Hakan Bilgin, director de Médicos del Mundo en Turquía, cuenta en los micrófonos del programa “De cara al mundo” en Onda Madrid cómo está viviendo la organización que dirige la situación de Turquía y Siria tras los terremotos

Médicos del Mundo en Turquía y Siria: las secuelas del terremoto durarán, al menos, cinco años

Los terremotos que sacudieron Turquía y Siria el pasado 6 de febrero han dejado más de 50.000 muertos y una situación cuya recuperación será tan lenta como compleja. Para entender cómo se está llevando a cabo y cómo organizaciones como Médicos del Mundo están contribuyendo en este contexto, Hakan Bilgin, director de la organización, cuenta cómo está siendo el proceso en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid.

¿Qué se va a encontrar? ¿Qué espera?

Bueno, yo creo que las cosas no van a cambiar mucho en el sentido de que vamos a seguir el trabajo que hemos empezado con nuestros equipos. Para darle un poquito un historial de quien somos, Médicos del Mundo Turquía, estamos en la zona, y en Antakya tenemos una oficina desde hace más de 10 años, desde que empezó la guerra civil, y en la primavera árabe que todo el mundo ha olvidado hace mucho tiempo. Pero nosotros estamos ahí, estamos en la zona de Idlib y Afrin desde que empezó la guerra y por eso tenemos una presencia importante en Antakya con una oficina que gestionaba todas las actividades humanitarias y de salud, por supuesto, porque Médicos del Mundo Turquía, nos enfocamos en todo lo que es salud. Y con el terremoto, pues lo que pasó es que fuimos también tocados porque los equipos que tenemos viven en Antakya, y estaban ocupados con sus familiares, sus amigos, su gente. Nosotros hemos perdido gente de nuestros equipos, colegas, fue muy difícil. Es un poquito la imagen de la dificultad y del impacto del terremoto. Es que era tan importante que era muy difícil tener una reacción planificada, porque en el papel sí que hay planes de intervención, si hay un terremoto. Pero cuando tenéis a todos los servicios que están destruidos o que la gente que necesita dar estos apoyos y estos servicios, se han muerto o están intentando salvar vidas, a personas de su propia familia, y que los aeropuertos están cerrados, las carreteras están cerradas, pues es muy difícil. Nosotros hemos visto a mucha gente llorando en frente del edificio, donde esperaban sacar a familiares. Y lógicamente esperan que tú llegues con 20 personas cualificadas, que saben lo que están haciendo, con la maquinaria, con médicos, para salvar a gente, pero estamos hablando de dos o tres mil edificios. 

¿Habrá tiempo para pedir, exigir responsabilidades, o eso hay que hacerlo ya de cómo ha habido edificios que han colapsado y otros no han colapsado?

En Médicos del Mundo nos enfocamos en la intervención humanitaria y la intervención médica y de rescate los primeros días. No es en nuestra especialidad de presumir sobre cómo los edificios se han hecho. Pero lo que hemos visto es que sí, la mayoría de los edificios que cayeron son edificios que tienen más de 30 años. La gran mayoría y eso es un factor importante. Luego el resto se han caído por las réplicas. Muchas veces nos es difícil de entender. Hoy hay un terremoto de 7.8 de un minuto y luego para. Ahí es lo que ha pasado, es que sí 7.8 y luego todo el resto. Sigue hoy y sigue y sigue y sigue, y eso hace muy difícil que cualquier edificio pueda sostener unos daños tan importantes. En el día a día, nosotros dormíamos en los coches fuera.

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Eso le iba a preguntar. Usted que ha estado allí, que ha estado trabajando, que ha estado intentando salvar vidas atendiendo a los supervivientes. Yo personalmente he sufrido tres terremotos fuertes, uno en México, otro en Los Ángeles y otro en Costa Rica y es una sensación de vulnerabilidad, de debilidad e impotencia… Es algo que no se puede controlar y que te coloca yo creo como un ser humano en manos de la naturaleza. Y bueno, que sea lo que Dios quiera, ¿No?

Yo pienso que es la fragilidad de la vida. Nos damos cuenta de hasta qué punto la vida es frágil. Mira, yo estoy en el mundo humanitario desde hace 30 años. He visto guerras, guerras civiles, terremotos y tsunamis. He visto el terremoto en Turquía en el 99, en Haití, en Turquía otra vez y ahora otra vez en Turquía porque hace 2 años hemos tenido unos terremotos en Izmir. Eran mucho más pequeñas, quiero decir, pero te desnuda como ser humano. Es que estás en una situación donde realmente no tienes la capacidad de procesar lo que ves y lo que vives en el momento. Es todo es tan absurdo.

Y tan demoledor y devastador, porque es la destrucción es la tragedia, es el dolor, es la muerte, ¿No? En pocos segundos.

Sí, sí, más que el dolor es la desesperación de la gente. Es que yo pienso que la gente, el dolor… El dolor se hace algo normal. Es decir, todo el mundo tiene, todos sufrimos. Pero la incapacidad de poder hacer algo es lo más difícil. Estás enfrente del edificio donde vivías y sabes que dentro están miembros de tu familia. Pero no, es que no puedes hacer nada. La impotencia es terrorífica. 

Por eso, cuando los equipos de rescate logran salvar alguna vida, es una sensación, yo creo que de gran fervor y de gran ilusión porque bueno, un trabajo ímprobo por lo menos ha conseguido salvar algunas vidas, incluso después de muchos días en trabajo de los escombros.

Yo quiero saludar aquí, a los amigos de SAMU de Sevilla, que han venido un equipo extraordinario que ha venido con un perro y profesionales súper bien preparados, para ayudarnos los primeros días a intentar rescatar y salvar vidas. Y de verdad que cada vez que iban a un sitio, que los llevábamos con nosotros, y que salían de ahí sin nada… Tú los ves también, la tristeza. Es tan difícil. Pero siguen, no salen de ahí, entran, ponen sus vidas en riesgo e intentan hacer algo, pero salen de ahí sin nada o han visto lo peor, y es súper difícil, nadie está preparado, realmente, para ver lo que hemos visto ahí. He visto cosas para las que nadie estaba preparado. No es que no esperábamos que haya un terremoto o no, pero nadie esperaba que vayas a tener en once ciudades en una región en el mismo tiempo un terremoto de esta amplitud. Mucha gente que dice que sí, que sabíamos que iba a pasar, pero eso se dice desde hace 50 años. 

¿Qué necesitan ustedes? La solidaridad internacional, entiendo que no debe cesar, porque, ahora mismo, ustedes necesitan muchas cosas para la reconstrucción.

Yo pienso que hemos recibido mucho y espero que sigamos recibiendo mucho, pero quiero dar las gracias a toda la gente que realmente se ha desvivido para ayudar, por parte de todos los países. De España, de Francia, de Alemania, de Estados Unidos, de Japón… Hemos visto algo extraordinario y eso es la parte bonita también. Realmente cada uno intenta hacer algo, intenta llevar algo para crear una diferencia, lo que sea. Así que hoy lo que necesitamos es profesionales de la salud. Necesitamos profesionales que puedan venir y trabajar. Porque esto no es un tema de un mes, dos meses o seis meses, ahí vamos a tener trabajo por al menos los cinco años que vienen, con gente cualificada. Hay mucha gente que admiro que han venido para ayudar, y los primeros días hemos visto a mucha gente en la ciudad, mucha, muchísima, que han venido, han llevado cosas, y eso ha creado también un caos, porque tú no puedes llevar cientos de camiones a un lugar donde toda la infraestructura ha desaparecido y luego decir que no está organizado. Y de eso no hablamos. Yo creo que es importante también cuando estabais diciendo que la responsabilidad sigue, hay que hablar de responsabilidades, todo eso es normal, hay que hacerlo, es sano hacerlo. Pero hay que ser justo también. Cuando analizamos lo que ha ocurrido, lo que está pasando, yo he visto a mucha gente que venía de otro país, de otra ciudad, con un camión lleno de comida o lo que sea, van tres días por todos los lados y luego dejaban todo en una esquina y se lo llevaban. Y ahora necesitamos una intervención de profesionales que van a venir, que van a quedarse un tiempo. A esta gente hay que darle todos los medios posibles para que puedan hacer su trabajo y que beneficie a la gente que lo necesita.

En Turquía y en Siria, porque en Siria la situación política complica un poco más todo esto, ¿No?

En Siria, nosotros tenemos nuestras clínicas, como he dicho, en Idlib y en Afrin. Hemos montado ahora una clínica, un hospital de campaña, que tienen la capacidad de poder asumir las necesidades de un hospital de ochenta camas. Y estamos ahí en Jindires con este hospital y es importante que la gente entienda también que las necesidades que hay dentro de Siria no se pueden comparar con lo que está pasando en Turquía, porque en Siria no hay edificios tan altos, no hay una infraestructura tan pesada y el terremoto fue mucho más importante que lo que ha pasado en Turquía. El problema en Siria es que no hay ninguna infraestructura médica, hospitales, médicos o doctores para poder ayudar a la gente que tiene necesidades, las más importantes o las mínimas, y eso pone una presión increíble sobre los pocos servicios que existen. Y lo que vemos es que el problema que tenemos dentro de Siria hoy es ese.

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