en junio. El Real Madrid pagando un estadio y fichas millonarias, se quitará de en medio a Sergio Ramos en verano. Y esos vacíos solo los pueden llenar Haaland o Mbappé. Por dinero y por estrategia deportiva. Los fichajes de estos dos jugadores necesitan de una remodelación profunda de los dos grandes clubes españoles. Una manera diferente de entender el fútbol porque ni el francés ni el inglés llegarían a un club ganador donde tendrían que aclimatarse. Aterrizarían en equipos con más pasado que presente necesitados de volver a luchar por la gloria en Europa.
El Real Madrid se planificó hace años para ponerse en manos de Vinicius, Rodrygo o Renier. Jóvenes promesas que no habían ganado nada y la camiseta blanca les pesó toneladas. Zidane no ayudó a inyectarles ese ADN blanco y el resto de los compañeros bastante tenían con sujetar a un equipo sin rumbo. Florentino Pérez no tiene un timón deportivo. Hace y deshace a su antojo. Algunos dirán que ahí están las cuatro Champions y otros dirán que el equipo de esta temporada da pena por su falta de estrategia. Fichó a Hazard por la presión popular. Una millonada en un jugador contrastado. Un goleador de la élite del fútbol europeo. Una joya para añadir a una plantilla repleta de piedras preciosas. Pero no hay un artesano que sepa manipular tanta calidad. Lopetegui, Solari y Zidane han sido los últimos trabajadores del banquillo. Estilos diferentes o sin estilo. Jugadores enfrentados a un nuevo mando. Y a Hazard nadie le echaba cuentas. Luego las lesiones, la forma, la cabeza… todo.
La llegada de Mbappé o de Haaland al Real Madrid tendrían que llegar acompañadas de una reforma a fondo de la plantilla y del fútbol. Elegir a un nuevo entrenador o liberar a Zidane de esa vieja guardia que le tiene endeudado. Trabajar en un estilo e insistir en él. No se trata de hacer un desembolso de ese calibre para tener contento al socio. O a LaLiga que ve atemorizada como Messi dejará España y el producto seguirá cayendo en picado mientras la Superliga pasa de la barra de bar a la mesa del restaurante.
Podemos fantasear con la llegada de Mbappé al Barça. O con que Haaland será el goleador del club azulgrana por muchos años. El nuevo presidente se sentará antes con los bancos que con la plantilla. Pedirá un crédito antes de mirar a Messi a la cara. Y conseguirá liquidez. Si no retiene a Messi, tendrá que fichar. Si no ficha tendrá que explicar al soçi que el futuro es muy incierto y que se alegren de levantar la Copa Catalunya, si la ganan.
Pero si el pelotazo electoral llega, la máquina azulgrana estará mejor engrasada que la del Real Madrid. Los blancos tienden a ese conservadurismo social y deportivo. A mirar raro a lo que llega de fuera. El Barça, no. Integrarán a quien llegue y se pondrán a sus órdenes si su referente argentino se va. Hasta Griezmann puede brillar después de tantos años con vida de funcionario. Pero los sueños del Barcelona pasan por tener un presidente y consolidar un proyecto de supervivencia. Nada más.
Los ecosistemas actuales de Mbappé y Haaland son perfectos. Quién sabe cómo será su rendimiento cuando salgan de sus clubes y se jueguen sus goles y sus regates en España o en Inglaterra. Lo que podemos dar por seguro es que Real Madrid y Barcelona no están para tirar la casa por la ventana porque antes tienen que adecentar su casa. El fútbol español ya no reina en Europa.
